capítulo I

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Para Mina no había mejor lugar que en el que estaba, con una taza de café en su mano derecha mientras la izquierda reposaba en su muslos, era un día nublado así que lo más probable es que lloviera, el frío era otro indicativo y aquel olor característico antes de que las nubes hagan su trabajo. Estos no eran buenos días para Chaeyoung, porque no podía salir ni siquiera a contar los girasoles que había en el lado izquierdo de la casa o correr en medio de las flores de diversos colores que estaban justo frente a la casa.

Se tendría que quedar viendo cómo las gotas de agua resbalan por el fino cristal que la dividía del mundo real solo porque Mina la cuidaba demasiado y porque no quería que se enfermara.

Ambas se habían mudado a las afueras de Japón, un lugar recóndito en donde nadie las iba a encontrar, ninguna de sus familias que siempre habían prohibido su unión amorosa, aquella relación que las hacía sentir tan bien. Tanto Mina como Chaeyoung no quisieron renunciar a aquel sentimiento que las acoge y hace sonreír así que decidieron escaparse con tan solo dieciocho años.

Mina era mayor por un mes.

Así que según ella se tenía que hacer cargo de todo cuando no era nada más que otra adolescente que en un arranque de locura y amor desenfrenado se fue a las afueras de Japón junto a la persona que ama y llegó a esa casa que era de su abuelo materno quien le dio las llaves antes de morir, no había problema, porque había un pueblito cerca y sabían de quién era nieta estaban tan agradecidos con el señor Myoui que la ayudaban en todo además de que ella trabajaba en una pequeña tienda de conveniencia.

Era bastante difícil para ella pero no imposible, al poco tiempo de estar allí reunió las fuerzas para comenzar a trabajar y hacer esas cosas de adulto de las que sus padres hablaban y ella no entendía muy bien, aún cuando decía que se sentía bien no podía negar que extrañaba el salir de su dormitorio y recibir un abrazo de su madre o una sonrisa reconfortante del hombre de la casa, o ver a la ama de llaves hacer una pequeña reverencia antes de desordenarle el cabello, lo extrañaba y sabía muy bien que nada de eso iba a volver porque perdió todo derecho cuando cruzó la puerta de roble oscuro de la casa y a pasos agigantados tomó la mano de Chaeyoung para largarse de ese maldito lugar.

Puede que haya sido un impulso, algo que tuvo que controlar ya que ahora se siente pérdida sin entender muy bien lo que debe hacer.

A pesar de todo lo dicho ella no se ha dado por vencida porque quiere hacer feliz a la chica rubia que está dentro de su casa, quiere amarla y hacerle saber que están aquí siendo felices o por lo menos intentando serlo.

Esa chica rubia, esa mujer, esa persona que la cautiva en cada momento.

Son Chaeyoung.

Ella no está tan bien como le gustaría.

No estaba para nada acostumbrada a la vida de lujos de Mina pero si que extrañaba a sus padres o el salir corriendo en las mañanas con una rebanada de pan tostado con mermelada de fresas en la boca porque se le había hecho muy tarde y la profesora de matemáticas la iba a matar o quedarse en silencio en las clases para entender más o ver a sus amigas ser felices y sonreír mucho, solo quería una vida normal, la que estaba teniendo en ese momento y por más que está feliz de estar con el amor de su vida, nada quita que la tristeza la este consumiendo cada vez más como un fuego que consume una casa en pocas horas.

Como las termitas con la madera, como la locura con la cordura, como el anochecer con el amanecer.

Chaeyoung se estaba volviendo oscura, tan apagada y vacía que sentía que en cualquier momento se iba a apagar para toda la vida como aquel fuego en un extintor.

Siempre hay que verle las dos caras a la moneda y la de ella era la más desgastada, sus padres católicos de pura sepa la rechazaron al momento en el que dijo que era distinta que no era como ellos querrían que fuera y que nunca lo sería, sus amigas la aceptaron pero eso no duró mucho tiempo cada una se fue alejando porque creían que Mina no debería ser la indicada solo porque eran de distinta clase, si, aquel cliché.

Su mundo se vino abajo luego de tener las agallas de aceptar y decir que amaba a una asombrosa mujer.

— ¿En qué tanto piensas? —Miró a Myoui quien entraba y tomó una larga bocanada de aire sintiendo como su pecho se inflaba al igual que sus pulmones— Llevas días así —Tal vez solo estaba nostálgica.

