Parte Única.

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La risa tierna de Rashta resuena contra las paredes de aquel enorme baño. El ambiente cálido producto del agua caliente y los vapores hacen que sus cuerpos se mantengan cálidos a pesar de no llevar ropa.

Unos cuantos besos en su mejilla y labios son recibidos con gusto por la fémina quien cierra sus ojos disfrutando del contacto de su amante.

-¡Su majestad me hace cosquillas~! -

-Solo te estoy dando unos besos, juju~ -

Aquel día era muy especial para ambos. Después de largas semanas sin poder verse seguido, al fin tendrían un día para poder pasar veinticuatro horas juntos. Debido al trabajo de Sovieshu como emperador pocas veces podían verse con frecuencia y pasar el tiempo que deseaban en pareja. Así que esto era una de esas ocasiones únicas que debían aprovechar al máximo, incluso si debían pegarse como lapas durante todo ese día sin separarse en ningún momento.

-Cierra tus ojos, voy a comenzar lavarte. -

Probar cosas nuevas en pareja era algo que se acostumbraron a hacer desde que Rashta se había convertido en concubina. Bañarse juntos era una de esas actividades que estaban haciendo por primera vez. Ambos eran un revuelo de emociones significativas, pero todas eran bastante agradables a pesar de todo.

Rashta hace caso a su amante sintiendo posteriormente como la cubeta de agua caliente se descarga sobre la cabeza. Escucha a Sovieshu tararear como él hacía de costumbre.

Rashta olisqueó el aire.

El jabón olía muy bien, a petunias concretamente.

Rashta sopló fuerte la montaña de jabón que tenía acunada entre sus manos.

-Jeje~-

-Parece que te gusta. -

-¡Me encanta! -

La albina se pegó un poco más al pecho del hombre quien sonrió tierno al ver la sonrisa feliz de Rashta. Besó entonces su coronilla.

-Me alegro. -

-¿Cómo lo consiguió su majestad? -

Preguntó Rashta haciendo referencia al jabón con el cuál estaba lavando su cabello.

-Los pedí. Soy emperador después de todo. -

-¡Es cierto, su majestad es el más poderoso! - ella exclama con su corazón latiendo rápidamente. Su rostro se había vuelto algo rojo y su voz salió algo distorsionada. Casi como si estuviera nerviosa. -

Sovieshu sonríe y acaricia la mejilla de Rashta con su dedo índice ligeramente. Ella se lo había pedido hacía un tiempo. Fue difícil lograr localizarla debido a donde se situaba geográficamente las flores y el fino procedimiento de estas mismas para crear el jabón.

Sin embargo, no dejó de insistir hasta que lo consiguió.

-¡Su majestad, su majestad! ¡Déjeme lavar su cabello! -

El emperador se sorprendió ante eso.

-¿Mi cabello? ¿Por qué quieres? -

-El cabello del emperador es tan hermoso... Siempre quise tocarlo. Así que me gustaría lavarlo esta vez, ¿puedo hacerlo? -

-...Esta bien, haz lo que desees. -

Rashta se da la vuelta rápidamente sin pensarlo mucho. No había recordado su desnudez ni tampoco que estaba cerca de un Sovieshu que estaba en igualdad de condiciones.

Cuando ambos se encuentran de frente se sorprenden innecesariamente. La conexión del negro y el gris chocan y cruzan creando una mezcla indisoluble.

Ambos pasan saliva por su garganta.

-De...Voy a comenzar. Con su permiso. -

Rashta intentaba hacer las cosas pero, sinceramente no lograba concentrarse ya que Sovieshu no dejaba de mirarla fijamente. Incluso cuando intento agachar la cabeza del hombre este no se dejó porque quería seguir mirándola. Por ello, ahora sus pequeñas manos estaban acunando el rostro del caballero quien tenía sus manos sobre la suyas.

-Su majestad, así no puedo lavarle el cabello. -

-No importa. No es necesario. -

-No diga eso, no sea guarro. -

-Que obstinada, ¿Así le hablas a tu emperador? -

- Déjeme lavarle el cabello o lo atacaré. -

-¿Oh? ¿Atacarme? Que curioso, ¿Qué es lo que pasa por esa cabecita tuya? -

La albina salta ligeramente sorprendiendo a Sovieshu quién tenía la guardia baja. Fue besado entonces en su nariz varias veces de manera ruidosa.

-... aha... Lo seguiré castigando si no me deja lavar su cabello. -

Fue entonces que algo en Sovieshu lo hizo un chasquido para hacerlo reaccionar finalmente. Casi como un animal a punto de atacar a su presa, sujeta a la joven de sus muñecas y la hace sentarse a horcajadas sobre él.

No tardó mucho en besarla. Ella cierra sus ojos y corresponde.

Algunos gemidos resuenan por las paredes del baño. Rashta a veces se remueve y hace gruñir a Sovieshu quien se aferra más a su cintura y la tira más hacía él.

Cuando se separaron admiraron el rostro del otro con lujuria. Ambos estaban sonrojados y sus ojos brillaban por la mezcla de emociones que solo salían cuando estaban juntos. Se necesitaban con urgencia y aquel tiempo separados no les hizo bien a ninguno.

-Rashta... - susurró el hombre con voz ronca haciendo que la piel de la susodicha se erizara. - querida...

Ella amaba tanto cuando la llamaba así. La joven se tensó un poco al sentir las manos grandes del otro descender por su cintura. Unos leves pero altos gemidos comenzaron a aparecer tan pronto cuando sintió un apretón entre sus delgados muslos.

-s-su majestad, estamos en el baño. Nos escucharán... -

-Entonces...Debemos ser silenciosos, ¿no crees? -

«¡Kya, su majestad va a comerme! »

Rashta sabía que no tenía escapatoria, pero de cierto modo, no le disgustaba en lo absoluto.

***

¡Ejem! Ya sabemos como acabó esto 👌🏻

Sovieshu como siempre cumpliendo los caprichos de Rashta y consintiendola como debe ser 🤭✨

Una pareja de tortolos sinceramente.

Espero que os haya gustado. Nos vemos ❤

Petunias En Los Baños | La Emperatriz Divorciada (Sovieshu/Rashta) Where stories live. Discover now