- CAPÍTULO 5: La mejor noche. -

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Amelia lo sintió con el choque de sus labios.

Era un magnetismo increíble, se sentía como si el roce la hubiese llevado a otro universo en el que sólo existían ellos y la forma en la que sus pieles prometían demostrarse la pasión que sentían.

Aunque William sí que sabía lo peligroso que podía ser un beso, ella no.

Pero por suerte, lo supo en ese instante.

Will dejó caer la toalla por inercia y rodeó la cintura de ella con sus brazos.

Su instinto gritaba con desenfreno que necesitaba tenerla cerca, mucho más cerca.

Por su parte, ella no sabía qué hacer.

Se quedó quietecita, dispuesta a aprender en manos de William Kingston III lo que se sentía convertirse en mujer.

Cuando él la acercó, ella soltó un jadeo contra sus labios y eso sirvió para que él saboreara su boca.

La lengua de Will dentro de su boca, hizo que Amelia sintiera cómo sus pezones se erizaban.

Él soltó un gemido de puro placer y subió su mano para acariciar la mejilla de Amelia, sin interrumpir el beso.

El calor de la mano de él en su mejilla, hizo que un fuego desconocido se paseara por el interior de su útero.

Amelia se sentía en un despertar carnal que, aunque no entendía, planeaba disfrutarlo.

Justo cuando sintió que las cosas comenzaron a aumentar de temperatura, él la soltó.

Se alejó rompiendo el beso.

—Espera, Amelia. —dijo él intentando recuperar el aliento que había perdido durante el beso.

Ella quiso quejarse por la interrupción, pero sólo pudo respirar profundo, intentando llenar de aire sus pulmones. —No podemos hacer esto. —soltó él finalmente.

—¿Qué?—preguntó ella indignada.

¿Acaso no se sentía totalmente enloquecido de pasión?

Justo en ese instante ella sintió cómo cierta humedad salía de su interior y humedecía sus bragas... Lo que la indignó aun más.

¡Hasta se había mojado, como lo hacían las protagonistas de las historias!

¿Cómo demonios él podía decirle eso después de semejante beso?

—Está mal. No puedes besarme estando en esa situación... Tan sexy y... ¡No puedes besarme así, y responder a mi beso así, esperando que no salte sobre tí! —gruñó él desesperado, saliendo despavorido hacia la habitación.

—¡Estoy muy... Por tí! ¿Qué es lo que no entiendes? ¡Soy consciente de esto y lo quiero! ¡Quiero tus manos y tu...! —gritó ella sintiéndose al borde del llanto mientras lo seguía.

¿Algo podía ser peor que una mujer rechazada?

—Es que no lo entiendes, princesa. Una vez que te toque... Una vez que empiece, no creo que sea capaz de detenerme. —admitió él sintiéndose derrotado. —¿Estás preparada para eso? —preguntó mirándola a los ojos.

Amelia se quedó un poco pasmada ante esas palabras.

Estaba más que preparada para perder su tarjeta V... De lo que no estaba segura era de poder superar a a William una vez que ese momento breve de lujuria terminara.

Ella tenía claro que él no era un hombre de más de una noche.

Tenía claro que, una vez que todo terminara, ella sólo se quedaría las experiencias y momentos compartidos.

Una Historia para NavidadWhere stories live. Discover now