Capítulo 17

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—Eso es todo por hoy— dijo el profesor apenas la campana había sonado indicando que éramos libres—. Recuerden dejar sus ensayos sobre mi escritorio antes de salir— soltó borrando la sonrisa que se había comenzado a formar en mi rostro.

El ensayo, mierda.

Mis compañeros comenzaron a ponerse de pie para dejar sus escritos y luego salir del salón. Yo había olvidado por completo aquel trabajo; Evan iba a matarme. Comencé a hurgar en mi mochila como loca con la esperanza de que allí estuviera, pero no, lo había olvidado; y no solo eso, sino que ni siquiera lo había leído. Busqué al rubio con la mirada para ver qué hacía; me estaba viendo mientras se acercaba a mi con media sonrisa en su rostro.

—¿Y el ensayo?— preguntó mientras se cruzaba de brazos delante mío. Sabía que había sido con ironía y sabía perfectamente, por mi expresión en el rostro y mi estado de desesperación al buscar en mi mochila, que no lo había traído. Solo me estaba molestando.

—Yo, no- no- lo siento...— balbuceé apenada, no por él, sino por el gran 1 que me iba a calificar.

—Yo- yo- yo— imitó mi tartamudeo con un tono burlón mientras sacaba de detrás suyo una pila de hojas. El alma regresó a mi cuerpo y suspiré con alivio cuando leí el título escrito en una de ellas y comprobé que se trataba de una copia del ensayo.

—¿Trajiste una copia?— dije aunque sabía que la respuesta era obvia y probablemente sólo obtendría un comentario sarcástico del chico en frente mío.

—No, la copia es la que te había dado a ti. Sabía que no debía confiar en ti, apuesto a que ni lo leíste.

Tenía razón.

—Lo siento— me disculpé. Aunque odiaba admitir que Evan Scott tenía razón, así era. Había sido irresponsable y lo mínimo que debía hacer era disculparme con él por más que lo detestara.

—No tan rápido. No te disculpes que no va a salirte gratis— pronunció con soberbia mientras dejaba el conjunto de hojas sobre el escritorio del profesor y se dirigía a la puerta del salón para largarse. Cuando estuvo en el marco de la puerta, giró su cabeza hacia mi e hizo una seña con ella para que fuera hasta donde él estaba. Fruncí el ceño pero le hice caso y me puse de pie para caminar hacia él.

—¿Qué?— pregunté con cierto temor a su respuesta.

—Necesito un favor.

—No te debo nada, yo no te pedí que hicieras todo el trabajo— me crucé de brazos negada a la idea de tener que hacer algo por Evan, a pesar de que él hubiera hecho aquel trabajo por mí. No por mí en realidad, por él; pero hizo mi parte al fin y al cabo.

—No seas terca, es algo sencillo.

—¿Qué?

—Caroline quiere volver conmigo, necesito que me ayudes— dijo en un tono que parecía casi suplica, podía notar la desesperación a través de sus ojos, solo le faltaba arrodillarse. No sabía por qué le era tan difícil hacerle entender a la rubia que no quería regresar.

—¿Y cómo yo podría ayudarte con eso?— pronuncié con cierta ironía a la vez que elevaba una ceja.

—No lo sé, habla con ella,... cosas de chicas, dile que puede conseguir a alguien mejor, que es más bonita, que disfrute su soltería, no lo sé— comenzó a lanzar ideas al aire sin darle demasiada importancia a lo que le dijera a Caroline para hacerlo zafar de la situación.

—¿Por qué no le dices la verdad y ya?

—¿Estás demente?— preguntó exaltado, como si fuera obvio el porqué— Está loca, me mataría. O se mataría a ella misma...

Olivia y los hermanos ScottWhere stories live. Discover now