Hadley - Historia fanfic los juegos del hambre.

XVIII

Capítulo muuuuuy interesante, amores. 

Voy a volver a dar algunos agradecimientos al final del capítulo porque me hace ilu y hay más personas con las que estoy agradecida :)

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NARRA CODY (¿Qué narrador os gusta más, Bri, Cody o Prim? Solo por saber JAJAJ)

Súbitamente, me incorporé y abrí los ojos. Mi respiración era agitada e irregular, y sentía que me temblaba todo el cuerpo. Un sudor frío y desagradable me recorría la frente. Estaba aturdido, todo mi alrededor daba vueltas por haberme despertado tan de repente. Si alguien me hubiese preguntado en aquel momento dónde estaba o qué había pasado, no habría sabido cómo responder. 

No obstante, ya no podía recordar qué había soñado, qué me había hecho sentir que se me venía el mundo encima. Exactamente igual que siempre. 

Traté de recuperar el conocimiento. Lo último que recordaba era estar huyendo de vuelta a la cornucopia junto con Reaper y Briseida, pero el agua lo devoró todo, también a nosotros. Miré a mi alrededor y ninguno de ellos estaba a mi lado. Extrañamente, se me creó un nudo en la garganta y me dieron ganas de echarme a llorar. 

Parecía estar dentro de una cueva, la cual no era especialmente grande. Mi ropa y mi pelo ya estaban secos, pero sentía que tenía salitre por todas partes, hasta en mi rostro. Me escocían los ojos, precisamente por esa razón. 

Vi los restos de una pequeña hoguera frente a mí, quizá gracias a la cual estaba seco. En cambio, era imposible que yo la hubiese hecho, o que yo hubiese llegado hasta allí por mi cuenta. ¿Por cuánto tiempo había estado inconsciente y quién me había llevado hasta aquel lugar?

Y, entonces, la respuesta a todas mis preguntas se abrió paso por la rocosa entrada de la cueva y, al verme con los ojos abiertos, se apresuró a llegar hasta mí con una sonrisa. 

-¿Hace cuánto te has despertado?- preguntó Henry, sentándose a mi lado. Sus brillantes ojos celestes, cargados de un destello entusiasta, se clavaron en los míos, gesto que me cohibió un poco.

-Ahora mismo- respondí. No tenía ánimos para darle guerra a nadie en aquel momento. Mi mirada se desvió a la daga que llevaba en su mano, clavada en la cual había un pequeño conejo. 

-Lo atrapé con una red- explicó, al reparar en mi acción-, y lo atravesé con esto. Igual no fue la mejor idea, pero algo es algo. 

-¿Qué ha pasado?- pregunté, cambiando drásticamente de tema.

-Ayer, una ola gigante nos mandó despedidos a todos- dijo-. Traté de seguir con mis aliados, pero las corrientes eran tan irregulares que tuve que seguir una que me alejó de ellos. Te cruzaste en mi camino, solo que ya estabas inconsciente. En ese punto de la inundación, probablemente solo mi compañera de distrito y yo seguíamos conteniendo la respiración. Estamos en una cueva en la base de una colina, en el inicio del bosque. 

-¿T-tú me trajiste hasta aquí?- pregunté, sorprendido. 

Al fin y al cabo, éramos de bandos completamente opuestos. Pudo dejarme morir y, en cambio, no lo hizo. El destino había querido que nuestros destinos se cruzasen. Tal y como había pasado con Bri y Reaper no hacía mucho. 

El rubio sonrió ligeramente, dejando a la vista dos hoyuelos que encajaban a la perfección en su rostro. 

-No te sorprendas tanto, tío- respondió, encogiéndose de hombros-. Tenía que devolverte el favor- añadió, sacando la daga del cuerpo del conejo-. Tú me diste esto, ¿cierto?