Capitulo IV

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♫ Moon Shadown ---- Cat Stevens

Kid estaba embelesado por la criatura tan magnifica que se encontraba por debajo de él, forcejeando para liberarse

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Kid estaba embelesado por la criatura tan magnifica que se encontraba por debajo de él, forcejeando para liberarse.

— ¡YA BASTA! — continúo gritando y forcejeando contra el humano de mayor musculatura, incomodo sentía como su torso era acariciado por los dedos ásperos de él.

— No puedo creerlo, ¿enserio eres real, no eres una leyenda como lo dicen todos? — en sus ojos había un brillo especial, uno infantil, como cuando su madre le contaba tan fantásticas historias marinas y este creía que eran reales. — Por favor, dime si eres real o solo una fantasía creada por mi cabeza.

— Pues si el golpe con la concha de mar te dio directo en la cabeza, supongo que si soy esa ilusión que tanto dices. — hablo con burla mientras movía sus brazos tratando de zafarse.

— ¡¿Fuiste tú?! — preguntó aflojando el agarre de sus manos contra la piedra, el mar les golpeo una vez más, esta vez aumentando su hostilidad a tal punto que le empujo lejos del tritón.

Law aprovecho la ayuda del mar para escapar, se sentó sobre la piedra y se lanzó al mar, con desesperación nado a gran velocidad, alejándose varios metros solo para asomar su cabeza y observar al humano apoyado contra las rocas, agarrando su pecho y recuperando el aliento perdido; se puso de pie para ubicar al tritón que salió despavorido. Eustass, con la limitada luz de luna era casi imposible encontrarlo, solo pudo divisar una bolita a lo lejos, con la esperanza de que fuese él grito. — OYE, ¿PUEDO VOLVER A VERTE AQUÍ MAÑANA?

Law refunfuñando sumergió su cabeza lentamente, hasta perder de vista ese horrible color de cabellera.

— al no recibir respuesta o alguna señal de afirmación volvió a gritar. — TE ESPERO EN ESTE LUGAR A LA MISMA HORA.

Con esas últimas palabras se recostó en forma fetal sobre la piedra, la camisa roja que traía consigo fue arrastrada por el mar, a pesar de haber sido azotado por las olas su collar se mantenía intacto, la perla bien protegida, era como si algo intangible los uniera.

— Dijo que quería la perla, si la mantengo conmigo de seguro volverá, maldita sea, ¿en qué momento comenzó a hacer tanto frío? — Froto sus brazos para generar un poco de calor, necesitaba de esa camisa, aunque estuviese empapada. Poco a poco el sueño le fue ganando hasta que perdió la noción del tiempo y del lugar donde se encontraba.

A la mañana siguiente Kid despertó en su cama de hotel, con un rubio a su lado.

— Hasta que despiertas Kid, ¿cómo se te ocurre quedarte dormido en un lugar como ese? ¿y si te hubieses ahogado? — golpeó con su dedo la frente caliente de kid.

— No empieces a regañarme, ya pareces mi madre, cierra las cortinas, la luz me está lastimando los ojos. — agarró la cobija y se tapó por completo la cabeza.

— No me cambies el tema, ¿cómo se supone que vamos a estar tranquilos si sigues cometiendo estas locuras?, agradece que te conozco como la palma de mi mano, supe donde buscarte. Deja de tomarlo como un ataque, nos preocupas.

Las serenatas provocan tsunamisWhere stories live. Discover now