¿Existe algo más que tu alma gemela?
Para Connor Gallace ésta pregunta no dejó de rodar por su cabeza desde el momento en el que conoció a la mujer que para él, es su amor verdadero. Sin embargo, al mismo tiempo comenzará a existir en su vida, una m...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
10 años después
Las cosas van en constante cambio en el mundo, nuevos empleos, nuevas ciudades, nuevos problemas y, sobre todo. Nuevas vidas. Jared Gallace estaba cumpliendo quince años, lo suficiente para entender por qué sus cambios de humor eran tan fuertes y, sobre todo; se entendía por qué sus amigos habían cambiado. Cuando Jared cumplió diez años, mi hermano intento que su hijo se volviera mejor amigo de los Madden, cosa que no sucedió, por el contrario, el prefería estar rodeado de personas de su clase social... Por lo que se terminó volviendo muy amigo de los trillizos, a pesar de llevarles cinco años más, el los trataba como si ellos entendieran de lo que habla. Pero sin importar lo que Jared opinara sobre los Madden, mi hermano seguía insistiendo en que fueran amigos.
Nadie se mete en sus decisiones, era alguien joven, tendría años para entender que algunas personas le servirían y otras no; Jared muchas veces buscaba mi punto de vista con respecto a los Madden, pero Cloyce me prohibió contarle sobre ellos y mi postura ante ellos. Prefería hacer eso y evitar que se metieran con la educación de mi hija... mi pequeña Emily, mi mayor amor en la vida.
—¡Papi! —La voz de mi hija resuena por toda la casa— ¡Papi! ¡¿Dónde estás?!
Debo apretar mis labios evitando reír. Cuando Emily cumplió siete años y supo que tomar gaseosa y comer dulces te hacían daño, nos obligó a dejar de comerlos, es más, creo que si no fuera porque su mamá le explico que comer animales no era tan malo, nos hubiera convertido a todos en vegetarianos. Pero ahora, cada mañana, ella debe ir a darme mis vitaminas diarias, con mi jugo verde, que ella misma ordeno que me prepararan. Odiaba los jugos verdes.
—¡Papi! Te vas a enfermar si no te lo tomas. —No corría, Emily jamás corría porque eso arruinaría su cabello, ella era elegante, sofisticada, amaba la ropa y su madre amaba comprarle ropa— Tomar esto está bien para tu edad.
Entre abro mis labios asomando mi cabeza por el pasillo, viendo a mi hija. Era bajita para su edad, pero eso no le molestaba, ella decía que tenía la estatura perfecta para ser poderosa, sus mejillas siempre lucían rosadas, contrastando con su tono de piel pálido, pero sus ojos... ojos eléctricos como los míos, como un rayo de luz de la luna. Era lo único que había sacado de mí; mi hija era una aversión pequeña de Alissa, claro está que su personalidad era una mezcla de todos sus tíos, Shia le enseño lo que era la vanidad, Aubrey lo que era el poder y sus tíos... esa niña no era más caprichosa porque de verdad debíamos ponerle límites.
—¿Me estas llamando viejo? —Hago un puchero poniendo mi mano en mi pecho como si me doliera.
Chilla bajita caminando rápido hacía mí, acomodando su bolsa en su hombro, levantando el vaso para que no se riegue nada, pero sonríe, sonríe grande, con amor, de la manera más hermosa que una mujer me ha podido sonreír alguna vez.
—No, no eres viejo, eres un papá joven y guapo —Mueve el vaso hacía mí, por lo que no tuve remedio que tomar de este, haciendo muecas, al igual que tome mi vitamina— ¿Ves que te lo puedes tomar sin hacer tanto escándalo, papá?