Clavos

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Aviso: las frases mostradas a continuación, escritas en cursiva y entre comillas, pertenecen a la canción que sirvió de inspiración para este os. Estas pueden seguir un orden cronológico, o tal vez no (lo mismo se aplicará para los siguientes os). Sin más que decir, que disfruten esta chingadera (bromis). <33


***


"Somos lo que queda, somos las cenizas, dos historias que se hacen trizas".

Tadashi Yamaguchi y Kei Tsukishima, dos completos desconocidos que un día se encontraron por casualidad, pero a los que la vida les tenía preparado una peculiar historia juntos.

No eran almas gemelas.

No estaban destinados a enamorarse.

No los unía ningún tipo de hilo rojo, ni nada parecido a eso.

Aun así, ambos estaban hechos el uno para el otro.

Todo esto pasó cuando los ojos de Kei se encontraron con los de Tadashi, en un día de lluvia, en cierta cafetería de Miyagi, como en las historias románticas. Solo que aquello no fue un flechazo romántico, sino más bien el haber encontrado en la mirada del otro algo que estuvieron buscando desde hace tiempo.

Algo que no era amor.

Ellos ya lo habían encontrado en otras personas, a las cuáles les habían entregado no solo el corazón, sino también toda el alma. Pero no resultó bien, y todo lo que dieron no les fue devuelto, ahora lo único que les quedaba eran sombras de lo que alguna vez fueron, de lo que alguna vez sintieron.

Se descubrieron ante el otro por una mirada, solo porque dicen que los ojos son la ventana del alma. Sin embargo, eso era algo que ya no tenían. Quizás por eso se entendieron con tan solo verse, quizás fue por otra cosa, lo que importaba era lo que sucedería después.

Ninguno tenía intenciones de acercarse, querían creer que con tan solo mirar a una persona con una historia tan miserable como la suya era suficiente, que las miradas indiscretas que se regalaban entre ellos lo eran. Pero pronto surgió la interrogante "¿sufriste tanto como yo o no se compara?". No querían irse sin una respuesta, así que Kei fue quién decidió dar ese primer paso, levantándose de la mesa para dirigirse a la de Tadashi, quién al darse cuenta de esto comenzó a sentirse inquieto. Al final Kei terminó acercándose con cautela hacia él.

No quería generar ninguna molestia.

—¿Me puedo sentar?

La voz pasiva de Kei dispersó los nervios de Tadashi, quién al alzar la vista se encontró con unos ojos dorados que se sentían igual a los suyos: casi sin vida, rogando por un pequeño rayo de luz que los iluminara, tal como supuso cuando los observaba desde lejos. Eso también le dio un poco más de tranquilidad, no se había equivocado.

—Por supuesto

Kei también se tranquilizó con aquella voz, no sabía cómo describirlo, pero no quería perder el tiempo haciéndolo. Solo se sentó a su lado y disfrutó de aquella sensación que, de cierta forma, le recordaba viejos tiempos. Deseaba no estropear el momento ni que aquel sentimiento tan satisfactorio desapareciera, pero quería saber si aquello que tenían en común era lo que imaginaba.

Tenía los brazos cruzados y había fijado sus ojos en un vaso de agua frente a él, tratando de encontrar las mejores palabras para iniciar la conversación. Tadashi a su vez observaba las facciones tan finas del rostro de quién se encontraba a su lado, como sus lentes le añadían un aspecto más maduro y como su expresión de seriedad lo hacía ver más atractivo de lo que ya era.

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⏰ Última actualización: Apr 26, 2023 ⏰

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