Quackity estaba tan triste por el fallecimiento de su novio Luzu. No habia posibilidad de que el siguiera vivo y eso solo lo deprimia más.
*Jugador #137 acerquese al guardia mas cercano*
"Los pedos en los que me meto..."
____________________________...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
al final borre la parte ya q era mucho spam y no me gusta eso
error mío de no decir q no hicieran spam pero ya q
ahora si empezamos ugu
_
______________________________________
-¡EY! Dijo el oso golpeando la puerta para despues intentar abrirla.
Para su mala suerte, la puerta tenia seguro por lo cual lo unico que podia hacer era escuchar.
~
En un momento antes
En un cuarto lejano a los otros se escuchaban pieles chocando, adentro de este habian dos personas, un híbrido de pato y un castaño.
El hibrido de pato era todo un desastre, su pelo estaba desordenado, el gorro que tenia puesto estaba tirado al suelo, sus mejillas estaban rojas y la unica ropa que tenia puesta era una camisa blanca de mangas cortas con un sueter verde algo grande para el.
En cambio, el castaño tenia toda su ropa puesta menos su boxer y su pantalon rojo, estos estaban abajo de sus piernas a la altura de sus tobillos.
El castaño seguia dandole embestidas al menor sin importarle si este estaba cansado o no. Asi fue por vario tiempo hasta que ambos escucharon un grito proveniente de afuera de la habitacion
"¡EY!" Ese grito fue acompañado con unos golpes a la puerta.
Ambos supieron de quien era ese grito, era del mismísimo Rubius.
Quackity por un corto tiempo se sintio feliz y aliviado, el pensaba que Rubius iba a abrir la puerta y no le importaba si el lo veía de esa forma, ya lo habia visto asi y no con Luzu.
Para su mala suerte, su felicidad le duro muy poco al saber que la puerta no se abría.
-¿R-Rubius?- Dice el pelinegro con algo de difilculdad por la situación.
-¡ABRE LA PUERTA CABRÓN!- Gritó Rubius rasguñando la puerta y casi golpeandola.
-¿Y este quien se creé?- Dice Luzu en un tono bajo y molesto que Rubius no alcanzo a oir.