◖Capítulo 3◗

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...En el almuerzo de bienvenida...

Durante el almuerzo el príncipe Jacaerys se mantuvo en un profundo silencio, su mirada estaba perdida en la nada, los dedos de su diestra extendidos sobre la mesa jugueteaban los cubiertos moviéndolos de un lado a otro sin prestar atención a la deliciosa comida que estaba frente a él. Las personas a su alrededor parecían estar perdidas en los sabores puesto que no pronunciaban palabra alguna, los sonidos de sus masticadas, cómo sus dientes chocaban contra el cristal de las copas, así como el sonar de las puntas del tenedor sobre los platos de metal estaban desquiciándolo completamente, quería salir de ahí lo más rápido posible, sus hormonas estaban al tope ya que lo único que se encontraba en sus pensamientos era estar en los brazos de su tan perfecto amante. Sentía como el calor le quemaba lo más profundo de sus entrañas.

El muchacho para distraerse estiró la diestra para tomar una pequeña cereza que caía del gran platón del postre; la llevó a sus labios mordiéndola con suavidad llenando su paladar con el sabor agridulce de ésta, se relamió sus labios recordando la boca de su amante el cual siempre bebía licor del mismo fruto antes y después de cada encuentro, una tímida línea del dulce néctar recorrió sus comisuras lamiéndola de inmediato imaginando que eran los labios del más alto. Cerró los ojos llenándose de recuerdos eróticos provocando que todo en él se erizara al grado de tener que cruzar las piernas para evitar ojos curiosos sobre él, se estremecía con cada imagen de su cuerpo siendo casi imposible de controlarse. Era un gran secreto el amorío que tenía con uno de sus tíos, nadie podía saberlo pues su reputación como heredero al trono podía ser discutida eso sin contar las mil explicaciones que tenía que dar a sus padres; ansiaba que la tarde llegara para correr nuevamente al lugar donde sería esperado con ansias solo para dar rienda suelta a la pasión desmedida que les caracterizaba. La voz de su madre le sacó del trance de la pasión.

—Jace no has tocado tu platillo y ya estás comiéndote el postre — reclamó su madre.

El castaño regresó a la realidad desde la profundidad de sus pensamientos —Lo siento, su alteza, es demasiado delicioso como para no darle un probada antes de tiempo —terminó de meter la pequeña fruta a su boca terminando de saborearla.

Los invitados Alicent y su hijo Aegon hicieron acto de aparición para después acompañar a todos a la mesa, la atención de Lucerys anhelaba estar sobre el mayor más tenía que ocultar sus verdaderas intenciones, ahora todo su ser pertenecía a los dioses. La noticia del compromiso fue revelada causando todo tipo de reacciones, sin embargo, quien mantuvo la compostura mostrando una expresión neutra pese a que la sangre le hervía era Jacaerys. No se sentía mal porque fuese el gran amor de su hermano menor sino porque eso interferiría con sus tardes apasionadas con Aemond, especialmente porque ambos platinados eran hermanos directos.

Fingió una sonrisa al ponerse de pie, elevó su copa mirando a su ahora prometido quien lucía perdidamente enamorado de él. Cuando Luke le comentó sobre su situación y decisión, Jace no creyó ni por un segundo que ese compromiso se fuese a realizar, pensó que solo era un berrinche, un capricho ante sus constantes rechazos, desplantes y uno que otro coqueteo inocente. Fácilmente podría deshacerse de ese compromiso, sin embargo, Otto Hightower orgulloso abuelo de su ahora prometido había cedido totalmente las posesiones de Antigua a su primer nieto en conjunto con su ejército y una gran cantidad de oro, plata y joyas pertenecientes a sus antepasados. La principal debilidad del heredero al trono era esa, poder y dinero a pesar de tenerlo todo, así que dicho enlace ya no le molestaba tanto. Si alguien podía ser culpable del amor al poder podría nombrarse a Daemon, su padrastro quien se encargó de llenarle la mente con ideas de que un verdadero rey siempre estaría lleno de lujos, no solo por su parte sino también por parte de su conyugue.

֎

Después del incómodo recibimiento para Lucerys, Jace tuvo que llevarse a Aegon ya que tanto Alicent como Rhaenyra tenían cosas que platicar con ellos, la más importante: detalles y la fecha de su próximo enlace nupcial.

[Alma de dragón]Where stories live. Discover now