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Lander

La carretera del pueblo es poco transitada. La alabanza que lleva rondando por mi cabeza desde hace unos días es lo único que se escucha por los alrededores.

...Porque su amor no se compra ni se merece su amor es un regalo de gracia se recibe...

Tarareo la alabanza. Es una de mis favoritas porque cierto es que el amor de Jesús no se compra y tampoco se merece, pero él ha sido tan bueno conmigo, aunque yo no lo mereciese.

...quiero conocer a Jesús, yo quiero conocer a Jesús, quiero conocer a Jesús, quiero conocer a Jesús ...

Detengo el auto lo más rápido que puedo ocasionando que mi cuerpo se abalance hacia adelante y luego choque contra el espaldar del asiento.

Apago la música que estaba a un volumen bastante alto, bajo del coche y la veo ahí, parada, en shock; tiene su celular en la mano. Me acerco a ella para asegurarme de que está bien.

—Elisa, ¿Qué haces en medio de la carretera?

—Yo... yo...—sigue agarrando su celular con demasiada presión y al ver que dirijo mi mirada hacia él, lo afloja—, yo solo estaba distraída.

La quedé mirando sin decir nada y lo que vi en su mirada no me gusto, era miedo, preocupación.

—¿Quieres que te lleve a tu casa? —me percate de que observó alrededor de la carretera.

—Ya casi llego.

—Casi te echo el carro encima, lo menos que puedo hacer es dejarte en tu casa y así me cuentas que te pasa, te ves preocupada.

Un suspiro agotador y profundo salió de lo mas profundo de su ser, se quedó viendo su celular alrededor de unos segundos—. Los exámenes se acercan y estoy un poco estresada.

Mentía, algo en mi interior me decía que estaba mintiendo, pero no dije nada.

Me podía ver en la pupila de sus ojos color marrón oscuro, le sonreí y ella devolvió la sonrisa, algo tímida.

—No creo que seguir en medio de la carretera sea buena idea, ya sabes, quedar como botella aplastada no es muy alentador—sus labios se curvaron un poco más.

Abrí la puerta del copiloto, ella subió y dejo su mochila en sus piernas, luego subí yo por la puerta del conductor.

—¿No me contaras la verdad? —voltio a ver al exterior evadiendo lo que había preguntado, supuse que no lo haría así que me puse el cinturón de seguridad.

—¿Pones algo de música? —le extendí mi celular para que pusiese lo que quisiera.

Me gire hacia ella al ver que me estaba observando.

—¿Pasa algo?

El auto se llenó con el sonido de la alabanza que yo estaba escuchando antes, supongo que solo le dio reproducir a la última canción escuchada.

...Mi orgullo me saco del jardín, su humildad puso el jardín en mí...

Me percate de la tristeza en sus ojos. Entonces cambio de alabanza.

¿A quién podre engañar?

¿Cómo podre esconder?

La falta que me haces Dios

Por mas que hago el bien

Sé que no estoy bien

Siento un vacío en mi corazón

¿Cuántas veces me has llamado?

Y mil veces te he ignorado

Tu amor no se ha cansado

Esperas por mí

Perdóname, Señor, Jesús

Se que esperas más de mí

Se que esperas más de mi...

Elisa

Una lagrima rodo por mi rostro y me di cuenta de lo mal que estaba, de la necesidad que tenia de un acercamiento con el Padre.

Ya no podía más, necesitaba soltar todo lo que me agobiaba, y sin darme cuenta estaba llorando a moco tendido, no podía controlar las lágrimas, mi pecho dolía, sentía que todo esto me estaba ahogando.

Lander detuvo el auto, sabia que estaba llegando a casa, pero no podía bajarme en este estado, no quería que mi madre me viera así, me preguntaría que me pasaba y no sabría que decirle.

Trate de cubrir mi rostro y detener el llanto pero no podía.

¿A quién podre engañar?

¿Cómo podre esconder?

La falta que me haces Dios...

La alabanza seguía sonando y cada una de sus palabras me dolía porque sentía que era justamente lo que me pasaba, me hacia falta poder desahogarme con Dios, me dolía saber que Jesús había dado su vida por mi y yo le había fallado, me dolía saber que me había alejado, pero me dolía mas saber que muchas veces me había vuelto a llamar y yo no le había escuchado.

—Escúchame, Elisa —dijo Lander mientras me quitaba las manos del rostro—No se que es lo que te está pasando, no sé cuáles son tus problemas, pero ten presente que los brazos de papá están abiertos y te esta esperando, esta esperando que su hija vuelva a casa.

Solo tienes que tomar la decisión, ve a los pies de papá y cuéntale lo que te pasa—mis lagrimas no paraban de salir —está esperando que confíes en él.

Perdóname, Señor, Jesús

Se que esperas más de mí

Se que esperas más de mi...

Si necesitas a alguien con quien hablar aquí estoy yo.

No puedo—limpie mis lagrimas—me... me da vergüenza.

—Entiendo, pero si en algún momento necesitas desahogarte, recuerda que cuentas conmigo y recuerda que Dios te esta esperando.

—Lo sé, pero no se como volver, tengo miedo a ser juzgada.

—Nadie te va a juzgar por volver a los pies de Cristo.

Pero si lo harían si se dan cuenta de todo lo que hice, no todos, pero si más de alguno me tacharía de desvergon...--me doy cuenta que estoy hablando de más.

—Todos nos equivocamos y nadie tiene la autoridad de juzgar, solo Dios puede hacerlo y te aseguro de que no lo hace. Dios es un Dios de amor y te ama, nos ama a pesar de nuestros errores.

—Debo irme.

—Está bien. Si necesitas algo solo házmelo saber—iba bajando del auto cuando me hablo de nuevo—: Elisa.

—¿Sí?

—¿Quisieras ir al culto esta noche?


Nota: Este capitulo ha sido uno de mis favoritos, no se cuantas veces hemos pasado por problemas donde pensamos que no tenemos salido pero recordemos que Dios esta ahí, con nosotros, no estamos solos. 

Dios les bendiga. 

Att: Erica Sierra.

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⏰ Última atualização: May 04, 2023 ⏰

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VOLVIENDO A LOS BRAZOS DE PAPÁOnde histórias criam vida. Descubra agora