Querido Hannibal

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Querido Hannibal:

El invierno está a punto de irse y tu ausencia caló hasta los huesos, más que el clima. A pesar de que intenté guardar aquel último abrazo que me diste en la noche de fogata en el castillo Verger, previo a terminar las vacaciones, no fue suficiente. He comenzado a olvidar tu tacto y aroma. Te me escapas de las manos igual que la arena con la que juegas en la playa.
¿Comprendes lo complicado que fue para mí regresar a esa mansión? Me sentía sucio, culpable por algo que, prometo, sucedió sin intención. Pero sabía que esa era una oportunidad para hablar contigo luego de que ignoraste mis mensajes durante semanas.

Fracasé.

Me enteré de la “traición” de Beverly. La entiendo, de alguna manera, Alana y tú son sus amigos, lo fueron primero que yo. No puedo negar que su modo de realizar las cosas, no fue el correcto, ni tampoco que me dolió mucho distanciarme de ella.
Debí decírtelo antes que nadie, sin embargo, no supe cómo hacerlo. Temía que reaccionaras mal y mira el resultado.
Sinceramente, también me molesta que no hayas tomado la misma actitud con el imbécil de Sutcliffe, aunque ya de nada sirve volver este trago más amargo con eso.

Querido Hannibal:

Fui un estúpido. Gasté mis ahorros de medio mes en los chocolates que te obsequiaría en tu cumpleaños y ni siquiera pude dártelos.
Lo sabía, joder. Sabía que habías regresado con ella, pero no quise aceptarlo. Verlos abrazados y besándose fue otro de los golpes más fuertes que me han dado.
Me sentiría contento por ustedes si no supiera que es solo un teatrito. Nadie, jamás, te mirará igual que yo. Nadie te escuchará ni te valorará como yo. Perdiste todo eso gracias a tu maldito orgullo.

Querido Hannibal:

Te has ido.

Ojalá te hubieras llevado toda tu esencia, tus recuerdos y tu sombra contigo.
Me siento orgulloso de que estés en Jonhs Hopkins. Cumpliste tu sueño. Una lástima no poder festejarlo a tu lado.
Sé que eventualmente te encontraré en el camino a casa o en algún sitio de Maryland. Tal como me he topado a Alana, pese a que se cambió de preparatoria.
Siguen siendo pareja, supongo que por costumbre.

Te extraño, idiota. Incluso nuestros últimos momentos juntos, cuando olvidabas nuestra “tragedia”, te acercabas a mí en la biblioteca y todo era como antes, hasta que de pronto recordabas los problemas y te marchabas.

Todo sigue igual aquí. El grupo de los “raritos” aún seguimos a Margot como patitos.
No he vuelto a cruzar palabra con Bev. Es raro observarla y pensar que un tiempo fue quien me contaba la información que le confesabas…

Ese niño es para mí. No lo dejaré ir.

Estoy enamorado.

Es difícil creer que ella fue quien reveló lo que ocurrió en aquella fiesta.
Es difícil creer que dejó de ser nuestra cómplice.

Deseo con todo el corazón que seas feliz y que cumplas todas tus metas.
Algo me dice que tarde o temprano nos encontraremos de nuevo… Piensa, tú serás un psiquiatra y yo un perfilador criminal.
Pongo en duda el tener el amor necesario para aguardar tantos años por nosotros, pero nuestra pequeña y caótica historia fue buena, ¿no?

Esta es mi última carta. Las abandonaré en los lugares donde nos aconteció algo especial. Quizá un día encuentres una…, quizá nunca las leas. Está bien de cualquier forma. Las escribí para mí, ahora me doy cuenta.

Hasta siempre, Lecter.

Tu Will.

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