Olvido

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Olvidar. Que cosa tan difícil.
Olvidar un golpe es más fácil que olvidar un elogio. Olvidar tus males es tan difícil como quitarse una cadena. Cada cicatriz es un recordatorio que dificulta aun más el proceso de dejarlo. Pero olvidar era mucho más seguro sencillo, mucho más fácil, pese a lo que se lleve consigo.

Nadie lo sabe mejor que Severus.

De verdad lo intenta, intenta olvidar, olvidar todo el dolor por el que pasa su madre, olvidar todo el disfortunio que pasa él cada que regresa a esa casa, trata de olvidar sus penas para concéntrarse y buscar algunas alegrías, pero todo siempre lo dirije a lo mismo.

Tratar de olvidar lo que pasó hace una semana es demasiado difícil, muy pronto, pero estaba a nada de lanzarse un Obliviate en son de poder regresar a su ser normal. Porque oficialmente Severus esta alterado.

No podía evitar tensarse cada vez que estaba en el mismo salón que los 4 Gryffindors, lo que sus amigos le contaron caía cómo catarata sobre su cabeza cada que los veía tan siquiera de lejos. Y aunque la mayor parte de la escuela estaba siendo bastante discreta sobre la situación, no faltaba quien le dijera que de bebé se veía adorable. Hasta la fecha seguía lanzandole insultos a esas personas,.

No sabía que cosas había hecho, cuanto habían visto o que planeaban hacer con ello, pero si algo sabía es que la intriga y paranoia estaban matandolo MUY lentamente. Poco puede recordar, solo algunos flashes de memoria pero que no tenían sentido entre sí. Algunos de ellos tenían que ver con plumas flotantes y otras con un perro negro que-NOP.
Sólo plumas flotantes y algunos dibujos, lo demás lo olvido.

También estaba el insignificante detalle de que ahora estaban bastante bien informados sobre la novela trágica de bajo presupuesto que es su vida, muchas gracias Lily.

No quería que ahora lo vieran con lastima, no lo necesita y no lo quiere, ya estaba maquinando soluciones para salir de esa situación, así que no necesitaba que se le tratara como a un gato herido, no lo era. Habían estado demasiado quietos, demasiado tranquilos y demasiado alejados. Muchos demasiados.

En específico Black lo tenía con los nervios crispados a nuevos niveles, varias veces chocaban miradas, y había algo diferente, un brillo distinto, no era el brillo de osadía o malicia que acostumbraba a tener para dirigirse a Severus, no, ese brillo era desconocido. Y lo desconocido, bien dijeron todos los sabios, es aterrador, Severus no sabía si temer por su vida o su dignidad o sólo dejar que la etapa emocionalmente confusa de Black se pasará por si sola.

Estaba considerando mucho más la primera.

Y es que toparse a Black en los pasillos era incómodo y algo más.

Después de entregar la millonada de tarea y trabajos qué debía, se puso al corriente en las clases, durante algunas sentía la mirada gris en su persona, incluso cuando hace su mejor esfuerzo para ignorarla.
Eso sí, su asiento en pociones ahora estaba a una generosa cantidad de metros más lejos que antes, suficiente como para tener que estar con un binocular para poder acertar a su caldero. Pensó, muy ingenuo, que esto facilitaría la tarea de olvidar todo, todo lo que pasó y regresar al acomodo de antes. Pobre estúpida, dijo Morgana.

Cuando salía, de un modo u otro, Black se aparecía de la nada a su lado, nunca decía nada, no hacía nada, mierda, ni si quiera hacia alguna cara. Sólo lo miraba, como si fuera algún tipo se objeto muggle que el sangre pura no puede entender. Peor cuando estaba sin su grupo.

Ahora su nuevo deporte era dar increíbles rodeos con tal de no estar en el mismo pasillo de Black, esa era l razón por la que ahora estaba caminando por los pasillos del borde sur para llegar al gran comedor, en vez de usar las escaleras y el camino directo, como cualquier otra persona normal. Sólo el sonido de sus pasos y su tormenta interior, tan metido en sus propios pensamiento, o bueno, regalos internos.

Una pequeña broma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora