El cuarto de los espejos

42 12 14
                                    

Dedicado A: catiminina por hacer cada capítulo especial con sus comentarios.Y porque,literalmente,me exigió esta actualización,aquí está. Gracias x leerme!

Capítulo 7.
El cuarto de los espejos.

Tres días,han pasado ya tres días desde que llegué aquí. No he vuelto a ver a Blood,se mantiene a una distancia prudente de mi,lo cual me deja claro que a pesar de sus señales contradictorias el rey de los inmortales sigue detestándome tal y como lo hacía desde el primer momento en el que Bjön y Zeth me llevaron ante el.

A ellos tampoco había vuelto a verlos,ni siquiera a Blas,la chispeante y ocurrente chica que me hizo replantearme tantas cosas. Mi vida aquí no era lo que se dice algo interesante,se resumía en recorrer los largos pasillos cubiertos de obras en movimiento y cristal,si,leíste bien,obras en movimiento.

El arte del reino mágico era totalmente diferente a aquel que estaba acostumbrada a ver en las pocas galerías que existían en Magic Town. Las obras de este mundo estaban fabricadas en lienzos de oro y recubiertas con polvo de las hadas. Eran realmente asombrosas,todas ellas contaban una historia y cambiaban de posiciones al primer pestañeo. Parecían narrar cuentos y,si te acercabas un poco más,incluso podías sentir breves susurros saliendo de aquellos cuadros. En fin,magia en todo su esplendor.

Mi favorita era un retrato que se encontraba aislado en uno de los pasillos,me costó demasiado trabajo y muchas vueltas en aquel laberinto llegar hasta ahí, honestamente tal parecía que alguien lo había escondido a propósito,con la intención de no verlo nunca más. Se trataba del retrato de un niño pequeño,el bebé más hermoso que había podido ver alguna vez. Su cabello oscuro caía sobre su diminuta frente y el color de sus mejillas resaltaba en contraste con la claridad de su piel. No se distinguía su color de ojos al inicio,ya que el pequeño los mantenía cerrados mientras una sonrisa preciosa ocupaba todo su rostro,casi podía escuchar el tono de su risa infantil,luego,el cuadro cambiaba y aparecía un niño un poco más grande,de unos cuatro años de edad probablemente,hermoso también pero esta vez con un rostro serio. El pequeño estaba vestido con un trajecito a medida oscuro,con detalles en rojo en ambos lados de su pantalón. Mantenía la mirada gacha,sin embargo algo en su postura me transmitía tristeza,como si estuviera afrontado una enorme pérdida. Entre sus manitas sostenía un frasco pequeño fabricado en lo que parecía cristal,y el niño se aferraba a el con todas sus fuerzas.

No era capaz de explicar lo que me transmitía aquel retrato,pero un vacío se apoderaba de mi pecho cada vez que lo veía,aún así,nunca era capaz de apartar mi mirada de él y siempre,siempre,volvía a buscarlo otra vez.

En mis constantes recorridos por el castillo llegue a notar como muchas de las puertas se mantenían cerradas con llave,por lo que me era imposible fisgonear más allá de donde se me permitiera. Al inicio intenté abrir las puertas muchas veces,pero,al darme cuenta de que era imposible simplemente opte por dejarlo pasar. Si las habían cerrado supongo que sería por algo. No puedo negar que a veces la curiosidad amenazaba con sacarme del paso,pero tampoco había nadie a quien pudiera hacerle preguntas,así que lo dejé estar.

Esa mañana me había despertado más temprano de lo común. Una doncella a la cual no conocía y que,por sus orejas puntiagudas pude identificar como un hada,se presentó ante mí para ayudarme a cambiarme. Cubrió mi cuerpo con un vestido de color rosa pastel. Las mangas abultadas reposaban sobre mis hombros y el corsé,cubierto de piedras se ajustaba a mi cintura haciéndola ver como una cosa pequeña y refinada. La falda caía amplía hasta llegar a mis pies,que calzaban unas bonitas sandalias de cristal y brillo. Sobre toda la pieza al parecer habían rociado polvo mágico ya que,a medida que avanzaba la tela sobre mi cuerpo cambiaba a diferentes tonalidades de rosa,haciéndome lucir como un arcoiris maravilloso. Así,yo también parecía una criatura mágica.

Una Corte hecha de SangreWhere stories live. Discover now