Capítulo 14

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Una vez en mi habitación, mi hermana y yo cerramos la puerta para charlar.

- ¿Que haré con esto? - dije enseñándole la camiseta a mi hermana.

- Tirarla a la basura - se sentó a mi lado encima de la cama.

- Christin - le miré con odio causando su risa. - Papá y mamá me van a matar - me dejé caer hacia atrás cubriendo mi cara con ella.

- ¡Me pido tu dormitorio!

Esta niña se estaba ganando una buena colleja.

- Ve a la lavandería. – sugirió.

- No puedo pagarla. – respondí.

- Lynn, tienes dos trabajos, ¿cómo no vas a poder pagarlo?

- Aún no he cobrado y lo anterior se lo tuve que dar a mamá y papá para una deuda. Además, esta camisa es de calidad, no va a ser barato limpiarla.

Y más aun siendo manchas de sangre....

Ella suspiró.

- Métete a prostituta. – soltó.

- ¿Te gusta que te peque? - dije asombrada por su capacidad de molestarme, pero esto solo le causó gracia.

- Ponte otra camiseta blanca hasta que puedas llevar esa a la tintorería. Mamá tiene muchas, si coges una no creo que se dé cuenta.

Era lo más lógico que había dicho en toda la tarde.

- Me has sorprendido hermanita - revoloteé sus pelos haciéndola gruñir mientras se volvía a peinar con la mano.

Rápidamente me colé en la habitación de mis padres y busqué la camiseta que más se pareciera. Para mi suerte, había una prácticamente igual, la única diferencia es que el blanco de la camiseta de mi madre era un par de tonos más oscura que la original, pero solo tendría que aguantar con ella unos días hasta que me dieran la paga de la cafetería y de la gasolinera.

Hice de mi camisa una bola y la escondí en una esquina de mi armario para que mi madre no la encontrara. Puse la "nueva" junto con mi uniforme para usarla mañana.

- Listo - dije para mí misma.

Tras eso, fui a la cafetería con mi amiga, a trabajar. Le expliqué todo lo sucedido mientras preparábamos pasteles para reponer los que faltaban. Su cara de asombro era más que obvia.

- ¿Es enserio? ¡Parece una película!

- Yo a veces no se si estoy despierta o muerta, porque no es normal nada de lo que pasa allí.

- Me alegra que al final aceptases ir allí. Perdona por haberme puesto así los otros días. – se disculpó.

- No te preocupes - sonreí y ella me devolvió la sonrisa junto con un dedo manchado de nata en mi cara.

Fue así como la guerra de nata comenzó.

Hasta aquí el capítulo de hoy ¡Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!

¡Muchas gracias por todo el apoyo! ¡Nos vemos en otras historias!

AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.

EDITORIAL: Ediciones Arcanas.

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♡¡Hasta pronto!♡

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