— Pensando en todo lo que nos llevó hasta acá —Mitad mentira, mitad verdad.

Las mentiras a medias y las verdades trabadas en la garganta son de las peores sensaciones que puedes sentir estando frente a alguien a quien amas porque sabes todo lo que puede pasar si callas pero también todo lo que puede pasar si hablas así que ahora mismo estaba en un debate interno entre hablar o callar o simplemente hacer como si nada.

Decantándose por la tercera opción tomó de las manos a la pelinegra acariciando el dorso de sus suaves manos y sonriendo en el acto tan simple pero lindo de la unión de sus pieles.

— Te amo —Había veces en las que salía espontáneo y otras en las que era necesario, hace un par de día se dio cuenta que también había otra forma de decirlo, ya sea como disculpa por todo lo que está pasando o como una especie de consolación, se siente sumamente culpable de todo si tan solo hubiera actuado mejor por un momento nada de esto estaría pasando.

Chaeyoung no era tonta podía notar cómo su novia se tensaba bajo sus manos y su atenta mirada que buscaba alguna respuesta a su repentino cambio, la veía quebrar lentamente como algo que se va abriendo, una ranura que poco a poco crece hasta romperlo todo, aún así llevaba una sonrisa, la misma de siempre podía notar cómo sus ojos se achicaban y que en la comisura de estos yacían lágrimas resguardadas, ver a Myoui Mina de esa forma solo la hacía sentir mil veces peor porque notaba el dolor en todo su ser y que no fuera capaz de pronunciarlo, expresarlo y gritarlo a los cuatro vientos, solo la hundía más.

Para nadie era un secreto que ambas llevaban mal el dolor, se distanciaban en ese aspecto y si no era por terceros no se enteraban o entendían el dolor de la otra ni siquiera el de ellas mismas, así que ahora que están solas no saben cómo decir lo que sufren solo lo notan con pequeñas cosas que llevaban a miles de análisis por segundo los cuales se convertían en caricias y momentos de silencio interno, vacío y por alguna razón solitario.

No querían vivir así pero se habían acostumbrado en este poco tiempo que ahora mismo la vida de ellas será así y no tienen de otra más que aceptar o renunciar a todo y su amor es mucho más fuerte por eso siguen juntas quebrándose de forma silenciosa como cuando quieres ocultar el vaso que se rompió, y lo arreglas con un poco de pegamento, que se va derritiendo por el contenido caliente en su interior hasta que no aguanta más y se deshace provocando una explosión, trozos de eso que estaba bien se dispersan por todas partes y te das cuenta de que ya no puedes solucionarlo.

Porque ya no hay vuelta atrás.

Cometiste un grave error, uno que no tiene reversa.

— También te amo —Contestó con mucha seguridad levantando el mentón haciéndole saber que era exactamente lo que sentía y que no debía preocuparse por ello, porque por más que pasen por este momento su amor va a seguir y aumentará tanto como sea necesario porque la ama con locura, por eso está cometiendo un acto así.

Renunciando a una vida "normal" que debería llevar a esa edad, sin trabajar o sin quedarse en casa haciendo nada, solo viendo cómo la vida pasa frente a sus ojos y todo evoluciona mientras ella se estanca en el mismo maldito lugar. Ese que la agobia y la lleva a estar en una esquina oscura de la vida sintiéndose miserable.

— Eres tan linda —Las manos calidas de su amada se posan en sus mejillas acariciando  con sus pulgares su suave y tersa piel, cerró los ojos y sonrió con ternura por lo adorable que se veía Mina con ese rostro de completa concentración— Tengo que irme a trabajar —Avisó viendo el reloj que llevaba en su muñeca un regalo de su abuelo en su cumpleaños número quince, el último que estuvo junto a ella.

— Pero está lloviendo —Logró decir antes de que Myoui se levantará y tomará el abrigo que le había prestado.

— Tengo que ir a trabajar —Repitió con la voz profunda y cansada, no quería hacerlo, necesitaba quedarse con Chaeyoung y abrazarla pasar un hermoso día viendo películas pero el mensaje de la señora Im fue suficiente para que se levantará y se diera cuenta de que debía irse rápido.

— Cuídate por favor —Y con esas palabras dichas Mina emprendió un largo pero a la vez corto camino hacia su trabajo y Chaeyoung se quedó sola, viendo cómo su novia desaparecía por la rapidez de sus pasos.

𝐒𝐀𝐅𝐄 & 𝐒𝐎𝐔𝐍𝐃Where stories live. Discover now