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Capítulo 1.

«Sentía que no era especial, pero contigo me sentí así, tú me hiciste sentir así».

El teléfono estuvo sobre mi oreja, lo apreté tan fuerte que quizá podría haberlo roto, no me importó, en lo absoluto, no me interesó. Sentía un nudo en la garganta, la falta de aire en mis pulmones y los latidos se mi corazón desesperado y no podía calmarme, no podía pensar en nada más. Sonó el tono y luego su voz:

—¿Eren? ¿Qué pasa? —Su voz fue suave, tanto que me hizo sentir mal por llamarle en la madrugada.

Mi pecho se apretó y cuando sentí que ya no podía contener más las lágrimas, éstas se adueñaron, corrían por mis mejillas libremente cayendo al suelo. No solté el teléfono, lo mantuve cerca de mí mientras escuchaba la respiración de la otra persona en línea. Los sollozos era lo único que inundó mi habitación, nadie estaba ahí, la oscuridad era mi única compañía y no sabía a quién llamarle.

—¿Eren? —Trató de tranquilizarme, su tono sonó alarmante, preocupada por lo que me sucedía.

—Y-yo… —No articulé palabra alguna.

Me dolía hablar, no entendía lo que le sucedía a mi cuerpo, tenía miedo y no era normal sentir un dolor en el pecho, sentir que me faltaba oxígeno, como si me asfixiara entre la ropa. Coloqué una mano en mi frente y caí al suelo de rodillas, las lágrimas aún se expandían por mi rostro, eran demasiadas y fluían sin que yo las ordenara. Quería golpear mi cabeza contra el colchón y cerrar los ojos, necesitaba que esto que sentía se detuviera, ¿cómo podía detenerlo? ¿Qué podía hacer para que parase? Eso no era normal, no me sentía bien y anhelé que alguien estuviese a mi lado, las punzadas en mi corazón no se detenían, el nudo en mi estómago haciendo una horrible sensación.

—Si no quieres hablar, está bien, quédate dónde estás, iré por ti. —Sentenció apresuradamente.

—N-no, n-no —rogué con la voz completamente rota.

Todo era mi culpa, ¿lo era?

Meses atrás.

—Podrías comportarte como tu hermano, Eren. Ya estás por ir a la universidad y aún sigues siendo un idiota —papá demandó de una forma común. Lo único que escuchaba era que no estaba feliz por mis logros—. Sal de mi vista, no quiero verte.

Apreté los labios girando sobre mis pies, mamá estaba reclinada sobre la puerta del despacho de nuestro querido padre, su mirada expresaba lo enojada y decepcionada que estaba de mí. Admito que jamás quise ser una mierda en esa familia, solo quería tomar mis cosas e irme lo más lejos posible.

—La próxima vez quiero que ese siete sea un diez —Ordenó dándome una mirada fulminante—. Debes de sentirte mal por tus calificaciones, Eren, ¿Acaso no sabes por la vergüenza que nos haces pasar?

Me avergüenza ser su hijo, y eso nunca lo dije en voz alta. Si regresará en ese momento, exactamente luego de que mi padre dijera eso, me habría levantado de la silla, acercarme a su estúpido rostro y escupirle en la cara, la satisfacción que sentiría no se compararía con la felicidad de “sacarme un diez”. Sin embargo, lo único que hice fue agachar la cabeza escondiéndome y siendo un completo cobarde y avergonzado.

—Lo siento. —Mi voz salió con un hilo de tristeza.

Ni siquiera sé el porqué de contar esto, es aburrido, todo se simplificaría con: Mi familia es un asco y me trató con asco en toda mi vida. Me veo a la obligación de relatar toda mi vida, desde cuando todo se vino hasta abajo, en un límite en que me sentí la peor persona infeliz del mundo. Mi terapeuta dijo que me expresara como más quisiera, me dio risa, y quise hacerlo a mi manera y esta es mi manera, escribir una historia sobre mí. Lo dejaré cuando olvide completamente mi pasado. Cuando termine de narrar lo quemaré. En fin, sigamos con la desgracia de mi maravillosa vida.

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⏰ Last updated: Jul 12, 2023 ⏰

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El Dolor Es Más Fuerte En Soledad [Borrador] Where stories live. Discover now