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Sus ojos se abrían con lentitud, su vista borrosa apenas y reconocía su propio cuarto. Los últimos días habían sido un poco grises, lluviosos pero el día de hoy el sol entraba imponente por la ventana. Se removió en su cama y se estiro con pereza jadeando al mismo tiempo por el dolor en su espalda baja.

Suspiro con fuerza posando su vista a las prendas en el piso, su mente invadida por los recuerdos de la noche anterior precisamente en el mueble de la sala donde Yoongi lo hizo suyo de nuevo. Sonrió sintiendo sus mejillas calentarse y su cuerpo estremecerse como si el toque del mayor aun estuviera sobre él. Mordió sus labios inconsciente, pues aún tenía el sabor de los besos de Yoongi deshaciéndose en su boca. Llevo los dedos a sus belfos recorriéndolos con parsimonia, el tacto seguía ahí.

Su corazón latió desenfrenado recordando cada detalle, cada caricia y las palabras que le brindo, sus ojos felinos lo miraban con anhelo y pasión. El cuidado que tuvo cuando lo cargo hasta el cuarto de baño y allí le ayudo a ducharse pasando la esponja por todo su cuerpo mientras le daba sutiles besos, incluso al terminar lo envolvió con la toalla y lo cargo hasta la cama acostándose a su lado para acariciar su cabello hasta que finalmente se durmió.

Aunque su corazón latía con fuerza también se iba haciendo más pequeño en su cavidad. Aun se cuestionaba si era real o un simple sueño, pero sin importar lo que fuera quería que el tiempo se detuviera y vivir ese momento eternamente.

se giró en su lugar percatándose apenas que estaba solo en la cama, la calidez del cuerpo ajeno aún seguía en las sabanas, al igual que el perfume tan característico de aquel chico. Se levanto ignorando ese dolor punzante en la zona baja de su espalda, se vistió con un suéter tejido enorme que cubría por completo su desnudez hasta sus rodillas y salió de la habitación. Sus pasos eran lentos, incluso respirar con profundidad le causaba dolor.

El olor a café recién hecho inundo sus fosas nasales dándole aviso que en la cocina estaba él muy seguramente preparando el desayuno. Acelero como pudo su andar y bajo las escaleras con rapidez, al estar allí se sentó en la barra y acomodo el mentón sobre una de sus manos. recorrió con sus ojos avellana la espalda desnuda del mayor y su cabello alborotado. Tenía un par de lunares visibles y unas cuantas marcas causadas por las uñas que enterró en aquella piel.

—¿Seguirás viéndome en silencio? — aquella vos retumbo en sus odios tal cual melodía. El chico de cabello negro se giró y le regalo una de las sonrisas más hermosas que Jimin había visto en su vida — Buen día. — saludo acercándose a la barra sin dejar de verlo.

—Hola — musito el rubio un poco avergonzado.

—¿Dormiste bien? — el atisbo lascivo se asomó en el tono de su voz logrando sonrojar al menor.

—Demasiado bien diría yo — se atrevió a decir sintiendo sus mejillas calentarse.

—Por supuesto — sonrió una vez más — te hice el desayuno.

Los ojos de Jimin se posaron rápidamente sobre el plato que Yoongi tenía en su mano, pan tostado con fresas picadas a un lado, una sonrisa fugaz se escapó de sus labios y asintió. No era la primera vez que el mayor le preparaba algo de comer, pero esta vez se sentía...diferente.

Yoongi lo conocía bien, sabía que no era del tipo de persona que pudiera comer mucho en las mañanas, así como Jimin sabía que un simple café recién hecho para él era perfecto.

Tomo un trozo de fruta y se la llevo a la boca degustando el sabor dulce a la vez que comenzaba a divagar, aún estaba atrapado en los momentos que, de los últimos días, todo había pasado demasiado rápido y apenas podía procesarlo. No podía negar que aun sentía miedo, no quería que terminara, pero ¿y si Yoongi se arrepiente después? Jimin estaba seguro que no podría lidiar con algo así, sería demasiado.

DESPUÉS DE TI[Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora