Starts the Game

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A la mañana siguiente salió de su habitación con una camisa blanca que dejaba a la vista parte de sus clavículas y unos pantalones cortos de mezclilla, guardó lo necesario en una bolsa de lona ya que hoy irían en un yate a la región de Monte Argentario donde se quedarían una noche. El escenario perfecto para su plan ya que Louis no tendría escapatoria, salvo que quisiese nadar hasta la orilla.

El ojiazul lo estaba esperando en el coche, Tony muy amablemente abrió la puerta y la cerró cuando entró. El mayor ni siquiera levantó la vista de su teléfono y Harry decidió darle unas horas de tranquilidad, él por su parte se dedicó a tararear las canciones ya que había vinculado su Apple Music al sonido del auto. Así pasaron las tres horas de camino, el chofer solo se dedicaba a ver a la pareja por el retrovisor, no muy contento con la actitud que tenía su jefe con su ahora esposo, solo llevaban veintiséis días casados y pareciera que tienen ya diez años y por lo menos dos crisis de divorcio, lo que él desearía por tener a su amada esposa en su vida, de nuevo.

Llegaron un poco antes del mediodía, el menor ni siquiera bajó su bolso, teniendo que hacerlo Anthony -lo cual le agradeció- fue el encargado de llevar el equipaje hasta el yate, el ojiverde caminó delante del ojiazul moviendo sus caderas ligeramente, no quería que se diera cuenta inmediatamente. Una vez arriba el ojiazul se dirigió con el capitán, el menor se despidió del chofer ya que le había dicho que quería tiempo a solas con su esposo para "arreglar" unos asuntos, por supuesto que el hombre como el romántico que era accedió y la embarcación zarpó.

—¿Dónde está Anthony?— por primera vez el ojiazul le dirigió la palabra, ambos traían lentes oscuros y vestimenta similares.

—Me dijo que se sintió mal y lo envié al hotel a descansar— respondió con simpleza mientras miraba como la costa iba pareciendo más lejana.

—Tú no puedes hacer eso, él es mi empleado no el tuyo— se cruzó de brazos.

—Bueno, según este anillo— mostró su mano izquierda— Ahora también es el mío.

—Sabes que eso no aplica para nosotros.

—Era una broma, amargado— dijo rodando los ojos— Lo hice porque Anthony me cae muy bien y me preocupé por él.

El ojiazul asintió no muy convencido y se alejó hacia el costado de estribor, el rizado se metió al camarote para cambiarse, se quitó su playera, se cambió a sus pantalones extremadamente cortos amarillos y tomó su botella de bloqueador solar. Se dirigió a la proa evitando a Louis, afortunadamente ya habían anclado en medio del mar.

Bajó un poco su short para que sus laureles se viera aún más y se recostó en la proa a tomar el sol, les había hecho un buen día para estar en el mar, el ojiverde tomó algunas fotografías para subirlas a sus historias de Instagram y se dedicó a escuchar música que salía ligeramente de los parlantes, supone que el mayor vinculó su playlist cuando reconoció algunas de las canciones que ya había escuchado en los coches de Tomlinson .
Pasó dos horas rotando su cuerpo antes de que decidiera por fin ponerse bloqueador, sabía que Louis lo estaba observando, lo había visto tomando una cerveza recargado en el barandal así qué tal vez tardó un poco más en esparcir la crema por su torso y cuello, repasando sus caderas un par de veces, incluso sus piernas.

Una cóctel Manhattan apareció en su vista, el ojiazul se lo había traído, lo aceptó con gusto, tenía algo de sed. Dió un sorbo y miró al mayor que ahora también iba sin camisa mostrando tatuajes que Harry no sabía que tenía, como la frase en sus clavículas por ejemplo.

—Deberías meterte ya— sugirió el mayor— Has estado mucho tiempo expuesto al sol y sin bloqueador.

Sabía que era verdad y debía dejar de broncearse ya ha adquirido el suficiente color en su piel, hizo un mohín.

The proposal that changed my life (Larry Stylinson)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora