TREINTA Y CUATRO: La diferencia.

36 7 2
                                    

Han pasado varios días desde que descubrí que estoy sana, y no he parado en casa ni una sola vez. Danniel y Artemis me han sacado a todos lados, hemos hecho picnic en el parque del pueblo, hemos ido a un parque de atracciones, y mi parte favorita: fui a mi lugar secreto en el bosque. Harry tenía razón, era un espectáculo de día.

¿Como pude vivir tantos años sin ver todo esto?

Cada vez que veía algo tan hermoso durante el día me llegaba un sentimiento de alegría demasiado grande, hasta que llegaba la rabia por recordar como mi mamá me había mentido.

Con esa descripción cualquiera creería que soy bipolar o algo.

Hoy hay algo realmente importante para recordar: Sam y Josh vuelven al pueblo. Danniel me confesó que vienen por un festival donde una de sus bandas favoritas se presentarían. Me entristece que vayan a venir y no pensaran en ir a verme, pero entiendo que mamá los ahuyentó. Y eso va a cambiar ahora. Ella ya no puede mandar sobre mí vida. No más.

Justo ahora estoy en mi lugar, escribiendo con mi laptop un poco en mi historia, o eso traté. Realmente, sin mentir, llevo mucho sin poder escribir como me gustaría, creí que se debía a todo el remolino emocional que estaba atravesando, pero ya me siento mejor. Y aún así no logro escribir nada.

Me frustra un poco que no haya podido escribir nada, de hecho, releyendo todo lo que escribí... está horrible. Nada tiene coherencia, los personajes son contradictorios y ni hablar del montón de personajes inútiles qué hay. En verdad no hay nada rescatable de esto. ¿De donde saqué que ser escritora era lo mío?

Suelto un bufido y me dejo caer de espaldas en la manta, mi cabeza cae en un cojín que traje precisamente para este tipo de momentos. Tomó mi celular y coloco cualquier canción menos la que está sonando: Youngblood de 5 Seconds of Summer. No me malinterpreten, amo esa canción, pero mi corazón no está listo para oírla de nuevo.

Ni siquiera llevábamos tanto de conocernos, fueron qué, ¿tres meses? Por Dios, me encariñé demasiado pronto. La nueva canción se reproduce, Control de Zoe Wees. La melodía me relaja un momento, hasta que comienzo a prestarle verdadera atención a la letra. Que mal momento para que escuchar esa canción, de verdad. Con todo y el nudo que se me ha formado en la garganta, decido cantar el coro:

—I don't wanna lose control —canto, dejando salir un poco de lo que me hace sentir esta canción—. Nothing I can do anymore. Trying everyday when I hold my breath, spinning out in space pressing on my chest. I don't wanna lose control!

Y así pasó el resto de la tarde, dando un concierto improvisado en medio del bosque, dejando salir cada emoción con cada nota que canto. No recordaba lo terapéutico que era cantar, era como decir todo lo que quería de una forma hermosa, incluso si las palabras no eran precisamente elegantes. Ya entendía por qué Harry la amaba tanto.

Harry...

Dios, basta. Deja de venir a mi cabeza, no puedo seguir recordándote cada vez que haga algo. Ya no más. El nudo en mi garganta aumenta, pero no dejo de cantar, incluso si suena mal, necesito dejar salir todo.

Finalmente, mi garganta me pide que pare, y eso hago. La música sigue sonando, pero esta vez no la acompaño, en su lugar tomo mucha agua. No estoy acostumbrada a cantar tanto y con tanta fuerza como hace un rato.

—Eso fue increíble —murmuro entre jadeos.

Veo la hora y casi me da un infarto al verla, es bastante tarde. El festival comienza en una hora y aún no me he arreglado. Tomo mis cosas y comienzo a correr colina arriba hasta llegar al patio de mi casa —que sí, está muy cerca del bosque y por ello siempre estoy por esos lados—. Ingreso velozmente hasta el baño de mi habitación y no pierdo tiempo en esa ducha. Salgo y me pongo el primer conjunto decente que encuentro.

Sola en el Mundo ©Where stories live. Discover now