▶3

259 42 8
                                    

La mañana siguiente no fue muy distinta de lo usual. Jongho procedió con su rutina, obviando la presencia del chico indeseado que todavía dormía en su sala. Al levantarse, antes que todo, reviso si seguía allí. Y una vez que lo comprobó, sólo decidió que lidiar con ello era una opción remota.

Conforme se vestía, internamente estaba trazando un plan para sobrellevar ese día sin caer en la locura. Daba por sentado que Yeosang le acompañaría y seguiría a donde sea que fuese, por más que le insistiera que no. En lugar de sucumbir al caos, planeaba delimitar las acciones del chico bajo sus propias condiciones. Era mejor que simplemente tenerlo dando vueltas a su alrededor y perturbando su sanidad mental.

Al terminar de ponerse el uniforme, lo siguiente era cocinar el desayuno y dejar listo el almuerzo. Desde la cocina, podía ver la sala con claridad. Los ojos de Yeosang seguían plenamente cerrados. No se inmutó en lo más mínimo cuando partió dos huevos y los batió, ni cuando los puso en la sartén junto con los trazos de jamón ni al momento de ponerlo todo en un plato, encima de las tortillas de maíz. Jongho se sentó en el comedor y desayuno mirando fijamente a Yeosang, esperando a que este despertase en cualquier instante.

Se trago el último bocado de su comida y, sin embargo, la escena que había imaginado nunca llegó. Yeosang no se había movido un centímetro. Trato de convencerse a sí mismo de que era lo más normal de mundo. Por que Yeosang era la persona más normal del mundo.

Faltaban quince minutos para dar las 7. Recogió su mochila, sus cuadernos, sus lápices de colores y su billetera. Estaba listo para irse. Se detuvo en medio de la sala, observando el sofá e intentando descifrar que era lo que deseaba hacer.

¿Despertarle? No. Eso no. Estaba teniendo una mañana bastante pacífica y sabía que tenerle de vuelta a su estado consciente acabaría con eso.

¿Irse y dejarlo dormir ahí? Tampoco. Era una opción más factible, pero su sentido común le impedía hacerlo.

Extendió una mano y la acerco a la cara de porcelana del contrario. Sus dedos se petrificaron en el aire antes de llegar a tocarle. Si lo hacía, corría el riesgo de despertarlo. Y, además, sería extraño. No tenía ningún motivo para tocarlo, no existía entre ellos cercanía ni confianza para algo más allá de lo formalmente apropiado. Por más que ese fuera su razonamiento, su mano tardó un par de segundos en aceptarlo antes de retirarse y agarrar un lapicero de la mesa en su lugar.

'Cuando despiertes, vete a tu casa. Y no vuelvas' era el mensaje escrito en una pequeña nota amarilla. La dejó en la mesa frente a Yeosang, de modo que sería lo primero que vería al abrir los ojos. Finalmente se marchó, dejando la puerta sin seguro, con la vaga e ingenua esperanza de que aquella fuera la última vez que vería al rubio.







La primera clase de los martes era economía, y la compartía con algunos de sus compañeros de club. Los más exasperantes, desde su punto de vista. Apenas entró en el salón, Wooyoung llamo su nombre con innecesaria emoción, haciendo que el resto de la clase quedará en un incómodo silencio por unos segundos.

—¡Jongho! Pensé que no te veríamos la cara de nuevo hoy —le saludo el muchacho, tirando de su silla para quedar más cerca de la suya. El pelinegro observó a la pizarra, buscando una pizca de paciencia universal en las marcas de tiza que alguien había hecho por diversión en lo que esperaban a la profesora.

—No sabía que me extrañarían tanto.

—Escuchamos que te golpeaste la cabeza, ¿fue muy grave? ¿Tuviste una contusión? —imitando a Wooyoung, San arrastró su silla y la colocó al otro lado de la mesa.

—No fue nada, en realidad-

—Como si ustedes supieran algo sobre contusiones —en el puesto delante del suyo, sobresaliendo por su altura, Yunho fue el único que se volteó sin mover su silla. Era el más serio de ellos, aunque teniendo en cuenta que, en conjunto, hacían un grupo bastante exótico, no era una cualidad que se pudiera resaltar—. ¿Qué te paso? Tú nunca faltas a clases. Siento que vendrías incluso si tuvieras un derrame cerebral.

fairytale || jongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora