Capítulo 7

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Era un salón enorme con un montón de mesas redondas elegantes con un mantel blanco impecable con bordes rojos, en las paredes no había cuadros contrastando con los pasillos. Había un montón de adolescentes y sirvientes que iban caminando por el salón o sentándose.

Lo raro es que había distintos vestidos o trajes de un solo color, rojos, azules o negros. Destacaba por su vestido blanco llamando la atención de otros.

Había un montón de murmullos todo por donde pasaban siendo guiados a una mesa que tenía unas servilletas de tela con sus nombres, tres sillas con tres servilletas.... La tercera servilleta estaba escrito "Litterae".

 Esta es su mesa, tienen permiso para levantarse, reclamar cualquier cosa o hablar con sus acompañantes de otras mesas —el sirviente hizo una referencia y se fue, claro después de ayudar a la adolescente a sentarse.

Asintieron mientras veían unas hojas, en ellas estaba escrito lo que iban a desayunar además de lo que estaba permitido hacer y lo que no. Obviamente no se levantaron por la incomodidad de la mirada de las otras personas, algunas con sorpresa, otras con cierta envidia, con asombro y miradas de terror ¿Pero ellos no habían hecho nada malo ahí aún, no?

— Aquí la gente es muy rara, nos miran como si fuéramos un extranjeros o algo —murmuro esperando que llegara la comida de una vez, tenía sed.

— Creo que- —fue interrumpido cuando las dos grandes puertas fueron abiertas y todos se levantaron haciendo una reverencia.

Los sirvientes tenían sus rodillas en el suelo mientras juntabas sus manos y susurraban una palabra al mismo tiempo, las personas que había en las mesas simplemente inclinaban un poco su cuerpo y cuando levantaban repetían la misma palabra que los sirvientes.

"Beatus"

Para no quedar como extraños copiaron la misma acción que prácticamente todo el mundo, vieron como una mujer pasaba en dirección a su mesa. Las grandes sonrisa que tenían todos era escalofriante, nadie mostraba los dientes solo inclinaban sus labios hacía arriba y miraban con atención a aquella poderosa mujer.

Era Litterae lo más seguro porque quedo parada delante de la silla, chasqueo los dedos y un sirviente fue casi corriendo a mover su silla ayudándola a sentarse.

— Ya pueden traer la comida, no quiero ni un error. Tenemos unos nuevos huéspedes y debemos mostrar como somos, perfectos —dio un aplauso silencioso haciendo que todos los sirvientes salieran de la sala en dirección a la cocina.

Era terrorífico, a cada labio de sus labios había un "x" y sus ojos blancos con un punto rojo destacaban, su piel era blanca como un papel un poco viejo, rozando lo inhumano. Sus ropas eran preciosas con colores claros y pequeñas decoraciones negras haciendo ver más hermosos los colores que poseía. 

Sus labios pintados de rojo oscuro la hacían ver atractiva, la más joven juraría que era la mujer hermosa que había visto.

— Oh queridos debo presentarme, no diré mi nombre pero como en esta servilleta dice pueden decirme Litterae. Soy la dueña de todo esto, además de la encargada de que no hagáis ninguna tontería ni rompáis ninguna puerta —dio una traviesa risa por lo último que dijo— tranquilidad, estáis rodeados de gente igualita a vosotros... a ver que Kunikuzushi es una pequeña excepción pero la personalidad aquí es lo que cuenta.

Sentían sus gargantas demasiado secas para decir algo, quizás era miedo.

— Y-yo... entiendo, creo que entiendo —respondió mirando al mantel, la joven no se atrevía a mirar a la cara a la mujer.

— Eso espero, aunque sea vuestra encargada yo no estará todo el día a su lado, ¡Lo harán mis maravillosos juguetes! No se preocupen, están en buenas manos —celebraba con una pequeña sonrisa haciendo un corazón con sus manos.

El de cabellos azules oscuros iba a decir algo pero no pudo, las puertas se habían abierto y en ellas entraron todos los sirvientes con carros de platos bien preparados. Su mesa tenía unos platos diferentes, hasta los cubiertos eran diferentes al resto y eran servidos por sirvientes más rápidos y cualificados.

— Disfruten de esta comida y podrán disfrutar el resto del día, sé que tienen mucho de lo que hablar... oh estoy muy charlatana hoy, mis disculpas. Por desgracia con tantos preparativos y sorpresas no tuve tiempo de disfrutar de mi violín, eso me pone de los nervios —tomó un sorbo de su copa con elegancia.

— Comprendo —susurro mirando el contenido de la copa, no era agua ni leche, mucho menos café.

Los dos se miraron con nervios, ante la atenta mirada de la mujer dieron un sorbo con miedo a la bebida. Dieron un trago, otro trago y otro hasta que la copa estaba vacía ¡Sabía genial!

— Nos especializamos por tener las mejores bebidas, se venden genial. Es como el vino o el agua, nunca dejas de desearlo —afirmo al ver sus rostros iluminados por el sorprendente sabor— es oscuro porque no queremos cambiar su sabor tiñéndolo con alguna flor.

No dudaron en pedir más siendo atendidos al instante por los sirvientes.

Ese lugar era fascinante, magnífico, a pesar de que la gente era un poco diferente no cambiaban su opinión. No echaba de menos su hogar ni, era todo tan mágico, tan.... hipnotizante.

Tenían ganas de aprender más sobre el lugar y su dueña. 

Su sonrisa era demasiado encantadora y sus ojos parecía la prueba de que la belleza se expresa de formas únicas.

Su sonrisa era demasiado encantadora y sus ojos parecía la prueba de que la belleza se expresa de formas únicas

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Pretty doll ❚𝗬𝗮𝗻𝗱𝗲𝗿𝗲 UADonde viven las historias. Descúbrelo ahora