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Luego de no esperarme la presencia de Evans y pegar un grito de esa manera, aclaré mi garganta y hablé con normalidad.

—¿Qué haces aquí?

—Cuidando de ti. Llevas horas con fiebre. Íbamos a darte algo de comer.

La empleada se va dejándonos a solas y escucho la puerta al cerrar.

—O sea...¿hace cuánto tiempo estás aquí?

—Desde esta mañana—mira el reloj en su muñeca—Han pasado unas... cinco horas desde que llegué.

¿Tanto? ¿Cuánto dormí? Y...

—¿Qué hacías en mi baño?—le miró sentarse a mi lado.

—Tu fiebre no se quiere ir, así que preparé la tina para que te des un baño.

Miró un plato con sopa y frutas cortadas, en la bandeja, sobre la mesita de noche a mi lado.

—¿Qué mierda es esto? Solo falta un babero. Ni que fuera bebé.

—Esto es lo que debes comer para mejorar, no hamburguesas o cosas grasosas.

—Prefiero la pizza sino te importa.—me cruzo de brazos y él no dice nada.

Respira hondo–amo cuando lo hace– miro sus ojos desviarse hacia abajo. ¿Enojado por lo que dije? Él alza su cabeza y me asombro de ver sus mejillas sonrojadas, nuevamente evita mirarme.

—Evans ¿Te ocurre algo?

Él me mira y sus ojos azules están más brillantes que de costumbre. Hermosos.

—No, no pasa nada—se inclina y toca mi frente y cuello con la parte exterior de su mano—Si no quieres comer ahora entonces vamos para que tomes un baño.

—No tengo ni fuerzas para salir de esta cama. Solo entro a ese baño si me ayudas a bañarme.

—¿Qué?—se me que escapa una risita y la escondo disimuladamente—¿Hablas en serio o estás tomando la oportunidad?

—De hecho me siento muy débil, o más bien debería decir muyyy débil. Realmente deberías ayudarme.

—Eres buena inventando excusas.—arquea una ceja y por su expresión no tiene tampoco ganas de llevarme la contraria.

Justo en frente de mi toma mis manos y me hace ponerme en pie, gruñó bajo al sentir dolor en mi estómago como un latigazo repentino. Mi cuerpo se siente débil, no bromeó con eso y por mucho que me pida mover mis pies, lo hago dolorosamente. Finalmente el resopla y me pide que abrazo su cuello. Me carga en sus brazos y sonrió al sentir cuan fuerte es. Toma decisiones rápidas cuando se desespera.

En el baño, fue cuidadoso y me dejó sentada en en borde de la tina, recostada a la pared. Le miraba quitar su reloj y guardarlo en su bolsillo. Abrió el grifo, reguló la temperatura, el agua corría por su antebrazo y me encantaba ver cómo se asomaban unas venas casi imperceptible en su piel blanca.

—Que guapo eres—digo y este no dice nada, solo aprieta sus labios—¿A cuántas tienes derretidas por ti? Incluyéndome claro—se sienta en el otro extremo de la tina y como yo, se recuesta a la pared.

—¿Te derrites por mi?—me pregunta y asiento con la cabeza. Aclara su voz y adopta una expresión sería típica de él—Cuando llegué está mañana te encontré hablando en sueños, dijiste mi nombre muchas veces ¿Se puede saber qué rayos estabas soñando?

—Si, estaba soñando contigo. De hecho era nuestra cita.-sonrío apenada y muy avergonzada

—¿Cita?

Mi Doctor Es Un Prodigio [#PGP2023] PAUSADAWhere stories live. Discover now