La canasta

743 63 7
                                    

Hoy había sido un grandioso día, había pasado casi todo el día ensayando una nueva obra que Sally había creado, una historia sobre como un grupo de princesas iban al rescate de su buen amigo caballero, quien se había quedado dormido en una nube mágica, teniendo que ayudarlo a bajar con ayuda de su vicino dragón y terminando todo con un lindo picnic.

Pero como todo buen día este tenía su final, ya se venía acercando cada vez más después de haberse dado un relajante baño de espuma olor a manzana, de cepillarse su cabello largamente rizado y puesto su suave y limpió pijama, ahora el momento de dormir se estaba acercando y sin que se diera cuenta antes de que pudiera empezar a pensar en su próxima pintura se había quedado dormido.

Pareciera que no habría nada que pudiera interrumpir su agradable tiempo de sueño, después de todo, todos sus vecinos ya se habían ido a dormir ya hace un tiempo.

Hasta que el sonido de las paredes rechinando y el suelo agrietado se empezó a hacer presente.

Wally, quien hace unos pocos momentos estaba dentro del mundo de los sueños, empezó a despertar lentamente.

— ¿Qué? — dijo letargo, apenas intentando abrir sus ojos.

chirrido

— ¿Una canasta? — cuestionó Wally, ahora sentado en su cama, buscando a tientas en la oscuridad sus pantuflas, aún medio dormido.

No era algo fuera de lo común que entre vecinos se sorprendieron con regalos en la entrada de sus casas, pero si lo era el que fuera en mitad de la noche.

Crujido

— Espera ¿La canasta se mueve? — Ahora, un Wally muy despierto por la curiosidad, se levanta de la cama mientras trata de ajustar lo mejor posible su bata azulada.

Llega a la entrada más pronto de lo esperado, Home había dejado entreabierta la puerta principal, dejando que Wally mismo la abriera en su totalidad.

Ahora con la puerta abierta, bajo instintivamente su mirada hasta toparse con una pequeña canasta de mimbre, no podía distinguir muy bien su contenido gracias a una manta verde que lo tapaba, pero ciertamente había algo adentro, por la forma en que la pequeña manta daba pequeñas elevaciones.

Empezó a levantar la cesta lentamente con una de sus manos, dejándola descansando en uno de sus brazos.

Después de todo, no era de buena educación dejar tirado una canasta en perfecto estado fuera de tu casa.

Lentamente levantando la mirada hacia su vecindad, buscando con la mirada al responsable de aquella canasta, aunque su misión fue interrumpida por unos fuertes movimientos provenientes de la canasta, dándose cuenta enseguida de que sea lo que fuera se estaba despertando, así que rápidamente re ajusto su agarre en la canasta tan firme como pudo en ambos brazos.

Una vez seguro de que la cosa no se estaba moviendo alzó la vista de nuevo hacia todas partes, de izquierda a derecha y viceversa busco con la mirada al responsable, sin encontrar nada, dándose por vencido, volvió a entrar a Home.

Al entrar se sentó directamente en su gran sillón rojo, prendiendo de paso una pequeña lámpara de la mesita de descansó.

Ahora con la ayuda de la luz adicional podía ver mejor que era lo que le habían dejado dentro de la canasta, y oh, santas manzanas.

Nada habría preparado a Wally para ver lo que le habían traído.

Envuelto en una segunda manta, está más apretada que la primera, estaba una pequeña marioneta amarilla, con una pequeña y gordita nariz naranja mosqueda por lo que suponía habrían sido mocos provocados por llantos, sus pequeñas y gorditas mejillas estaban manchados por rastros de lágrimas mientras que sus ojos permanecían totalmente cerrados.

Un Regalo Inesperado [Welcome Home Y DHIMS] Abandonada!Where stories live. Discover now