Capítulo 4

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-Severus- comenzó Albus.

-Protector Mágico- siguió Minerva.

-De una niña- concluyeron los ancianos, mientras Minerva terminó sentándose en un sillón del despacho.

-¿Cómo es posible?- susurro el anciano,- Severus- lo llamó- acaso esa joven...

-Es hija de Bellatrix y el señor oscuro.- Aclaró sorprendiendo a los dos ancianos.

-Severus...

Este suspiró sabiendo que pediría Minerva.

-Bellatrix convocó una reunión clandestina, hace 11 años. Ese día nos mostró a Melinda, su hija, explicándonos también quien era el padre, algo que la joven ya sabe- aclaró antes de que lo interrumpieran.- Esa noche Bellatrix nos hizo jurar proteger a la niña, mientras a mí, me pidió ser su protector, obviando el hecho de que durante el juramento me engañaría, provocando que me convirtiera en su protector mágico.- Suspiró, mientras se sentaba al lado de Minerva,- durante los primeros meses, no interactúe con ella, no quería, además de que estaba enfadado, hasta que Draco enfermo, y me dejaron al cargo de la cría consiguiendo que me encariñara con ella.- concluyó, dejando a los ancianos sorprendidos, pero a la vez enternecidos.

-¿Severus Snape, el profesor más temido de todo Hogwarts, encariñado con una niña?- Preguntó Minerva, mientras comenzaba a reírse- no me imagino a esa niña llamándote...

-¡Sev!- Gritaron, llamando la atención de los tres profesores.

Al girar sus cabezas, se encontraron con Lucius Malfoy, y una joven delante de él.
Severus se levantó sonriente, algo que los ancianos nunca presenciaron con anterioridad.
Una vez Severus comenzó a caminar hacia la joven, vieron como la pequeña corría hacía él.

-Te fuiste sin despedirte- le reprochó, mientras lo abrazaba.

-Estabas durmiendo pequeña- le aclaró Severus cariñosamente.

Los ancianos se miraron entre ellos incrédulos ante la escena que estaban viendo. No podían creer que Severus Snape, el mismísimo profesor de pociones, estuviera acariciándole la cabeza de manera cariñosa a una niña de 11 años.

-Prométeme que vendrás a verme los fines de semana- dijo mirándolo.

-Te lo prometo, pero sabes que va a ser difícil siendo yo profesor. Pero lo intentaré- Melinda asintió en su pecho- y tú prométeme que me enviaras cartas todos los días, las leeré sin problema.- Pidió acariciando la espalda de la pequeña.

Melinda asintió, mientras se separaba de él, para volver con su tío. Pero antes de que se transportaran.

-Mel- la llamó Severus.

La nombrada se giró, mientras todas las miradas estaban puestas en ellos.
Lucius sonrió cuando vio a Severus abrir sus brazos, mientras que los dos ancianos abrieron sus ojos como platos.
Melinda corrió hacia él para abrazarlo, mientras Severus la levantaba en brazos, provocando que la pequeña enredara sus piernas en la espalda del mayor, para acabar girando en círculos, mientras los dos reían.
Todos se quedaron viendo la escena enternecidos, al igual que sorprendidos.
Una vez se separaron Melinda volvió a posicionarse a la derecha de su tío, y antes de desaparecer habló.

-Director, nos vemos en 3 años, estoy dispuesta a entrar en Hogwarts, y Severus, no seas malo con Draco, y tampoco con Potter, sé que sientes algo de cariño hacia ellos.- sonrío burlona.

-Eres una auténtica...

-Pesadilla- Gritaron los dos, para acabar riéndose.

Severus observó como los Malfoy desaparecían. Volviendo a quedar con los dos ancianos.

-¿Envíame cartas?- Preguntó burlonamente Albus- ¿Pequeña?- Siguió burlándose.

-¡Albus!- Riñó Minerva.

-Vale vale, ya paro- dijo riéndose.

Severus gruñó, mientras salía del despacho.

-Le pediré al profesor Agilbert Fontaine, director de Ilvermony, que te informe sobre los estudios y estancia de la joven Malfoy.

Severus asintió agradecido mientras salía del despacho.
De camino a su despacho, suspiró pensativo. Sabía que Melinda ya estaría en camino hacia América.
Al llegar, abrió la puerta encontrándose con la pareja Malfoy.

-Ya se ha ido- habló Narcissa en cuánto vio entrar a Severus.

Este entro por completo a la habitación, dirigiéndose al sofá, donde se sentó, para reposar su cabeza en el respaldo.

-Espero que le vaya bien- suspiró mientras cerraba los ojos, sintiendo como Narcissa y Lucius se sentaban también en el sofá.

-Supongo que en un par de horas sabremos algo de ella- aclaró Lucius.

Los tres fueron incorporándose, mientras se dirigían a la chimenea de Snape, apareciendo así en la Mansión Malfoy, lugar donde cenaron, hablaron, y Severus durmió. Aunque por primera vez, decidió dormir en la habitación de Melinda, dándose cuenta, de que el peluche que le había regalado, no estaba. Sonrío al darse cuenta de que se lo había llevado con ella.

Esa noche durmió como un niño, mientras en sus sueños, aparecía una mujer de cabello negro, ojos verdes con destellos marrones, tez blanca, y sonrisa angelical, esa mujer le hizo recordar a su pequeña Melinda.










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La Protegida de SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora