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La vida de Hani nunca fue buena, desde pequeña se fue percatando lo triste que es su vida.

Su madre estaba pendiente del Señor Hwang.

Hani trató de convencerse de que todo estaba bien, que todo iba a cambiar pero aquello nunca sucedió.

En su escuela, estaba perdidamente enamorada de un chico, el popular y adinerado.

Yoongi, un dulce Omega de diecisiete años, tan creído como tan cruel.

Hani lo vio siempre como su dulce Omega, por que aquel Omega es su destinado.

Pero él trata de negarlo, humillandola haciendo que su lobo muera cada vez.

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-----Hani-----

Me levanté, escuchando los gritos de pelea de mis padres, nuevamente discutiendo por el dinero.

Se vistió con rapidez, no queriendo llegar una vez más tarde, se miró al espejo.

¿Por qué mi omega hace todo para dañarme? Trato de ser linda, queriendo ser linda para el.

Pero no sucedía, no soy una alfa malvada que solo ve a los Omega como objeto, no podría ni siquiera usar la voz de mando en un Omega.

No, no podría.

Pero aún así, el no podría fijarse en mi.

Mis ojos son verdes oscuro, mi piel es blanquecina, mi cabello es completamente negro y corto.

Miro uno con ochenta y tres, soy delgada.

Pero ni con eso, soy horrenda ante sus ojos.

Salí de mi habitación, ya estando aseada y vestida.
Escuchando los gritos de mis padres, agresiones e insultos.

-¡Tu agarraste el dinero que lo usaría para pagar lo que tu gastaste, Omega!-Gritó mi madre, lanzando una taza al suelo.

Me sobresalté, nunca la había visto tan enojada.
Mi padre yacía sollozando, en un pequeño rincón.

-¡Yo necesito más, no me quedaré horrendo por tu falta de dinero!-Gritó mi padre, sollozando.

Mi madre alzó su mano, queriendo golpearlo, pero yo la detuve haciendo que ella volteara.

Tenía lágrimas en sus ojos.

-¡Me quisiste golpear!-Gritó mi padre chillando.

Tenía un nudo en mi garganta, viendo como mi madre me abrazaba sollozando.

-¡Eres una mal alfa, me das asco!-Gritaba mi padre chillando.

Mi madre me abrazaba mientras sollozaba, sintiendo sus lágrimas caer.

Mi padre yacía abrazándose a él mismo, chillando con enojo.

-Tu padre me engañó-Decía mi madre al separarse de mi, viéndome con tristeza-Me engañó con mi mejor amiga-Decía dando el último sollozo para lanzar todos los cubiertos y tazones al suelo.

Mi padre se abrazaba aún estando en un rincón.

-¡Tu eres un mal Omega!-Gritó señalandolo.

Y era por eso, el volvía a tener la culpa nuevamente.

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Había llegado una hora tarde, en los pasillos no había nadie.
Ingresé al salón de clases, viendo que el maestro beta dejó de hablar sobre el tema.

my sweet Omega Onde histórias criam vida. Descubra agora