Situación: Después de un largo día, por la tarde noche Chris y tu deciden estar juntos en la misma cama siendo un poco cursis. Pero si no hubiera sido por Han, nunca hubiera pasado lo qué ocurrió.
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Bangchan
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Y fue ahí cuando te supiste lo suertuda que eras.
Estaban ustedes dos solos en un cuarto casi obscuro sino fuera por las luces led moradas que abofeteaban su ojos descansando; tu sobre su pecho, escuchando su corazón bombear lentamente. Su respiración era profunda y sus grandes manos abrazaban tu cintura mientras que las tuyas reposaban cerca de tu pecho.
Sus suspiros chocaban contra tu cabello, por lo que abriste ligeramente los ojos y te removiste en tu lugar, pronto quedando muy cerca de su rostro.
Suspiraste.
¿Como podías tener un novio así de guapo?
Sus labios bien formados, su hermosa nariz; en fin, toda su belleza era tan etérea.
No pudiste resistirte, intuiste que estaba profundamente dormido; pues hace una noche estuvo dando vueltas por toda la cama, pero ahora yace ahí.
Te acercaste a escasos centímetros y los eliminaste en seguida de dar un sutil y pequeño pico sobre sus labios carnosos; no pareció darse cuenta, creíste.
Pero enseguida de eso esbozo una sonrisa aún con los ojos cerrados y con sus brazos te atrajo aún más a su cuerpo, compartiendo el calor de ambos. El aire acondicionado estaba muy alto y por alguna razón que solo Han sabe, no se puede mover de ahí.
Por lo que tenias un poco de frío y habías tomado una de sus sudaderas a escondidas; él no sabía pero estabas esperando una pequeña excusa para ponerte su ropa. Chris no se a dado cuenta, porque lo hiciste cuando él ya estaba cayendo de sueño.
Pero amabas su olor tan especial de su perfume versace cada vez que lo inhalabas.
—Mi amor —musitó en español, ocasionando que sonrieras de inmediato y movieras tu rostro hacia él—. ¿Lo dije bien?
—Tan bien que podría confundirte con alguien de ahí —bromeaste un poco, sintiendo como su corazón crecía conforme el tiempo.
—¿Confundirías a tu novio con alguien más? —siguió el ritmo de conversación que mantenías, en un tono muy suave y ligeramente ronco.
—Puede que confunda el perejil con el cilantro, ¿Pero a ti? —bufaste ligeramente, sintiendo como sus manos hacían presión en tu cintura— jamás, solo hay un Channie en este mundo.
Su corazón estrujo fuertemente; estaban siendo tan cursis el día de hoy pero odiaban confesarlo: les encantaba.
Fue en ese lapso que dejó de mantener sus ojos cerrados a mirarte por primera vez en toda la conversación conectando almas, observándote tan profundamente con esas perlas tan preciosas que estabas por colapsar.
Sus ojos siempre destellaban cuando se trataba de ti.
Y siempre te lo hacía recordar.
Fue esta vez cuando él decidió inclinarse ligeramente hacia ti, uniendo sus belfos en un chasquido de dedos. Disfrutaban mucho darse ese tipo de amor y además de que él era un excelente besador, te encantaba ver cómo se ponía después de eso. Esta vez, llevaban un movimiento rotatorio: lento y preciso, pero poco a poco comenzó a subir esa tensión que existía.
Chan comenzó a aumentar la velocidad de sus movimientos haciendo que tú le siguieras; sus labios comenzaban a tornarse más húmedos que antes, deseando soltarse para tomar un poco de aire. Pero no, no ocurriría.
No sabes cómo amaba sentir esa presión en su boca, combinar respiraciones mientras que de vez en cuando se escuchaban pequeños gruñidos y más aún, cuando lo hacían sin distancia alguna.
En cambio, aún sin soltarse, subiste sobre su regazo y encorvaste ligeramente tu espalda, tomando entre tus manos su rostro hundiendose aún más lo que provocó que el mordiese tu labio a propósito en el acto suspirando.
Podían sentir muchas cosas ahora; él, ahora sentía tus frías manos recorrer tu cuello y tu peso contra él —lo cual, agradecía demasiado ya que podía sentirte mucho mejor— y le volvía loco que lo montaras al besarle pero hubo algo que no podía controlar...
Mientras tanto, sin querer queriendo, gracias a la fuerza en la que se besaban movías tu cuerpo de arriba abajo sobre el ocasionado inevitablemente, un roce en los puntos más sensibles que existía. Y bueno, digamos que...
Había un pequeño problema ahí abajo.
Se separaron por falta de aire, jadeando un poco; él hecho su cabeza hacia atrás tratando de mantenerse, reposando las manos en tus caderas mientras que escondiste tu rostro contra el hueco de su cuello, tus antebrazos se apoyaban contra la pila de almohadas en el que Chris estaba descansando.
Y de pronto te despegaste ligeramente y subiste la mirada encontrándote con algo que definitivamente sería tu nueva obsesión.
Su cabello estaba un tanto despeinado, su cuello alargado donde sobresalían toda su manzana de Adán y los labios, mantenían un color rojo.
De pronto, inclinó un poco la barbilla e hicieron contacto visual, te acomodaste sobre él con las manos apoyadas sobre su abdomen para encontrar equilibrio y tus piernas abrazando su cintura.
Él se mantenía con una sonrisa por supuesto. Enseguida, sus ojos comenzaron a vagar un poco más abajo de ti.
—¿Acaso conozco esa sudadera? —preguntó con gracia, riéndose un poco. Sus hoyuelos resaltaban tanto por esa sonrisa de dientes.
—Puede ser —musitaste desviando la mirada, como si pensaras algo—. ¿No es acaso la que compraste en Sydney?
Su abdomen se movió con gracias a la risilla que salió de pronto por sus labios y en un abrir y cerrar de ojos ya te encontrabas en rodeada por sus brazos. ¡Qué buena forma de perder el equilibrio!
—Si andas cayendo así como así por todos lados, alguien mas que no sea yo te atrapará —amenazo de forma amistosa, ¿Era aquello posible?
—Channie —musitaste mientras te acomodabas sobre él—, ¿Qué más pueden atrapar si tú ya tienes mi corazón?
Y el corazón de Chris aumento de latidos por segundo...
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Iré a tocar un poco de pasto 🏃♀️ ¿Qué les pareció?
Nueva meta: dejar de pensar en escenarios cursis en plena clase de física 😘
