Prólogo

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Dejen aquí su: "¡Llegué!"

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Kattia

Pedaleo lo más rápido que puedo, esquivo autos y muchas bocinas me ensordecen, sin embargo no me detengo porque debo llegar a tiempo a la escuela, ya me he atrasado lo suficiente luego de casi romper mi celular para apagar la alarma.

–¡Cuidado, niña!

–¡Lo siento!– grito también, volteando mi cabeza solo unos centímetros antes de seguir mi camino.

Me levanto del asiento y doy todo de mí para, en tan solo 10 minutos, recorrer casi la mitad de la ciudad hasta llegar a la zona de los ricos y acaudalados.

Encadeno mi bicicleta en la tienda de frente de la escuela al llegar, me aseguro que todo esté en orden y tomo mi mochila para correr hacia la puerta principal que está siendo cerrada mientras otros estudiantes también corren para entrar, la única diferencia entre nosotros es que ellos llegan es sus autos de 100km por hora y yo en una bicicleta que está a punto de desarmarse.

Una vez estoy segura dentro de la institución me cuelgo la mochila y trato de planchar mi ropa arrugada con las manos mientras sigo caminando en busca de mi salón de clases. Gracias  a Dios esta es la primera vez que llego tarde porque sino...

–Señorita Harper, que bueno que nos honra con su presencia– dice el profesor con algo de sarcasmo cuando me ve ingresando tarde a su clase, susurro una disculpa y luego tomo asiento.

Saco mi block y tomo apuntes de todo lo que nos dice, escucho los murmullos de los deportistas y las porristas en el fondo del salón pero me concentro en atender la clase, no es nada nuevo que ellos no estudien, después de todo tienen las notas compradas por sus padres millonarios.

Cuando suena la campana tomo mis cosas rápidamente y me levanto para salir a la siguiente clase tratando de no encontrarme con ningún futbolista o con sus novias, no necesito su bullying por estudiar con una beca en su escuela de niños ricos.

Muy estadounidense, lo sé.

Aunque, claro, nunca me sale nada como quiero.

–¿A dónde crees que vas, cerebrito?– me detiene una de ellas, mi espalda choca contra los casilleros y hago una mueca, esto ya debería haberles cansado.

–¿Esto no les parece demasiado estadounidense como para vivir en Inglaterra?– replico sosteniendo el asa de mi mochila con fuerza, odio que me fastidien pero no me voy a defender porque lo único que lograré serán moretones que no quiero.

–Es mejor que te calles– ordena Lucas, el capitán, esto es tan tópico que me irrita– Por qué mejor no nos entregas la tarea de álgebra y desapareces.

Suspiro, esto es tan ocurrente que ya no me pongo a llorar o tiemblo como las primeras veces, al contrario, lo único que consiguen estás intimidaciones es mi odio a estas personas, al cliché estadounidense y al fútbol, aunque esto último más que odiarlo, lo evito pues me trae recuerdos sobre cada acoso.

–Tómenlo ya– le entrego las 2 hojas, una para él y otra para su novia– Si me lo pidieran, por favor, yo se los daría, no hay razón para ser unos cretinos.

Me sonríe con asco, no sé porqué son tan clasistas, jamás les hice nada, ni siquiera quise unirme a su grupo de ricos y engreídos, pero aquí están: molestándome como a ningún otro estudiante.

–Esperamos un 10/10 o no saldrás viva hoy– me amenaza Ariel, es tan bonita como la princesa pero con un corazón negro como la villana de la película.

Ender inicia con "E" | 7a.m #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora