Harry Potter y la isla del tesoro

Capítulo 1: El mapa y la nota

Era un día común en Hogwarts, y hablando de cosas comunes, el trío dorado se encontraba en la sala común de Gryffindor. Al no ver a nadie, dos de ellos decidieron que era buen momento para sacar de quicio a la restante.

— Hermione, no te ofendas, pero...

— Ya me ofendí. — Lo interrumpió, cruzándose de brazos. — ¿Qué vas a decirme, Ronald?

— Uy, ya no eres Ron. Yo que tú me preocupo. — Le dió un codazo Harry.

Los dos rieron ante la cara de pocos amigos de la chica.

— ¿Y bien?

— Mmm, que aburrido está el castillo últimamente... ¿No es así, Harry? — Dijo Ron, guiñando un ojo al castaño.

Algo se traían entre manos.

— Sí, estaría mucho mejor si fuera un barco pirata. — Rió el mencionado.

— ¡Sí, y con el guapísimo capitán Jacob! — Agregó este otro, revelando el libro que escondía en el interior de su chaqueta. — ¡Ohh, muero totalmente por él!

— ¡Ehh, robanovios! ¡Que es mío! — Harry le dió una mirada de supuesto enojo.

Bueno, era obvio, la estaban imitando con burla.

Hermione se preguntó porque era amiga suya por un momento.

— No sé de qué están hablando, pero los apoyo si resultan tener esa inclinación amorosa. — Sonrió arqueando una ceja, pretendiendo no saber nada.

— Vamos Hermione, te vimos leerlo en los pasillos. Fingir no tiene caso.

Suspiró rendida tras escuchar al pelirojo. Supo que sería en vano usar cualquier otra excusa.

— Sí, bien, lo leí... ¡Pero ustedes también leen libros así! — Los acusó.

— Con la diferencia de que no fingimos que son libros del colegio.

Ron asintió.

— Y que se la pasan diciendo lo guapo que es el capitán.

Harry asintió también.

Ella volvió a su cara de "no me hables", no estaba segura de que clase de complot era, pero le disgustaba de igual forma.

— Como sea, denme la novela. Vayan a meterse en problemas, o yo que sé. Adiós. — Los echó, señalando la salida.

— Mmm, no, molestarte es más divertido. — Se encogió de hombros el Weasley.

— Son increíbles. — Mencionó de mala gana la chica.

— Lo sé, me lo dicen todo el tiempo, pero gracias por notarlo.

— Eso de ser el elegido te subió el ego. — Rodó los ojos una vez más.

— Pero soy el elegido.

Iba a decir algo más, probablemente el insulto del año para que se larguen, pero no le dieron tiempo, pues ya se encontraban husmeando en la historia otra vez.

— Suficiente, me cansé.

Tomó al libro, tratando de recuperarlo, pero no se la hicieron fácil, pues no lo soltaron.

Ella estaba molesta, ellos risueños. No era nada grave, se llevaban así. Seguramente al día siguiente se le pasaría.

Entre forcejeos, accidentalmente separaron las páginas de la tapa, rompiendo el objeto.

¿Recuerdan eso de que seguramente tardaría un día en superar su enojo? Olvidenlo por completo.

Ambos chicos se dieron una mirada de "oh, no" con muecas de incomodidad en sus rostros.