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⊱┄┄┄┄┄┄┄𝐤𝐢𝐦 𝐭𝐚𝐞𝐫𝐚𝐞┄┄┄┄┄┄┄⊰

─ ¿Están seguros de que esto es una buena idea?

─ No seas aguafiestas, Taerae. Solo saldremos a darle un vistazo la ciudad por última vez y volveremos antes de que llegue la medianoche.

─ Tengo un mal presentimiento. ─solté viendo como mis amigos salían por la puerta hacia el exterior sin escuchar mis palabras.

Faltaban al menos dos horas para la celebración de Año Nuevo y ellos decidieron salir a despedir al pueblo antes de viajar hacia un nuevo destino en unos días y comenzar una nueva vida.

Con lentitud, cerré la puerta de mi casa y caminé tras mis amigos con aquella presión en mi pecho que me mantenía incómodo. No sabía a que se debía, pero se sentía diferente y no me gustaba.

Al llegar a la plaza del pueblo vimos como algunas tiendas ya cerraban y otras se mantenían aún abiertas. De pronto sentí nostalgia; este era el lugar en donde los cuatro nos conocimos y crecimos.

Al principio solo eramos Gyuvin, Gunwook y yo, hasta que un día conocimos a Yujin y se integró a nuestro grupo caside inmediato.

Llevábamos más de quince años viviendo en este lugar que sería difícil dejarlo todo y empezar otra vez; al menos lo era para mí. Crecí aquí, todos mis recuerdos con los chicos estaban en este pueblo y no quería soltarlos.

Lástima que yo no podía ir con ellos. Los tres harían su vida en la ciudad y yo me quedaría en este pueblo durante más tiempo. Genial, ¿verdad?

Estaba tan sumido en mis pensamientos que no noté cuando los chicos se detuvieron en la calle. Yo no entendía nada, no presté atención a mi alrededor.

─ ¿Qué sucedió? ─pregunté en un susurro hasta que Yujin me señaló lo que teníamos adelante.

Había olvidado este lugar en específico. Cuando era pequeño, mamá nos advirtió sobre una cosa: no cruzar a la calle detrás del farol dañado.

Nunca le entendí hasta que nos comentó sobre una leyenda del pueblo. Decía que cada persona que cruzaba el farol terminaría con un destino fatal.

Al principio no le creí, pero tampoco fui capaz de desafiarla. Absolutamente todos en el pueblo conocíamos esa leyenda; era tan popular que se la vendían a los turistas que venían a visitarnos.

─ Vamos. ─dijo Gyuvin intentando entrar por aquel pasaje que dirigía a otra parte del pueblo que era desconocida para nosotros.

─ Esperen... ─solté antes de que ingresaran al pasaje detrás del farol.─ ¿Y la leyenda?

─ Nunca descubriremos si es real si no lo averiguamos. ─con las palabras de Gunwook supe que debía de decir más.

Tanto Gyuvin, Gunwook y Yujin eran muy arriesgados y curiosos. Ellos sólo actuaban sin pensar en las consecuencias; en cambio yo, sobrepensaba las cosas. Se podría decir que era el único con sentido común en este grupo.

Tras cruzar el pasaje pude ver que había una pequeña plaza en completo silencio y oscuridad. No habían personas, no había ruido, ni siquiera había luz.

Un peculiar ruido nos hizo saltar en nuestro sitio en medio de la plaza. En nuestro alrededor se escuchaba el sonido de unas campanas, resonando una y otra vez.

Buscamos de donde provenía el sonido que incrementaba más hasta que Gyuvin señaló hacia el frente iluminando con la linterna de su celular.

─ ¿Una iglesia? ─solté sin dejar de mirarla. La fachada se veía muy vieja y no parecía estar habilitada; sin embargo, sabíamos que de ahí sonaban las campanas.─ ¿Alguien estará adentro?

En la puerta de la iglesia fue cuando notamos todos los detalles de esta. Se veía antigua, pintada de color oscuro y de apariencia larga.

A los lados habían ventanales que no logré distinguir del todo, y a lo alto un antiguo campanario, que portaba una cruz de madera que se movía con el viento. La única entrada era un portón de madera semiabierta. No veíamos luz alguna dentro.

─ ¿Deberíamos entrar? ─dijo Gunwook tomando la manija de la puerta. Aún no podía ver su interior, pero sé que estaba igual de oscura que aquí afuera.

─ Yo creo que mejor hay que volver al pueblo. ─aún sentía esa presión extraña en mi pecho que me inquietaba más.

─ Opino lo mismo. ─a mi lado podía escuchar la voz de Yujin. Honestamente sus palabras me sorprendían, pues él era curioso, pero ahora solo se mostraba algo preocupado.─ Este lugar es raro.

─ No se preocupen. ─dijo Gyuvin abrazándome mientras me hacía entrar junto a él a la iglesia.─ Tómenlo como la última travesura del año.

Sin decir nada más, entré junto a él a aquella iglesia iluminada solo por nuestros teléfonos. Era hacer esto o quedarme solo afuera, y viendo que estaba completamente solo, no sonaba como una buena idea.

─ ¡¿Hola?! ─gritó Gunwook, pero solo se escuchaba el eco de su voz.

─ Hay velas ahí. ─con la poca luz que enmendaba nuestros celulares, notábamos la fila de velas apagadas sobre un soporte de madera.

El salón tenía dos hileras de asientos en dirección al altar. A ambos lados había soportes colgados en las paredes, y sobre ellos velas de distintos tamaños.

─ Vamos a prenderlas. ─sacando de su bolsillo un encendedor metálico, Gunwook encendió las velas teniendo así un poco más de luz.─ Al menos así podremos ver algo.

Tomando una vela cada uno, caminamos por ambos lados del lugar. En un momento, Gyuvin y yo estuvimos a punto de caernos al pisar una tabla de madera que parecía dispuesta a ceder bajo nuestro peso.

Pudimos distinguir el lugar en el que nos encontrábamos. La iglesia estaba abandonada, pues la cantidad de polvo lo mostraba, y pensaba en que debía ser muy antigua por su aspecto.

El altar estaba vacío, era un taburete frío que se mantenía en pie gracias a unos peldaños; detrás de este, una cruz de metal oxidado. Fuera de esto, no había ningún otro objeto religioso.

Era solo una enorme iglesia desierta. No parecía haber alguna otra habitación aparte del salón y la puerta por la que ingresamos. Más arriba solo estaban los ventanales inalcanzables para cualquier persona, cubiertos por tablas de madera que impedían la entrada de luz alguna.

─ ¿Por qué habrán tapado los ventanales? ─dije más solo para mí, pero Gunwook logró oírme.

─ Este lugar está abandonado desde hace tiempo, quien sabe para qué y cuándo lo hicieron.

Todo me parecía muy siniestro. Solo estábamos iluminados por la tenue luz de las velas, mientras que nuestros celulares amenazaban con apagarse por la batería.

─ Este lugar no me gusta nada. ─comenté acercándome a Yujin con miedo en mi interior.─ Algo no está bien.

─ No creo que nada malo ocurra. ─soltó, pero podía notar que no estaba tan convencido de lo que decía.

Iba a decir algo más, pero en ese momento Gunwook nos llamó. Al verlo, notamos como mantenía una sonrisa de par en par.

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𝐌𝐈𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 ⊱⊰ 𝐙𝐁𝟏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora