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20 de septiembre de 2020
13:30 am

El miedo carcomía a Bang Chan, tanto su frente como sus manos y cuello sudaban de una manera excesiva. Los latidos de su corazón resonaban en sus oídos, y su respiración se volvía pesada pero agitada a la vez. ¿En verdad mercía ese destino? ¿En verdad había sido tan malo?

Cuando Chan tenía 8 o 10 años, nunca se habría imaginado con los ojos vendados, las heridas palpitantes y con su vida colgando de las manos de tres locos que lo mantenían preso. Definitivamente nunca se imagino un destino tan cruel. Así como Minho nunca se imaginó que sería violado y después convertirse en los asesinos más buscados. Así como Jisung nunca imaginó que lo secuestrarían y se dedicaría a matar mientras come carne humana. Así como Hyunjin nunca imaginó que mataría a su hermano y escaparía de su casa para toparse con dos chicos igual de locos que él. Así sucede, cosas de la vida.

No había mucho espacio en el bosque, por lo que, una vez tenían a Chan con los ojos vendalos, lo olbigaron a camirnar.

Caminaron y caminaron, logrando ubicar su cabaña, cabaña que se había vuelto algo significativo para ellos. No se creían capaces de matar a alguien en algún lugar que no fuese su pequeña cabaña.

Después de tanto tiempo, llegaron a su anhelada cabaña.

— Hemos llegado. ¿No estas emocionado, Chan? —Comentó burlón Hyunjin, recibiendo un quejido por parte del chico.

Los chicos lo metieron a la cabaña, lo amarraron a una silla y se dispusieron a empezar con su tortura.

Minho sacó unos cuchillos que guardaba siempre en un pequeño bolso que siempre cargaba con él, aquel bolso era indispensable. Era discreto y nada sospechoso.

Le entregó un cuchillo bastante filoso a Jisung, y una navaja a Hyunjin. Minho agarró un cuchillo n tan filoso, sino uno de sierra.

— ¡¿Q-qué me van a h-hacer?! —Tartamudeo Chan, al escuchar las risas traviesas de los chicos.

— Nada que no te vaya a doler. —Contestó Jisung.

Minho corto sus pantalones, dejándo parte de su piel descubierta, para que fuera más fácil generar los cortes en su piel pálida y nada vívida.

Un corte hizo que Chan saltara debido al repentino dolor punzante en su muslo. Los chicos se rieron de su reacción.

<Divertido.> Pensó Jisung.

<Interesante.> Pensó Hyunjin.

<Emocionante.> Pensó Lee Know.

Uno que otro corte hacían que Chan gimiera de dolor, y gracias a un corte que hizo Jisung, lo suficiente profundo como para matar a una persona de haberse enterrado en el pecho, pero fue en la pierna, hizó que Chan soltara un alarido lleno de agonía. Aquel corte causo una hemorragia que en cualquier momento lo mataría. Pero eso no se había acabado ahí.

Cuando Minho iba a hacer otro corte en la pierna del contrario. Todos se quedaron apralizados al escuchar toques en la puerta de su cabaña.

Jisung y Hyunjin le entregaron el cuchillo y la navaja a Minho para que las guardara, y este así lo hizo, guardando también el cuchillo que este estaba utilizando con Chan.

Por el otro lado, Bang Chan se llenó de esperanza, aunque estaba más esquelético de lo normal, pálido debido a que no había comido nada en días, y débil como una combinación de estas dos consecuencias de su secuestro.

<Tal vez no esté jodido aún.> Penso Chan, esperando a que tuviera razón.

> Penso Chan, esperando a que tuviera razón

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20 de septiembre de 2020
11:46

— Hoy es el día. —Dijo el pelinegro.

— ¿Crees que los encontremos? —Preguntó el menor.

— ¿Por qué no los encontraríamos?

— La policía no los encontró. ¿Qué nos hace pensar que nosotros si? Tal vez tenían razón, debimos quedarnos fuera del caso.

— ¡¿Es en serio Jeongin?! ¿Y dejar a tu novio en manos de esos despiadados? ¿A nuestros novios?

— Pero... —Fue nterrumpido.

— Nada, hicimos una promesa, y toca cumplirla. Por favor... No podemos rendirnos, no podemos, no ahora que estamos tan cerca. —Dijo Changbin, dejando que una lágrima se escape de su mejilla. Si supiera que esa persona por la cual tanto peleaba para salvar, esa persona que lo había lastimado y usado sin que él se diera cuenta, ya estaba muerta.

— Bien. Tenemos que seguir, por ellos. —Cedió Jeongin.

— Por ellos. —Repitió Changbin.

Y tras decir eso, los chicos se subieron al cohce del pelinegro, dirigiéndose hacía a quella cabaña que afortunadamente ya conocían y ubicaban.

El camino fue silencioso, lleno de tensión, estrés, nervios, ansiedad. ¿Y si salía mal? ¿Y si morían en el intento? ¿Y si no encontraban nada? ¿Y si estaban arriesgando sus vidas en vano? Todas esas preguntas resonaban en sus cabezas.

Una parte de ellos quería salir corriendo de ahí y nunca volver, pero la otra parte de ellos, quería tomar venganza, justicia. Querían que sufrieran no solo por las desapariciones de sus novios, no, nisno también por la de todas esas familias que ahorita estan con la cosntante duda y sufrimient de sí sus hijos siguen con vida. Querían pelear, pelear en nombre de los que no pudieron hacerlo por sí mismos, en los que fueron débiles, cobardes y vulnerables. Si, eso querían.

Cuando llegaron a la cabaña, se aseguraron de que llevaran defensa personal, y así era. Llevaron una sola pistola, la cual les había proporcionado Chan, cuando este quedó fuera del caso, decidió apoyar a los chicos. Hubiera ido con ellos, de no ser porque tuvo una emergencia de última hora.

Tocaron la puerta cuatro veces exactas.

¡TOC!

¡TOC!

¡TOC!

¡TOC!

No se oía nada, más que un gran alarido de dolor. Identificaron el grito como la voz de Bang Chan. El corazón de ambos se retorció, y el de Jeongin se comprimió, mandando un mensaje a sus lagrimales para que este dejara salir una que otra lágrima, las cuales rodaron por sus mejillas. Las ganas de vomitar se hicieron presentes. Querían acabar con eso ese mismo día.

Después de unos segundos de silencio -una vez que ya no escucharon el aullido desgarrador de Bang Chan-, escucharon pasos apurados. Minutos después, la puerta se abrió, mostrándo a tres chicos. Tres chicos que tanto habían estado buscando. Tres chicos que tanto dolor han causado.

Y fue ahí cuando lo supieron. "Nuestra venganza está más cerca que nunca."

WE ARE MANIACSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora