Capítulo 5: No es mi hijo

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Flavio

Bebo todo el contenido del vaso de un solo trago, odio esto, odio en lo que me he convertido, pero es su culpa, solo es culpa de ella, si tan solo no lo hubiese hecho seríamos tan felices como cuando nos casamos, pero no, esa mujer terminó siendo igual que todas.

Mi querida esposa es la culpable de todo, la odio por no poder dejar de amarla apesar de todas sus malditas mentiras.

Mi manera de vengarme es reteniendo a mi lado, su castigo será permanecer a mi lado y sufrir por el maldito infierno en que se ha convertido nuestro matrimonio.

No la dejare, ella es mía y nadie más que yo puede tenerla, así ya me haya engañado una vez no puedo dejarla.

Eramos tan felices, la amaba con locura, era capaz de dar mi vida por ella y mi hijo, todo era demasiado perfecto para ser verdad y entonces ese día lo supe, Beatrice Morelli, mi esposa, no era la mujer que me había hecho creer, me había estado engañando con uno de mis empleados, y quien resulta ser el padre de quien creía mi hijo. Ese dia mi vida se derrumbó, todo lo que habíamos formado se había caído en pedazos.

Enterarme que no era mi hijo después de haberlo criado por 13 años fue un golpe bajo. Si no fuera por mis padres nunca lo hubiese sabido, ella jamás lo hubiese confesado.

Decidí callar, no le dije nada, solo le pague con la misma moneda, si, por eso me metí con esa mujer, ni siquiera me interesaba, solo quería vengarme del amor de mi vida, pero la muy oportunista se embarazo, y le provoco el aborto a Beatrice, él sí era mi hijo y lo perdí.

Es horrible vivir con este rencor y odio, me quema y solo quiero destruir todo a mi paso para poder sentirme aunque sea un poco mejor.

Ella era solo mía, no debió engañarme, no debió hacerlo, ahora no puedo detenerme, no puedo dejarla ir ni tampoco perdonarla, tal vez con el tiempo logre aprender a vivir con su engaño y podamos volver a ser los que eramos antes de que esto sucediera.

Me duele que mi familia esté así, pero no puedo hacer nada, es más grande mi resentimiento.

Se que Santino no tiene la culpa, pero no puedo hacerme el tonto cuando es el hijo de otro hombre con mi mujer. Lo comprobé hace años, mis padres y mi socio me ayudaron con la prueba de ADN, también con meter preso a ese tipo, lo hicimos pasar por delincuente y aunque eso es abuso de poder no podía permitir que estuviera rondando a mi familia.

Mis padres querían que me divorciara y los dejara en la calle, pero yo tenia otros planes y no cedí.

Marena no estaba en mis planes, pero no iba a dejarla con esa oportunista, la amo, después de todo es mi hija, pero ni ella ni nadie puede reemplazar a mi hijo perdido, y me hundo cada día más por la culpa de haber sido el responsable de su muerte.

El sonido del golpeteo de la puerta me saca de mis pensamientos y me frustra saber que no han entendido lo de  no estoy para nadie.

-¿Quién es? ¿Qué parte de qué no estoy para nadie no han entendido?-pregunto sin ocultar mi enojo porque me hayan interrumpido.

-Soy yo, papá.-habla Santino.-Si estás ocupado puedo venir más tarde.-dice después de no escuchar una repuesta.

-Entra.-digo suspirando antes de hacer algo que vuelva a hacer que terminemos discutiendo.-¿Qué querías?-pregunto sin mirarlo aún.

-Papá se que no puedo irme hasta no cumplir el horario, pero juro que no aguanto el dolor y creo que me he roto un hueso.-dice con dificultad y es cuando levanto mi vista viendo a mi hijo. Me asusto y pierdo el control en ese momento. Esta muy pálido,esta sudado y es porque debe tener fiebre, y su brazo no se ve nada bien.

Mi muñeca Where stories live. Discover now