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-Puta madre ¡No es justo! -reprochó el mexicano. -No puedo creer que les haya hecho caso.- fulminó con la mirada a sus amigos-

-Vamos pato que te irá bien ¿vale? - trató se sonar seguro pero estaba preocupado.—

-¡Puta madre! De todas las personas debían de ser ellos. - se quejó.-

Ve el lado positivo, podes humillarlos haciéndolos perder.— trató de animar.

Quackity lo miró de mala gana. —¡Estamos hablando de ellos! No solo me superan en altura si no en fuerza.—de todas las personas que pueden haber ¿por que ellos dos? ¿Acaso el destino le odiaba?

¡Y ni siquiera se jugar Basquetbol!—suspiró frustrado. Para su mala suerte le había tocado con puro alto.—Ellos serán los que me humillen.

Si quieres te puedes retirar. Ya veremos que nos inventamos para que no participes.—le dio suaves palmadas en su espalda.—

¡Nel! —retirarse del campo de batalla era mucho peor, prefiere morir intentándolo. —Olvidenlo, lo haré.— suspiro decidido.

Alumnos, por favor de prepararse, entran en 10.—avisó un entrenador.—

Los diez minutos habían pasado, mentiría si dijera que estaba tranquilo cuando era todo lo contrario, sus manos sudaban. Aquél dúo no le quitaba la mirada de encima. Él más alto solo le dio una sonrisa burlona, sabían que el mexicano no podría con ellos.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el silbato indicando que el juego comenzó.

¡Vamos chicos si podemos! — exclamó con entusiasmo el líder de su equipo.—

Él no se quedaría atrás, haría su mejor esfuerzo para poder hacerle frente a ambos chicos.

Aunque sentía la mirada de aquellos dos sobre él, no apartaba la mirada sobre el balón para poder sostenerlo y quién sabe, encestar.

Algo que favorecía a quackity era su resistencia y rapidez, tenía demasiada por lo cuál podía durar jugando.

Habían pasado 30 minutos y el juego apenas comenzaba a ponerse bueno, algo que le daba motivos para seguir de pie eran los gritos de sus amigos animándolo.

¡Vamo quackity vos podes!— le animaba el argentino. — ¡Hazlos mierda!— grito.

Quackity sonrió con sus mejillas rojas de la vergüenza. No quería decepcionar a sus amigos.

Esperó a que el jugador contrario le pase el balón a su compañero para quitárselo y así fue. Con todas sus fuerzas esquivaba al equipo contrario estaba casi al frente cuando él lo detuvo.

|| Quackity bowl ||Where stories live. Discover now