SIETE

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Kim Taehyung... Desde la primera vez que lo conocí a los 14 años parecía ser un chico débil, pero con un fuerte carácter. Uno de los pocos que no temía meterse conmigo.

De hecho creo que tiene un don para meterse en mi cuerpo y mente sólo para joderme. Pero antes de que llegue a la parte donde soy completamente un maldito con él, déjame retroceder un poco y recordar la parte más patética de mi vida, no buscando compasión o algo por el estilo, más bien para dejarle ver los sucesos de mi infancia que forjó el carácter que hoy tengo.

Nací un primero de septiembre, soy hijo único y agradezco al señor que fuera así porque a pesar de que con mis padres nos veíamos como una familia feliz, todo era una mentira. Las apariencias y todo lo que creía cayeron por su propio peso. Entre más subes, peor es la caída dicen. Fue así cuando a mis 10 años cayó la ilusión de la casita perfecta que creíamos tener.

Ver la realidad de mi vida no fue lo que en realidad me afectó, más bien me odié no haberlo notado antes. Siempre había notado las actitudes algo bipolares y extrañas de mis padres y creía que era algo normal, luego comprendí que eran las drogas sus demonios y los míos.

Cerrando los ojos, podía recordar las peleas de mis padres que creían estar siendo silenciosos durante las noches, las veces que mi madre se encerraba en el baño mientras oía cómo tosía de forma áspera creyendo que estaba enferma. Otras veces encontraba a mi padre tirado en el sofá inconsciente o con los ojos perdidos. Las mentiras que ellos me decían ahora me hacían sentir avergonzado.

¿Realmente me creí todo eso? ¿Cómo es que me dejé engañar tan fácil?

No estábamos ni cerca de ser una familia feliz y unida que yo tontamente creía, por esa razón me avergüenzo del chico que era antes cuando lloré al ver cómo mi tía me alejaba de mis padres o como yo esperaba que ellos se disculparan conmigo.

Nada de eso pasó, terminé viviendo con mi tía y su familia mientras esperaba que mis padres volvieran por mí. Casi todos los fines de semana ellos venían para visitarme, pero luego del tercer mes ya no los volví a ver. No supe nada de ellos y mi tía tampoco tenía intenciones de hablar de sus paraderos (es lo mejor, tampoco quería saber). Y aunque tenía una buena intención conmigo, también comencé a ser el ingreso de sus problemas.

Supongo que siempre he sido un problema para la gente.

Y el único método que encontré para soportar el abandono, el rechazo y el peso de ser una carga fue el uso de la violencia. Quien sea que se burlaba, terminaba llorando y eso incluía a mis tontos primos. No necesitaba a mis padres o tener una familia para protegerme, me tenía a mí mismo y ya para mis 14 años yo era todo un matón y no me apenaba serlo.

Si alguien se atrevía a burlarse de mi situación simplemente terminaba golpeado y entre todas mis peleas, una de ellas conocí al señor Kim. Un hombre intimidante, de pocas palabras y de un carácter inquebrantable.

Fue casi la única persona que me tendió su mano a un chico que en ese entonces sólo veía la vida de un sólo color.

Él se volvió la única figura parental a mis 14 solitarios años y a la cuál me aferré. Podía ver el rostro lleno de orgullo y emoción cuando demostré mí habilidad en el boxeo a pesar de no tener un leve conocimiento de ello,  aprendí rápidamente los fundamentos y las reglas demostrando mi talento.

Y a pesar de lo mucho que me esforzaba, los ojos del señor Kim siempre se desviaban a una esquina donde un chico de mí misma edad nos miraba con rencor. Kim Taehyung; el hijo del señor Kim.

Era un chico escuálido, débil y muy llorón. Cuando el señor Kim nos entrenaba, él siempre se rendía cuando caía o ya no aguantaba más. Eso generaba el enojo de su padre y el mío al ver como no se esforzaba, como prefería rendirse y salir lastimado que pelear.

⏤͟͟͞͞  LOOK AT US NOW ✔Where stories live. Discover now