Un traidor

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Rumbo al trabajo, ambas estuvieron en total silencio, cada una hundida en sus pensamientos, pero un sonido irrumpió en ellos cuando se escucho tu teléfono.

Era Germán

-¿Acaso ese inútil no se cansa de rogar?-

-Jajajajajajaja, Sam... dudo totalmente que sea tan descarado-

-¿Acaso estas pensando en contestarle....?

-No pierdo nada, y de todos modos, quizá me vaya a pedir las cosas que eran suyas.

-Bueno....-

-¿Qué quieres Germán?

-Escucha hermosa, lo que paso, no debió, una chica puso algo en mi bebida y....-

-Ah, claro, por favor busca otro pretexto menos estúpido que yo ya no voy a creerte-

-¿Ahora te vas a ofender entonces?, ¿Con qué cara vienes a decirme algo cuando te cogiste a un tal Manjiro? ¡Tremenda zorra!- colgó el teléfono.

-Ay carajo Sam, él sabe lo que paso con Mikey-

Los ojos de Sam se expandieron por la sorpresa y su lógica era enorme.

-Existe un traidor entre los altos mandos de Bonten-

-¿Qué?-

-Piensalo, todo fue demasiado rápido, nombre exacto, casualmente llegó al lugar donde estábamos, todo calculado, no se quien quiera hacerte daño aparte de la tal Ayla-

-¿Estas queriendo decir que existe alguien con las bolas para traicionar a Manjiro Sano?-

-Correcto, tiene que ser alguien que odie por completo en silencio a Sano, o alguien que le sea más leal a Ayla, ambas son aterradoras, y sea quien sea, es cauteloso, calcularor y pasa desapercibido, o quizá un alto mando, nadie sospecharia de él-

La llamada y la platica con Sam te dejaron pensando, ni si quiera pudiste revisar bien los contratos en los que estabas trabajando, ahora solo querías una vida normal, ya no era tan emocionante esta parte de acoso en tu vida.

De repente, la voz chillona de la asistente de la oficina puso en pausa a todo pensamiento, actividad o asunto que se encontrarán resolviendo.

-Abogadas por favor, pasen a la sala de juntas-

Ambas se miraron, como si no fuera complicada la existencia ese momento, pensaron que les cargarian más el trabajo, al entrar a la pequeña sala, al fondo de la mesa encontraron a un rostro muy familiar para ambas.

-Señoritas buenas tardes, no me miren con ese rostro poco familiar, por si lo olvidaron soy Haruchiyo Akashi-

Ambas suspiraron con un alivio enorme, y por su mente pasaba el enorme poder de persuasión que tenía aquel hombre pelirrosa sobre su gruñón jefe, para permitir que estuvieran a solas con él en la sala más privada del piso.

-¿Porqué ambas tienen cara de sufrimiento? Llevo todo el día observándolas y no están haciendo su parte para disimular nada-

Se sintieron un poco avergonzadas, pero te decidiste a romper el hielo.

-Señor Akashi, agradezco su atención, pero ¿Cómo deberíamos sentirnos?, estamos siendo acosadas constantemente, nuestras vidas peligran, ya no tenemos privacidad y todo por su equivocación-

Frunció el ceño, y encendiendo un cigarro con toda la tranquilidad del mundo mirando a ambas chicas de manera feroz, como un león analizando al más pequeño animal de su territorio.

-Estamos haciendo todo para su protección, si pudiéramos volver al pasado, me gustaría encargarme de todo, pero no es así, de igual manera si se sienten más cómodas en tres meses puedo hacer que ambas se vayan de aqui-

-¿Porqué razón estas siendo generoso con nosotras?-

-No soporto a la perra de Ayla- dijo mientras exhalaba el último humo.

-Las veo al rato en casa-

El pelirrosa salió caminando orgulloso y elegante de la oficina.

-Estoy segura que no venía solamente a eso-

-Igual yo, ya hablaremos en casa, maldita sea, Sam lo mejor será tomar su oferta e irnos de aqui-

-Calma amor, lo vamos a platicar, mientras vamos a tomar un café de dos horas jajajajajaja-

El tiempo paso rápido para ser el día uno, será un reto ver su regreso a casa.

Ambas tomaron el auto correspondido y se dirigieron al casa blanca, se aseguraron primero de que nadie las siguiera, pudieron ver que todo estaba en orden.

-El pelirrosa no es el traidor-

-¿Aún tienes eso en mente?-

-Para no aburrirnos, vamos a descubrir en secreto quien es, la ganadora le pone un castigo a la perdedora, ¿De acuerdo?-

-Solo tu puedes sacar diversión a algo así, pero acepto tu reto-

¿Quién sería capaz de traicionar al hombre más peligroso de todo Japón?
¿Será un invento de Germán para excusar lo idiota que fue?

Era la pregunta que por orgullo, te proponias a responder. Al ingresar a la casa ambas tomaron sin darse cuenta una ruta diferente.

Tu habías tomado un segundo pasillo y Sam había girado a la derecha al inicio de la entrada.

-Carajo, debo empezar a poner atención a las rutas- dijiste mientras intentabas volver a tu punto de inicio.

Una puerta abierta y unos ruidos te llamaron la atención, en completo silencio, te acercaste a mirar al pequeño hueco que dejó y te quedaste atónita.

-Kaku... te amo-

-Mika...- 

Kakucho sentado al borde de su cama estaba sosteniendo a Mikaela por las caderas haciendo movimientos circulares, los gemidos a pesar de ser en un tono bajo, resonaban en la habitación, era algo más que placer, eran dos personas que se amaban entregándose.

Decidiste quedarte a mirar todo, al fin, nadie más estaba cerca de ustedes.




Chicos, no me odien por el retraso jajajajaja muchas cosas me han pasado estos meses, espero estén todos bien.
Se viene mucho Lemon, al fin que encerrados y sin tele así nos distraemos.
Los quiero a todos.





Reina RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora