Capítulo XV

481 63 1
                                    

Cierro la galería la noche siguiente, luchando para no dejar caer las bolsas de basura que estoy sosteniendo, cuando me llega un mensaje de Jimin.

Su tono de mensaje es un silbato de tren.

Cada vez que escucho el silbido miro a mi alrededor, alarmada por su origen. Me hace reír, aunque siempre estoy ligeramente avergonzada de mí misma.

Jimin ha enviado una foto. Dejo que todo caiga a la acera. La imagen es de su edificio, los colores crema y azul esbozados enfrente de un cielo gris.

"¿Acaba de tomarla?"

Se siente como una invitación sexual, a pesar de que nunca le he dado sexo.

"¿Qué me hace si voy?"

Me tomo mi tiempo caminando por la calle principal, deteniéndome para mirar vidrieras de tiendas, mientras examino cuidadosamente la calidad de mi corazón.

Está en profundo conflicto con mi mente. Me siento débil y tonta. Egoísta. Desleal. Me siento como el tipo de chica del que otras chicas hablan.

Me detengo en la esquina, tengo una decisión que tomar. Puedo continuar hasta la fábrica de conservas, o puedo cruzar la calle y visitar a Yu Jimin.

Está esperando en la planta baja para dejarme entrar al edificio. Intercambiamos sólo una mirada mientras entro. Puedo oler de inmediato gasolina y pino. Lleva una camisa atlética de color azul oscuro con ribete amarillo alrededor del cuello.

— ¿Cómo sabías que vendría?

— No lo sabía. Tenía la esperanza — responde Jimin.

Esperanza. Me paso casi todos los días luchando contra mis sentimientos por ella, haciendo en mi cabeza la idea de no verla nunca más. Por la noche, me pliego como un papel mojado. Mi voluntad está empapada, y mi moral manchada.

Escaleras arriba, tiene la chimenea encendida, y puedo oler algo delicioso.

— ¡Cocinaste! — exclamo.

— Algo que atrapé con mis propias manos — responde Jimin.

— Mmmhmmm. He oído eso antes — me quedo fuera de la cocina para comprobar su plan, pero me agarra la parte superior de los brazos y me aleja.

— Dame un minuto — dice —. Casi está listo.

— ¿Cómo sabes si quiera que estoy hambrienta? — pregunto, porque parece lo correcto para pregunar ahora.

— Siempre estás hambrienta.

Tiene razón.

Unos minutos más tarde trae dos platos y los coloca en bandejas que todavía tienen las etiquetas del precio colgando de ellas. Vuelve a la cocina por el vino.

— Tienes habilidades — le digo. Sonríe mientras sirve vino me lo pasa —. Eso es de los viñedos de Marrowstone — digo —. Caída de tu relación. Gracias por decirme al respecto, por cierto. Yizhuo casi tuvo una crisis nerviosa cuando fuimos.

Jimin se encoge de hombros.

— Puedes recordar las cosas malas de un lugar, o puedes recordar las cosas buenas. A veces están atadas juntas. Eso lo hace aún más interesante.

— Dicho — digo, mientras chocamos copas.

Jimin no me deja limpiar. Apila los platos en la cocina y va a pararse junto a la ventana conmigo.

Port Townsend está cubierta de niebla. Rueda calle abajo, comiendo la visibilidad. La siento a mi lado. Es cursi pensar que uno puede sentir a una persona, especialmente si está claramente al otro lado del país como lo estábamos antes. Pero la sentí. Y ahora que está a mi lado, estoy abrumada por lo intenso que es estar junto a ella.

¡a la mierda con el amor! [winrina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora