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~El entrenamiento~ German Garmendia

- ¿Y cómo lo ves entonces?

- Veo que hay posibilidades.

Mientras German golpeaba repetidamente un saco de boxeo, yo lo observaba desde el banquillo cercano al ring del gimnasio, mientras comía unas patatas fritas. 

- ¿Y has pensado patrocinadores ya o algo? El año pasado Rub patrocinó a Ari, quizás podrías buscar alguna marca o hablar con él del tema.

- Ya veremos eso más tarde. Ahora mi objetivo es centrarme en ganar. 

Otro estridente golpe del cuero del guante hacía eco al chocar contra la roja bolsa colgada del techo. Yo me limité a asentir mientras metía otra patata en mi boca. 

- ¿Porqué no en vez de estar ahí comiendo papitas mientras me ves  o subes a entrenar conmigo?- Se giró hacia mi dejando de golpear. 

- Vamos a ver, ¿Quién lucha en la velada?, ¿Tú o yo?

- Yo, pero soy muy flojo y verte ahí comiendo me da más flojera aún.

Mientras hablaba, se iba acercando a la esquina del ring hasta bajar de este y posicionarse frente a mi.

- Si vienes a por una patata lo llevas claro. Estás entrenando y además las he comprado yo. Tira pa riba anda.

Riéndose y con una mueca maliciosa se acercó más a mi agachando su cuerpo hasta quedar a mi altura para dirigir sus manos a mis antebrazos y tirar de ellos hacia él, haciendo que mi cuerpo se levantara quedando frente a él con una notoria diferencia de altura y tirando la bolsa de patatas al suelo. 

- ¡Ehh!, ¡las patatas!

- Déjate de patatas y sube conmigo.

Al notar que no ponía de mi parte en el proceso, optó por la manera, rápida que consistía en posicionar mi cuerpo en su hombro, con mis piernas pataleando en su torso y mis brazos golpeando su espalda.

-¡¡Germán!! ¡Déjame en el suelo!

- Deja de patalear, que me haces daño.

Haciendo caso omiso a mis peticiones, subió conmigo al hombro hasta el centro del ring y al fin me posicionó en el suelo. Acto seguido, se giró al taburete de la esquina y cogió otro par de guantes parecidos a los suyos.

-¿No esperarás que me ponga eso verdad?

- Puedes hacer lo que quieras, pero como no te los pongas te vas a hacer daño.

Se dirigió a mi y me colocó los guantes mientras yo lo miraba con recelo.

- No le mires así y haz lo que te digo.

Tras una media hora de lecciones que él recientemente había aprendido, decidió que ya era hora de celebrar mi primer combate.

- ¿Estás de coña no? No pienso pegarme contigo. Esto no está equilibrado, no es justo.

- La vida no es justa, es lo que toca. Ahora intenta pegarme. 

Abrí los ojos enormemente, ¿cómo iba a pegarle a él? Dejando de lado que me sacaba casi dos cabezas, tres cuerpos y el doble de fuerza, era un "osito amoroso". Para mí, era como pegar a un bebé, no podría hacaerle daño ni aunque quisiera...

- No me pongas esa cara, ¿Qué te crees? ¿Que se entrena pegando solo a un saco? En la velada mi oponente se va a mover más que uno. 

- Pero solo llevo media hora con esto, si te pego y me lo devuelves me reinicias el windows.

- Lento pero seguro, no te voy a devolver un putazo fuerte... Venga, ponte en posición

...

- Tengo unas agujetas que no puedo ni moverme.

- JA, pues imagínate yo que hago esto todos los días.

- Pues más te vale ganar machote, porque con el trabajo que lleva entrenar...

La conversación en el camino a los vestuarios se cortó al estar finalmente frente a ellos.

- Eso espero, pero nunca se sabe.

Suspiró con la cabeza baja mirando hacia puerta del vestuario masculino.

- Yo confío en tí. Y, aunque no ganaras, seguiría estando orgullosa de tí. 

Me giré para ponerme frente a su cuerpo y acariciar su mejilla izquierda y su ya voluminosa barba. 

- Muchas gracias bebe, no sé que haría sin ti. 

Tras sus palabras agradecidas, subió la cabeza para mirarme con una sonrisa agradecida en su rostro, mientras su mano cogía la mía de su cara y la llevaba a sus labios para besarla. Mi mano libre se posicionó en su cuello y tiro levemente de el para unir nuestras frentes. 

- Confío en ti bebé, tú puedes con esto y con todo...Pero me debes unas patatas fritas.

Bueno, al final hizo lo que pudo.

...