Capítulo 1 Una decisión que me cambiara vida

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El tren de aterrizaje choca con el pavimento de la pista de aterrizaje dando a entender a los pasajeros que acaban de llegar a su destino. Muchos están despiertos y otros adormilados por las horas del viaje. Sin embargo, hay una mujer que está a la expectativa porque ella viene huyendo de su pasado, un pasado que solo quiere olvidar. No porque le haya hecho daño, sino porque su amor nunca fue correspondido.

Un amor que nació desde la adolescencia.

Desde el momento que lo vio llegar a su mansión se enamoró de él. Sus ojos tan negros como una noche sin estrellas, los amo al instante. De aquellos labios que se muerde cuando algo no le gustaba o le preocupaba, ella los adoraba en silencio. O en la forma que se rascaba la barba para opinar su desacuerdo en el asunto que tratan, ella lo veneró. Ella a sus veinte años se enamoró de su escolta.

El murmullo de los pasajeros que comienzan a buscar sus pertenencias y el movimiento de las puertas presurizadas que indican que ya se pueden levantar de sus sillas la sacan de sus tristes pensamientos y confirman su llegada a su nuevo hogar.

Los ojos café miran por la ventanilla y dejan escapar un largo suspiro. No pensó que el clima estuviera tan frío en la ciudad de Roma.

— ¡Por fin hemos llegado! — dice el hombre que mira con codicia a la hermosa castaña de ojos café y pestañas espesas— ¿Podemos vernos más tarde?

Ella le sonríe escuetamente y pestañea con mucha gracia. Luego levanta la mano y muestra su anillo de boda.

—Por supuesto— le dice sin dejar de mirarlo. Ella odia a los hombre como él, que solo ven a las mujeres como objetos sexuales o como marcas en su gran muro de conquistas — mi esposo estará complacido de conocerte. Él es escolta y le encantará saber que durante todo el viaje te la pasaste coqueteando e invitándome a salir.

El hombre enrojeció al oírla y tragó con fuerza.

—Lo siento, pero cuando me dijiste que eras casada pensé que solo era una broma o que me lo decías para sacarme del juego — dijo el hombre que tomó su maletín y una chaqueta.

—No, siempre te dije que no me interesa tener esa clase de amigos en viajes de trabajo — le sonrió y se cruzó de piernas— pero no me quisiste escuchar.

— ¡Bueno, adiós! — dijo y salió como si lo estuvieran persiguiendo.

La mujer resopló molesta. El viaje fue corto, pero con ese hombre se le hizo insufrible.

—Bueno – volvió a respirar profundo y dejar escapar el aire de su pulmones— vamos a iniciar mi nueva vida.

Se levantó y tomó su bolso y el maletín de sus documentos de su nueva empresa de tecnología que comenzaría a administrar em Roma. Era administradora de empresas y con varias especializaciones en negocios internacionales, pero nunca había ejercido. Ella se había dedicado a cuidar de su padre, pero debido a varias situaciones que se le presentaron decidió salir del nido e iniciar su nueva vida y carrera.

Bajó las escalinatas con elegancia y se dirigió al pasillo de pasajeros y llegó hasta donde estaba una chica de cabellos cortos que al verla le sonrió y al mismo tiempo levantó la mano para hacerse ver.

— ¡Señora Martí! — la llamó emocionada.

Elvira Brown Martí llegó delante de la joven con la cara dura.

—Por favor deja de gritar— le dijo con una voz ronca. Estaba decidida a ser una mujer diferente. La dulce, amable y sobre todo protegida chica del pasado se había quedado en Venecia. Ahora era empresaria y dura en negocios internacionales.

—Lo siento— dijo la joven sin dejar la sonrisa en su rostro— aquí está el auto y esta es la llave de su penthouse.

Elvira tomó lo que le entregaba la joven.

Amor y Destino 2Where stories live. Discover now