Pesadillas

47 10 2
                                    

Año 2014


Gotas de lluvia golpean con fuerza el parabrisas, creando un sonido rítmico y constante. Aunque ella me habla, mis pensamientos se enfocan en las pequeñas gotas que se deslizan lentamente por el cristal, trazando caminos aleatorios hasta que desaparecen de mi campo de visión.

-Siempre he estado aquí para ti, y siempre lo estaré. Necesito que confíes en mí. ¿Qué está pasando? Sabes que nunca te juzgaré. Eres mi alma gemela, mi otra mitad, lo sabes -dice con determinación, exigiendo mi atención -¡Mírame, Ayla!

Involuntariamente, giro la cabeza hacia ella, con cierta resistencia, obedeciéndola. Pero de repente, una luz deslumbrante me ciega y todo se desdibuja en una ráfaga de segundos que parecen irreales, si no fuera por la intensidad con la que lo siento.

De repente, un estruendo ensordecedor llena mis oídos. Nuestro coche da vueltas de campana en la carretera, un caos de metal retorcido y huesos quebrándose a mi alrededor. Intento gritar, pero el terror me paraliza, dejando mi voz sin sonido. Los ojos sin vida y el rostro ensangrentado de ella son lo último que veo antes de ser tragada por la oscuridad.

Despierto cubierta de un sudor frío, empapada en la humedad del ambiente. Relámpagos ensordecedores iluminan mi habitación, como si quisieran recordarme el pasado que nunca podré olvidar. La lluvia cae con fuerza, impactando contra las ventanas, con un sonido que hace eco en mi cabeza, logrando que me sienta cada vez más sola entre las paredes de mi habitación. Cierro los ojos, buscando refugio en mi propia mente, pero sus ojos grises vienen a mi mente como si los estuviera viendo en ese mismo momento. Abro los ojos sobresaltada y no puedo evitar escuchar mis gemidos ahogados por la tormenta y la culpa que me desgarra cada vez que recuerdo mi sueño. Es como si la naturaleza misma se burlara de mi dolor, recordándome que aquello que tanto amaba ya no está.

La misma pesadilla se repite una y otra vez en mi cabeza, logrando que no vuelva a pegar ojo. No queriendo soñar otra vez con aquel momento, aquel instante en el que perdí un gran trozo de mi alma.

Mi respiración se calma, pero sigo despierta. Sé que lo único que hará que los recuerdos vuelvan a ese lugar en el que aguardan hasta la próxima tormenta es refugiarme en las páginas de algún libro. Tomo el que más llama mi atención de los tantos que tengo en mi pequeña biblioteca. Esta noche toca continuar con los capítulos de "Ligar es como montar en bici" y por horas me sumerjo en las páginas, me convierto en la protagonista: Victoria.

Por fin llega un momento en el que lo olvido todo, menos lo que ella vive; incluso logro reír con algunos capítulos. Y cuando llego al final, el sol comienza a despuntar y el sonido de mi alarma me avisa de que es hora de empezar otra vez con lo mismo de todos los días, es hora de volver al infierno al que llamo vida.

Como cada mañana entro al baño y, luego de una ducha que en vano trata de disipar mi fatiga y sopor, me hago una coleta baja en la nuca. Mi reflejo me muestra a una chica con mejillas regordetas, ojerosa y alicaída, pero poco puedo hacer para disimularlo y, la verdad, no me interesa hacerlo tampoco.

Salgo del baño y me adentro en el clóset. Las prendas de ropa que compramos juntas el verano pasado me observan desde una esquina, pero trato de ignorarlas, eligiendo mi atuendo de siempre, ese que me hace sentir como si pasara desapercibida. ¿Spoiler? No lo hace.

Me pongo un simple pantalón de jean azul, una camiseta blanca y encima una sudadera lo suficientemente ancha para esconder mi figura. Me calzo las mismas deportivas blancas que de blanco tienen poco por lo desgastadas y sucias que están.

Bajo a la cocina, donde me encuentro con la nueva esposa de mi padre, esa que intenta sustituir a mi madre en todo lo que hace. ¿Otro spoiler? Tampoco lo consigue. Y sentada en la barra de desayuno, comiendo una simple manzana se encuentra ella, la persona que se encarga de que día tras día pase mis horas de almuerzo encerrada en la azotea con mis dos mejores amigas: Sky, mi nueva hermanastra.

Resiliencia/ Melodias Del Alma Libro II (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora