𝗕𝗹𝗼𝗻𝗱𝗲 𝗕𝗿𝗼𝘁𝗵𝗲𝗿𝘀 | One Shorts | Katsuki, Neito & Denki.

•Blonde Brothers• → Don't worry, Neito

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En todo el día el rubio de ojos azules no se había levantado de la cama, y eso preocupaba a sus hermanos. Neito en pocas palabras era una persona activa, salía a entrenar en las mañanas, daba un paseo en las tardes y se la pasaba molestando a cualquier persona, y ese chico tumbado en la cama con la mirada perdida, por más que quisiesen negar, no era su Neito. 

El Neito de siempre les diría que la clase A es la peor y se pasaría el día molestándolos por alguna anécdota, entonces, ¿Por qué ahora solo sostenía una flor en su mano como si fuera lo más importante en el mundo? 

No tenían la respuesta, pensaban y pensaban más no llegaban a una conclusión. Y como creían, la bandeja de comida que dejaron en la mañana para él, seguía intacta. Estaban desesperados, llevaba dos días así y no podían dejarlo pasar. Solo recordaban que el chico les había avisado de que saldría con su novio. Después, llegó a la casa con su mirada perdida, como si en su cuerpo no hubiera nada más que vacío infinito. Ahí supieron que algo había pasado en esa salida. 

Pero el rubio tenía un gran orgullo y, sobre todo, culpabilidad. Seguramente por eso no les había contado, porque según él, "no era algo importante". Muchas veces habían querido hablar con él sobre ese tema y la misma cantidad de veces habían sido rechazados. ¿Qué tenía de malo expresarse?, él y Katsuki siempre se iban quejando sobre una que otra situación de la escuela a su hermano y este les aconsejaba o solo se reía. Si ellos podían abrirse con él, ¿Por qué Neito no? 

— No es tu culpa —

Dijo el chico de ojos amarillentos, mirando el cuerpo tendido en la cama. No hubo resultados, solo un suspiro molesto por parte del que yacía hundiéndose en el colchón, que tomaron como un rechazo. Pero no aceptarían que de nuevo pusiera barreras entre ellos, así que, armándose de valor, se sentaron en la cama viendo al rubio con sus ojos cerrados. 

— No es tu culpa —

Repitieron esta vez ambos, viendo con atención el ligero movimiento que hizo de cejas. Repartieron caricias por el cabello y rostro del ojiazul, recibiendo una mirada que no supieron como identificar, mientras siguieron diciendo la misma frase una y otra vez. Esperando. 

En cuestión de segundos, observaron la expresión neutral del rubio narciso desaparecer y, como reemplazo, su seño fruncido y un diminuto apretón de labios aparecieron. Estaba dando todo por no llorar, frente a ellos, no mostrar debilidad, y todo por ellos. Un suspiro tembloroso se oyó, ambas voces susurraron una vez más la frase, rindiéndose por fin, haciendo caer los muros que él mismo había puesto entre ellos. Sus lágrimas bajaron por sus mejillas con rapidez, dejando salir todo lo que le atormentaba y formaba aquel nudo en su garganta. 

Tenía miedo, miedo a fallar como ejemplo de hermano y quedar como un patético. Miedo a ser humillado y que ellos se alejen porque, literalmente, ellos eran los únicos que aún seguían con él. Estaba asustado, demasiado asustado, demostrándolo con los temblores que recorrían sus músculos al sollozar e hipar. Se sentía débil en ese momento, pero las caricias no pararon, reconfortándole. 

— No te preocupes, Neito.  —

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Bien, más que un capítulo es como un desahogo emocional pero ok. Siendo sincera, en mi mente Neito es así, poniendo a los demás antes que todo. Con miles de barreras entre las personas y su corazón, porque, diciendo la verdad, así soy yo. 

Bienvenidos a mi mundo, ok no.