𑁍 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐚𝐭𝐨𝐫𝐜𝐞 𑁍

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Las suaves caricias que su cuerpo sentía le hacían vibrar.

Regulus, quien estaba acostado en su propia cama, comenzó a moverse, y abrir de a poco sus ojos, tomándose la sorpresa de que en su defecto, estaba en su casa, pero no solo.

Thomas estaba a su lado, y parecía que su mano, misma que el abrazaba; tomaba vida propia y comenzaba a dar suaves y relajantes caricias que le hacían suspirar.

Permitiendo que sus pensamientos vagaran hacía aquel sueño, extraño y excitante, mismo que permanecía en su mente. Claro, hasta que hizo por levantarse y su cuerpo reaciono.

Un quejido, pequeño e imperceptible ha salido de su boca y cuando baja la mirada para ver el o la causa del dolor, se topa con cierto colores en su cuerpo, y un fuerte dolor de caderas.

—Agh— susurro con dolor, pasando su mano por su cintura —Carajo, un animal me atropello

Una risa sofocada y cansada se escucha, provocando que Regulus se girara a verle y vaya sorpresa, Tom le estaba viendo con ojos somnolientos y cansados.

—No es necesario que me digas de esa manera tan... poco educada

Regulus puede sentir su rostro arder. Tom era un desvergonzado, porque incluso en aquella privacidad del dormitorio, expresaba sus pensamientos como si nada, como si no importara realmente, como si lo que haya ocurrido en la noche fuera de dominio publico.

—Thomas...— le llama, ganando una mirada de todos —Enserio que eres un animal, ¡Me duele todo el cuerpo! 

—¿Yo?— cuestiona Tom, señalándose a si mismo y mostrando una mirada que tenía miles de significados.  —Reg, dime ¿Quién era el que pedía por más?

Las mejillas de Regulus se bañan de un hermoso tono rosa y aunque desea cubrir su rostro por el enorme sonrojo que se abraza en su pálida piel, pero en su lugar, se inclina para besar los labios de Tom, atrayendo así su atención. 

El beso es suave, nada que ver con los hambrientos de las horas anteriores, pero incluso así, los labios de cada uno duelen, pues las marcas de mordidas parecían aun estar todavía frescas. 

—Creo que debemos de vestirnos— pide en voz baja Regulus, separándose del más alto y dándole una tímida mirada —Antes de que Sirius venga a buscarnos 

Tom asiente, sabe que lo que ha dicho Regulus es cierto. Si ellos ya estaban despiertos, Sirius no tardaría en despertarse gracias a Remus, así que tenía que apresurarse para poder bañarse y vestirse. 

—Tom— llama Regulus, captando la atención del mencionado— ¿Crees que podrías ayudarme? Es que no me puede levantar 

Las mejillas de Regulus ya no están rosadas, sino de un brillante color rojo, así que Tom se apresura a tomar a Regulus en brazos y ayudarle a llegar a su baño. 

—¿Podrás mantenerte de pie?— cuestiona Tom a Regulus, llamando la atención del Black 

—No creo, porque alguien me dio como cajón que no cierra— sonríe de manera burlona hacía donde esta el de ojos azulosos

—Bueno, no puedes culparme— niega Tom, bajo la mirada de indignación de Regulus—¿Quién era el que pedía más?

Regulus resopla y permite que Tom le pase suavemente la esponja por su espalda, aunque claro, Regulus no lo sentía en sí, pues el agua caliente baja por su cuerpo, haciendo que sus músculos se relajen y mientras cerraba sus ojos, Tom lo apreciaba. 

El cuerpo de Regulus era delgado, pero no se veía enfermizo, claro que no. Bajo el agua de la regadera, Tom puede apreciar la pequeña cintura del Black, cintura que posee suaves marcas que él mismo provoco al sujetar con mucha fuerza aquella zona. Su cuello y hombros están llenos de marcas de mordeduras, mordeduras que para quien las mire, podrá saber sin ningún problema, que Regulus ya posee un dueño. 

𝐋𝐚 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐚 𝐕𝐢𝐝𝐚 𝐃𝐞 𝐓𝐨𝐦 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞 «𝐑.𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora