Capítulo 4

166 11 0
                                    

- ¿Acaso pensaba en esto?. Dijo y sin más, la tomó de la cintura atrayendola más hacia su cuerpo, besándola y tocando con lujuria las caderas de Eris, llevándola poco a poco hacia la cama.

Ella no sabia como reaccionar, simplemente se estaba dejando llevar por el momento, su cuerpo comenzaba a arder y poco a poco se perdia entre los besos del castaño.

Por su parte, Lucerys, bajaba cada vez más, besando el delicado cuello de la joven, dejando leves marcas rojas a su paso.

- Lu....Luke, esto...por favor para ya. Dijó con dificultad la mujer, pero el menor solo la miro por un momento y sonrió divertido, subiendo nuevamente a sus labios, para seguir besándola, bajando su mano poco a poco a la feminidad de la joven.
- N...no, ¿qué es lo que haces?, por favor, no...no toques ahí.
- Mi querida tía, ¿estas segura de eso?.
- ¡Por supuesto que lo estoy!. Respondió rápidamente la joven, apartando la mano de chico, provocando que éste tomara su mano con fuerza.
- Ahh~Eris. Soltó un suave gemido a su oído.
Eris al escucharlo, sintió una sensación extraña.
- Tía, por favor ayúdame con esto, siento que va a explotar, me duele... Decia con los ojos llorosos Lucerys, con una expresión seductora en su rostro.
- Yo....
- Por favor...
Eris dudó por un instante, pero pronto se negó y salió de ahí, dejando a Lucerys con un problema que arreglar.
- Que manipulador, pero que ni crea que es tan fácil manipularme a mí. Decia Eris roja y algo agitada.
- Princesa Eris. Se escuchó una voz conocida detrás de ella.
- ¡Aegon!. Se exaltó la menor.
- Tú....¿acabas de salir de la habitación del príncipe Lucerys? Acaso ustedes....
- N....no es lo que piensa mi príncipe, solo me pidió que le ayudara con sus heridas ocasionadas en su entrenamiento de hoy.
- En ese caso ¿No era más fácil llamar a un maestre?.
- No lo sé.
- Se ve que no pierdes el tiempo hermana, el pequeño Lucerys ahora ya fue tomado por ti. Dijó con una sonrisa observando las marcas de su cuello, ocasionando que Eris las tratara de cubrir con su mano, estando cada vez más avergonzada.
- ¡Por favor! ¿Por qué tratas de ocultarlas, de igual forma ya las vi.
- Le pido que me disculpe príncipe Aegon, pero me tengo que ir, ¡hasta pronto!, lo veo en la cena de hoy. Dijó y finalmente se fue.

Más tarde en la cena.

Eris por suerte había logrado encontrar un vestido de cuello alto de color negro.

Su cabello fue peinado con hermosas trenzas, además de que de su cuello colgaba un hermoso collar de acero valyrio con una gema preciosa de un color rojo brillante, esa noche sin duda se veía hermosa y ella lo sabía.

- Te ves realmente hermosa Tía. Sonrío Lucerys de manera linda y atenta.
- Te lo agradezco Lucerys. Agradeció y devolvió la sonrisa.
- ¡Bien! ¡Muy bien!, me alegra ver que se están llevando bien con la princesa Eris. Habló el rey con una sonrisa, alegre de ver a su familia unida.
- Asi es su majestad, le agradezco que me permitiera convivir con mi familia. Habló Eris y en ese momento, ser Criston soltó una pequeña risita, tal vez algunos no lo notaron, pero sin duda Eris lo notó.
¡Ya te había olvidado ser Criston! No te preocupes, que no me quede en este mundo por nada, si voy a estar aquí, me encargaré de quitar la mala hierva de este castillo. Pensaba la mujer con una expresión seria, dirigiendo su mirada hacia ser Criston.
- No hay porque agradecer, me alegro de que se halla podido integrar bien.
Luego de eso, comenzaron a comer la cena.
- Dime sobrino ¿Cuándo se celebrará tu boda con Rhaena Targaryen?. Preguntó con una sonrisa cínica Aemond.
- Sobre eso.....
Luke en ese momento volteó a ver a Eris, quien solo se mantenía callada mientras comía, y luego miró a Rhaena, quien solo le dirigió una linda y hermosa sonrisa.
- La fecha para la boda aun no es fija, por lo que aun estamos pensando en una fecha adecuada para la boda de mi hijo. Habló la mujer de cabellos plateados, dándole una pequeña sonrisa y un guiño a Lucerys, haciendo que este soltara un pequeño suspiro de alivio.
Lo único bueno de haber llegado aquí es que la comida es deliciosa y me tratan muy bien. Pensaba Eris mientras comía.
Saliendo del gran salón, Eris se encontró con ser Criston, quien al parecer la estaba esperando en un rincón algo oscuro.
- Princesa Eris.
- Ser Criston, ¿qué hace en ese rincón tan oscuro?.
- La estaba esperando Princesa, quisiera, que me pudiera acompañar a una caminata nocturna, si no le molesta claro. Sonrió de manera amable el caballero.
- ¡Por supuesto! No tengo nada más que hacer, así que será un placer. Dijo devolviendo la sonrisa Eris.

- Princesa Eris, usted de verdad que es muy bella, y me pregunto, ¿Cómo es que pudo seguir siendo casta y pura en un lugar tan lacivo como lo es un burdel?....
- Bueno, pues a decir verdad, mi madre era muy protectora y nunca me dejó salir cuando ella trabajaba, por lo que nunca vi a ningun hombre ni ellos a mi.
Por supuesto que es mentira, no se como era esa mujer en absoluto, mucho menos sabia como trataba a esta chica antes. Pensó Eris al decir todo eso.
- Entiendo....y perdone si la he ofendido con tal pregunta.
- No se preocupe ser Criston, es normal sentir curiosidad.
- Se lo agradezco Princesa.
- Bueno ser Criston, lo dejo, porque al parecer estoy enfermando un poco, creo que el estar cerca de alimañas asquerosas me esta haciendo mal. Dijo la menor, haciendo que le hirviera la sangre al supuesto caballero.
- Usted....cómo se atreve... En ese momento, ser Criston tomo de la muñeca a la joven, atrallendola hacia el oscuro bosque fuera del palacio.
- ¡Ser Criston! ¡Suelteme! ¡Que me suelte le he dicho!.
- ¡No lo haré!.
- Duele, ¡ya suelteme por favor!.
Sin importar cuanto se quejara, ser Criston no la soltaba, finalmente cuando se alejaron lo suficiente, él la arrojó al suelo, sujetando sus manos con una de las suyas, mientras que con la otra mano, desgarraba aquel hermoso vestido, dejando al descubierto el pecho de la joven, al igual que su cuello, mostrando las marcas que Lucerys habia dejado, provocando una risa burlona de parte del mayor.
- Sabia que no eras tan pura y casta como decías ser, ahora, te daré una lección que hará que nunca más me vuelvas a faltar al respeto, después de todo no eres más que la hija de una Puta, ¡¿Me oíste?!. Luego de decir eso, se quitó su armadura y ató las manos de Eris con una soga que cargaba con sigo, poco después de eso, comenzó a estimular su miembro y al ya estar listo, primero lo frotó entre las piernas de la joven, para después tomar con fuerza su barbilla y tratar de besarla.
- Hasta crees maldito pervertido, a mi no me vas a besar ni aunque lo intentes. Dijo al lograr apartarse del beso.
- ¡¿Qué?! ¿Acaso herí tu orgullo y después de esto irás a llorarle a tu reinita para que se vengue por ti? JAJJAJJA, ¡No eres más que un cobarde sin honor!. Gritó con fuerza, ocasionando que un fuerte golpe se dirigiera hacia ella, su mejilla había comenzado a hincharse pero no importaba, ahora lo importante era huir de ahí.
- ¡Maldito estúpido!. Volvió a gritar y ahora pateó los genitales del mayor, ocasionando que se apartara a causa del dolor inmenso que sentía, Eris de inmediato se levantó y aprovechó para tomar la espada del suelo y así poder liberarse de la soga en sus manos.
En cuanto lo hizo, corrió lo más fuerte que pudo, pero poco después ser Criston la alcanzó.
- Te haré pagar por ese golpe ¡¿escuchaste?!. Gritó el hombre, haciendo que Eris se asustara un poco, sus muñecas ahora estaban algo hinchadas por lo fuerte que el hombre las apretaba.
- Ahora mejor abre las piernas para mí. Dijó y alzó a la mujer contra un árbol, golpeándola en la espalda y subiendo sus piernas.
- Créeme, te follare hasta el cansancio perra.
Al principio ser Criston solo le iba a dar un susto, no iba a hacerle nada, pero ahora, ya que estaban ahí, la joven ya lo había provocado lo suficiente para estar totalmente enfadado.
- ¡Ser Criston! ¡¿Qué mierda es lo que hace?!.
Llegó Aemond junto a Lucerys, quienes observaron la escena furiosos.
- Príncipe, no es....
- ¿No es lo que parece? Claramente te escuchamos decir que te la follarías y aun así ¿te atreves a mentirnos?. Habló Lucerys ahora.
Eris en ese momento golpeó al hombre con una roca a un costado de la cabeza, juntando toda su fuerza en ese golpe, logrando escapar de él y acercándose a Lucerys y Aemond con los ojos cristalinos, llorosos por lo que acababa de ocurrir.
- Tranquila Eris, ya estamos aquí. Dijeron al unísono ambos chicos y sacaron sus espadas, amenazando la vida de Ser Cole.
- Príncipe, le ruego que me perdone, yo solo.....
- No existe el perdón para una vil alimaña como tú. Dijó Aemond y seguido, ambos chicos atravesaron el cuerpo del caballero con sus espadas, uno en el corazón y el otro atravesó su cabeza, partiéndose por la mitad y así cayendo finalmente al suelo con una parte de su cabeza desprendida de su cuerpo.
Para cuando llegaron los demás, la sangre de ser Criston ya estaba regaba por todo alrededor de su cuerpo sin vida.
Eris por su parte, ya se había ido a sus aposentos, no podía dejar de pensar en lo que ser Criston estuvo a punto de hacerle, sentía asco por aquel hombre, quien por suerte ya se encontraba muerto.
Maldito idiota ¿Crees que iría contigo sin saber lo que podría pasar?. Pensó Eris al recordar lo que había hecho momentos antes de su encuentro con Ser Criston.

Una reencarnación inesperada "HOUSE OF THE DRAGON"Where stories live. Discover now