La estrella

26 3 1
                                    

Las manos ajadas y callosas del músico realizaban su tarea habitual en ese parque rebosante de ajetreos, tumultos y desvelos. El terreno era moldeado constantemente por los pies de hombres de negocios estresados, almas afines a la relajación, besos a media luz y por la guitarra de un viajero infernal.

Dante solía habitar ese edén urbano cuando el ombligo de plata de la bóveda celeste empezaba a botarse empachado por los postres crepusculares, cuando los arboles le acompañaban con sus panderos, la iglesia le proveía un macabro campanear y de un desesperanzador coro de rezos fanáticos. Era entonces cuando procedía a llenar la atmósfera de rasgueos adulterados por drogas distintas cada día, a veces era la mariguana de la soledad y otras veces era la cocaína de la crítica social.

La existencia en el parqué era muy ligera y calmada, a Dante le encantaba ir a olvidar sus problemas y a veces a conseguir algunos, pues sin nada que resolver la vida se torna muy lenta y las manecillas son muy filosas. El no tocaba para recibir ninguna compensación, la música era la compensación aunque su ego no rechazaba a ningún admirador, el tocaba para vivir, ¡Tantos regaños recibió por no tomar las cosas con suficiente seriedad y empeño!, sus amigos lo acusaban de que sus sueños musicales nunca se harían realidad, pero el sueño existía pues había sido soñado. Él no quería que nada sucediera, solo fluía en la realidad de Morfeo para encontrar el himno alucinado con el que esperaba hipnotizar a la fémina que alimentaba sus sueños.

Él se encontraba esculpiendo la vibración del céfiro en un monumento melódico a Prometeo y su eterno dolor cuando ella apareció; su voluptuosidad se podía percibir a lo lejos, se podía oler su seducción automática aun con el olor a tabaco y conformismo que había en el ambiente, era como una firma que permanecía marcada en los sentidos, como un tatuaje perfumado. mientras estaba tocando una simple apología a los no nacidos, un parpadear encandilo hasta a los ciegos del lugar: Dirigió una débil mirada hacia el músico, le dio un disparo de atención y retrocedió como asesino experimentado, Dante aún estaba mareado cuando aquella marea capilar se volvió tumultuosa con la caricia del viento y pudo ver aquel cabello prismático; multicolor material que parecía doblar la luz a su antojo donde los colores oscilaban de manera acuosa hasta que las puntas dieron un autoritario latigazo y se acomodaron para maquillar su cara con umbrosos rubores.

Esas sombras parecían estar muy cansadas de contener aquel resplandor, que parecía ser tangible como una dura capa que la protegía de los indignos, La mirada de la chica era tan ardiente que Dante sufrió serias quemaduras espirituales. Fue en ese momento cuando el anzuelo penetro su fría coraza, el anzuelo le arranco el corazón y el pescador se fue sin saber siquiera que había pescado algo.

Cronos satisfacía su sadismo mientras las horas cortaban la paciencia de Dante, desde aquel día intentó llamar la atención del astro pero todo intento era infructuoso, la chica pasaba por el parque todos los días excepto los fines de semana como si su tortura sobre el chico fuera algún tipo de asignatura escolar, ella aun tenia aquel órgano deforme en su caña y seguía arrastrándolo con la misma ignorancia sobre el hecho, aunque estas aseveraciones quizás son algo injustas pues la técnica de flirteo del chico consistían en esperar que la chica cayera a sus brazos con su guitarra divina, quizás hubiera funcionado con una flauta y si fuera él un sátiro. Así pues las misivas forjadas entre las cuerdas vibraron con su ansiedad y desesperación. Sus cuerdas eran sacadas de su tendón de Aquiles, de su debilidad surgieron susurros que ya no se conformaban con sugerencias al oyente ,estos se volvían hilos que se entrelazaban con sus entrañas y presionaban sus neuronas provocándoles una epifanía espástica, en ese instante de ensoñación inducida todos los oyentes desaparecían de la realidad por unos segundos y en cada nota musical vivían un concierto, ya que en el mundo de las ilusiones el tiempo es chantajeado y de esta manera la eternidad acariciaba a todos los espectadores.

La estrellaWhere stories live. Discover now