Nueve días para toda la vida[Daniron/Marniel]

Día 2

-¡Marito! Por favor, ya me habías dicho que si.

-No es justo, acepté porque tenía hambre y tú sabes que cuando tengo hambre no pienso bien.--El castaño se sentó en el borde de la cama con sus brazos cruzados.

Rodando sus ojos Daniel siguió caminando de un lado al otro, hace rato que no le había tocado lidiar con los berrinches de su prometido pero ahí estaba, con el castaño haciendo pucheros totalmente arrepentido de haber aceptado una invitación.

-A ver, mi amor ¿te das cuenta que hace dos meses le enviaste una invitación a tus padres de nuestra boda?--Indagó intentando recobrar la paciencia -- Entonces, quitando el hecho de que ya aceptamos ir...¿Cómo pretender que no quieran conocerme en persona?

-Es que-

-Mario, nada de excusas, tú te me terminas de arreglar ahora mismo.

Esa última frase el menor la soltó agachándose a la misma altura de contrario viéndolo directamente a los ojos con el ceño fruncido bajando el volumen a su voz grave. Para cualquiera eso sería tan intimidante como una amenaza de muerte, pues los que conocían a Valencia sabían que su forma de expresarse normalmente estaba lejos de ser la más amable, pero, para Mario lo que veían sus ojos solo le conmovía, pues si, se vio y escuchó amenazante pero sabiendo que lo que había detrás de esa expresión fría era mucha preocupación solo le sonrió con dulzura y comprensión para dejar un beso en su mejilla al momento que asentía.

Mario se sintió afortunado pues no todo el mundo tenía una pareja que lo apoyaba y es tan valiente, porque tenía que aceptarlo, fuera por él solo había inventado una excusa al último minuto para ahorrarse posibles problemas, pero Daniel no era así, este tenía una idea de los riesgos, también les temía pero enfrentaría la situación y ayudaría a su prometido a hacerlo.

-¿Alguna advertencia o sugerencia?--Valencia preguntó sin despegar su vista de la puerta principal a un par de centímetros de tocar el timbre.

-No te sientas mal si actúan como raro, ellos son así.--Respondió con tranquilidad en medio de un suspiro a la par que tomaba la mano del más bajo porque en el fondo estaba que salía corriendo producto de la ansiedad.

Y Daniel solo pensó
" ¿Raros? ¿Cómo que raros ?"

Pero cuando los padres del castaño los recibieron con sonrisas para nada genuinas y miradas frías entendió de que hablaba el más alto.

-Si ves que la invitación no estaba mal--susurró la mujer a su esposo disimuladamente mientras se sentaban todos en la sala principal.

Pero Mario conocía muy bien a sus progenitores, sabía que esos susurros no los podía dejar pasar y aprovechando que Valencia se había escapado unos segundos al baño tuvo que preguntar.

-Perdón por interrumpir ¿no? pero ¿No que los secretos en reunión son de mala educación?--indagó usando ese viejo dicho igual de sonriente que los contrarios.

-No, es que tú padre pensó que te había faltado una "a" en el nombre de Daniel.

Mario lo pensó con el entrecejo fruncido por una fracción de segundos.
" ¿Daniel...a? ¿Daniela? ¡No me jodan! "
Mario ahora si estaba ofendido, preguntándose si ¿Enserio lo creían tan descuidado para cometer tal error o simplemente no les hacía sentido que estaban desposando a un hombre? y para el castaño cualquiera de las opciones era decepcionante.   

Por un instante las sonrisas falsas se fueron y solo quedaron miradas disgustadas, así el ambiente entre los mayores y su hijo lentamente se estaba volviendo lo contrario a agradable. 

-No lo puedo creer, ustede-

-¿Me perdí de algo importante?

Daniel había aparecido quedándose en medio de la sala interrumpiendo en el momento justo, pues seguramente Mario para ese momento ya estaría discutiendo un grito herido.
El castaño vio de nuevo la preocupación en los ojos de su futuro esposo, por eso se contuvo y cuando por fin este último se sentó a su lado tomó su mano con firmeza esperando a que según el sus "estresantes padres" se encargarán de continuar con la plática.