Fantasmas del pasado

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Volvíamos con Víctor después de ver la gran matanza necesitaba que padre viera esto, por siglos vivimos en paz, pero no ellos no, se supone que ellos no existían más demonios sedimentos de sangre animales sin control alguno, los “Licántropos”. Pero padre me a dicho que en la batalla de las mil lunas fue la última vez que se vio un licántropo vivo.
-¿Qué sucede? No creo que ellos sobrevivieran.
-Mi padre me contaba la historia de la guerra de las mil lunas, que Arterion el fuerte asesino al líder de los lobos.
- Si me acuerdo mi madre me lo contaba como historia de horror.
-¿Dónde se habrán ocultado por tanto tiempo?.
-Eso averiguaré.

Después de cabalgar de por horas llegamos al gran castillo, fui con Víctor a ver a padre en el salón del conejo real pero Dairon se encontraba en la puerta del salón del conejo y nos detuvo.

-¿A dónde vas hermanito?.
-Necesito ver a padre, los ataque que sucedieron en las aldeas y pueblos. Creo que se quiénes fueron, ¡Licántropos!.
-Hermano mío ¿Estas bien?. Los licántropos no existen más, esas bestias fueron masacradas.
-Eso también creía, pero con Víctor lo hemos visto, ninguna criatura puede hacer lo que con mi ojos han visto.
-Hermano mío es imposible, habrán sido impuros muertos de hambres.
-Dairon, no puedo perder más tiempo ¡necesito ver a padre! De inmediato.
-Imposible, padre está con los nobles hablando de los ataques y se encuentra muy furioso por tu salida del castillo y desobedecer sus órdenes.
-¿Con los nobles? Esos idiotas se fijan por ellos mismos y envenenan la mente de padre. Ellos ni se preocupan por la gente de los pueblos.
-En eso estoy de acuerdo con vos pero no puedes intervenir.

Empecé a forcejear con Dairon, Víctor no podía intervenir ya que no puede faltar el respeto al primogénito del rey. Intentaba moverlo pero el era más fuerte que yo agarro mi brazo lo doblo hacia mi espalda y me tumbo al piso y puso su pie sobre mi pecho.

-Te lo dije hermanito no puedes entrar.
-¡¡Maldita sea Dairon!! Esto es importante.

De pronto se abrieron las puertas del gran salón del consejo. Se encontraban todos los nobles observando nos consientes del todo el ruido que había, en final de la mesa del consejo se encontraba padre viendo con furia.

-¿Por qué ustedes dos están peleando?.
-Lo siento padre mi hermano no entendía que te encuentras ocupado.
-Ergrom ¿Qué es lo que quieres? Te e prohibido la salida del castillo y me desobedece.
-Padre se quienes son las criaturas que están generando todo está matanza en el reino.
- Haber hijo mío dime ¿Quiénes son?
- “Licántropos” padre, con Víctor vimos las huellas del pueblo de stonesriver y ninguna criatura conocida dejan esas huellas y toda esa carnicería que ellos solo dejan.

Todos los nobles del consejo se miraron entre sí y empezaron a reír, padre mostraba una cara de decepción por lo contado.

-Mi rey Bergkam, el joven príncipe debe estar confundido, seguramente son impuros que deben hacer de las suyas. Yo digo que hay que dejar que coman no son una amenaza de nuestro poder y atacan pueblos insignificante.
-Noble Hander, todos los pueblos y aldeas son importantes en mi reino no dejaré que nadie muera – el rey golpeaba la mesa con furia.
-Lo siento mi rey, pero Licántropos, esas bestias no existen son historias, la mente del príncipe debe estar confundida.
-Y tu que sabes de guerras, matanzas y bestias, tu solo te encuentras escondido en tu hogar y le lloras a mi padre para tener tus beneficios.
-¡!Basta¡¡ Hay cosas importantes que discutir, hijo mío los fantasmas del pasado ya no existen yo mismo lo e visto y Hander nadie morirá sea de la nobleza o no – con expresión de ira y decepción mientras golpea una vez más la mesa.
-Padre no me falles necesito que confíes en mí, déjame irme junto a Víctor y explorar los pueblos atacados y más allá del bosque.
-Nunca mandaría a mi hijo hacer una locura, ahora sir Malc lleve a mi hijo a su cuarto y procure que no se escape y sir Alder reúna un grupo de soldados y vayan a las cuevas del este esas ratas seguro se esconden ahí y Víctor ve a las aldeas del oeste para ver si sucede lo mismo y conseguir información.
-Si mi rey – mientras Victor hace reverencia -.
-Padre que te sucede antes seguías tus instintos y sin importar no te dejabas manipular por estas ratas.
-Dije ¡! Largo¡¡ Obedece Ergrom.

Sir Malc me indicaba que lo siguiera, era inútil padre no hará lo correcto e irá a un lugar sin punto fijo, no puedo dejar esto así, necesito consejos y el solo me lo puede dar.

-Sir Malc , haré caso pero primero necesito ver al vidente.
-Esta bien mi señor, pero no hay que encolerizar al rey, entienda a su padre, lleva el peso del reino en su espalda y confunde su mente.
-Entonces me crees.
-No creo que sean licántropos pero impuros tampoco hacen esos actos atroces. Lo haré, te llevaré al vidente pero luego a dónde el rey a dicho.
-Esta bien, gracias Sir Malc, Víctor tú vete después nos veremos y a ti hermano mayor.
-Si mi señor.
-Deja de enfadar a padre Ergrom, ve a ver al vidente pero basta desobedecer órdenes.

Me fui con sir Malc a ver al vidente hace años que no lo veo pero tras generación para evitar el mal siempre acudimos a él, es el que más cerca de los dioses está.
Después de pasar la gran cámara fuimos al jardín de los ancestros.
Lo encontramos, el estaba con sus libros el jamás se despegaba de ellos.

-Vidente, ¿Cómo se encuentra?.
-¡ Príncipe¡ ¿Cómo esta?, hace tantas lunas no lo veo, me encuentro bien observando las grandes historia.
-Vidente, necesito su ayuda hay un mal que me perturba y no creo que sea un mal común sino uno que puede poner en peligro todo el reino.
-Esta bien, te ayudaré.

El vidente cerro su libro y fuimos a su laboratorio donde práctica la antigua magia y hace sus investigaciones, cuando llegamos empezó a citar un cantico un cantico que te hacía erizar la piel en frente de el surgió un fuego de color azul de la chimenea de su laboratorio, su cuerpo parecía poseído, el ambiente se tornaba oscuro y pesado mi corazón empezó a latir más fuerte, nose si era por la emoción o el temor que diera el anciano. Sir Malc estaba
impresionado ya que es la primera vez que logro presenciar esto. Luego del fuego azul empezó a tomar de color negro y su humo empezó a rodearnos el color era rojo, el anciano me vio fijamente y me tomo como sus manos fuertemente y mirándome con sus ojos blancos como un cadáver parecía ya salir sus primeras palabras.

- Cuidado debes tener la luna dejará de ser blanca a ser rojo como la sangre, veo al rey bailando junto a una serpiente, la sangre se vuelve enemiga, dónde vez es tu fin los dioses decidieron el destino del reino, el pasado es presente y futuro, es hora del aullido.

Después de esa última oración el anciano volvió en si. Me veía y no entendía nada, pero su rostro era de miedo el mismo que sentía cuando fui al pueblo, eso para mí ya fue suficiente tenía que escapar del castillo e ir por pruebas y llevarlo al consejo, ante el rey y entre en razón.
Sir Malc me veia con asombro pero el siempre seguía las órdenes del rey y dijo que debía ir a mi habitación. Fuimos directamente al cuarto hasta que vio a la guardia real asombrado.

-¿Qué es lo que sucede?.
-Mi señor, hablábamos que su padre a mandado a su hermano el príncipe Dairon en la búsqueda de los impuros.
-¿Cómo? Padre nunca quería que salgamos del castillo.
-El lord Hander insistió al rey que vaya, para darle la una buena lección a los impuros y dejar un mensaje en nombre del rey.

El rey bailando con la serpiente ahora todo tenía sentido, ese hijo de puta es un traidor le lava el cerebro a padre siempre quiso el poder y ahora se encarga del heredero primogénito pero luego me encargaré de el, Dairon corre peligro de ir por el y ayudarlo.

-Sir Malc se que usted es un hombre honorable, pero Dairon corre peligro.
- El rey me dio una orden y jamás lo e roto.
- No es hora del honor el príncipe mi hermano corre peligro hasta el rey.
-Como le dije debo escoltarlo y unos guardias vigilarán su puerta, pero no su ventana donde estará su caballo.
-Gracias Sir Malc, lo esperaré, necesito su ayuda.
-Con gusto lo ayudaré, ahora vaya que nadie se de cuenta.
Fui rápido a la habitación me encerré, se escuchaba los guardias detrás de la puerta, abrí la ventana afuera había una tormenta pero eso no me va a detener, me puse mi armadura regalo de mi abuelo una gran armadura de color negro como la noche con el escudo del gran Faxer y su espada sombra oscura, una espada que siempre quiso Dairon, pero me lo otorgó a mi por eso mi hermano me odia. Por ser el menor pero el más respetado entre los demás. Siempre busca satisfacer a padre mientras yo no soy su favorito, pero es hora de dejar eso atrás y hora de ayudar, tanto como el, a padre y el reino.
Corrí asía la ventana di un salto, entre tejado y tejado logré que nadie me escuchará y logré llegar con sir Malc y a mi caballo.

- ¿Está listo? Mi señor.
-Si entre más rápido mejor, Dairon necesitara toda la ayuda posible.

Cabalgamos a dirección de las grandes cuevas dónde podría esconderse los impuros , es hora de descubrir la verdad, los fantasmas del pasado volvieron.

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