Capítulo 18: Fuego.

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 Damon se recostó contra la pared y se cruzó de brazos, necesitaba eliminar la energía que tenía demás y se sentía inquieto. Por suerte no tuvo que esperar por mucho tiempo. Luca era rápido, aunque estaba seguro de que Erín había notado su exceso de energía no deseada y le había metido prisa al muchacho. Lo siguió por los corredores en silencio hasta una sala bien equipada para un duro e intenso entrenamiento. Sin encender la luz, pues no la necesitaba, se internó en ella y en cuanto comenzó con los ejercicios se encontró como en casa, en apenas unos segundos volcó toda su concentración en lo que hacía olvidándose de Luca por casi por completo.

 Llevaban allí un par de horas y Damon se sentía frustrado seguía cometiendo errores mínimos en sus ejercicios, pero él sabía que esos errores le podrían costar la vida en una batalla. Bloquear el dolor de sus heridas con sus artimañas psíquicas no había sido la mejor de sus ideas. Tenía más fuerza de la debida y era más rápido de lo habitual, lo que no indicaba nada bueno. Debía corregir esos errores y descargarse cuanto antes. En su interior se reprochaba el haber esperado tanto tiempo para alimentarse y así poder curarse. Sus instintos básicos de supervivencia había tenido tiempo de sobra de sacar a relucir sus más primitivas habilidades y en alguien como él, una cosa así nunca era buena señal.

 Aproximadamente una hora más tarde, después de haber castigado su cuerpo de forma indecible había eliminado una parte considerable de esa energía y fue entonces cuando escuchó cómo se abría y cerraba la puerta de la sala. Pensó que Luca se había ido y decidió intensificar su ritmo de ejercicios. Con movimientos bruscos y rápidos se acercó al otro extremo de la sala, creyendo podría ser un momento oportuno para averiguar si su puntería también había sido afectada. Por muy poco consiguió evitar impactar contra el cuerpo de Caroline, que se dirigía con paso lento hacia la figura inmóvil de Luca, quien miraba con pasmo una de las paredes del lugar. Damon frunció el ceño desconcertado y su sopor no hizo nada más que aumentar cuando Caroline se colocó junto a Luca para observar la misma pared.

 Intrigado se acercó a ellos, queriendo saber que misterio entrañaba esa pared. Pero su desconcierto no hizo más que aumentar cuando se encontró con la figura de la pequeña Cristal acurrucada contra aquella pared profundamente dormida. Él podía verla con nitidez pero estaba seguro de Caroline no vería más que un borrón donde debía estar el cuerpo de su hermana.

 Vio como suspiraba, probablemente por el cansancio, y acto seguido se agachaba junto a su hermana. Con gesto rutinario se colocaba un mechón del flequillo de tras de la oreja, antes de empezar a zarandear el diminuto cuerpo de Cristal.

 -Cielo, despierta- la instó Caroline.

 A Damon la escena le parecía surrealista  no dejaba de preguntarse qué hacía allí la pequeña oráculo, que no daba muestras de despertar.

 -Luca ¿Puedes encender la luz, por favor?-preguntó la rubia harta de agitar a su hermana.

 Con movimientos algo rígidos y tensos el muchacho se acercó al interruptor y encendió la luz. La reacción de Cristal fue inmediata. Se retorció un poco, abrió lentamente los ojos y puso las manos frente a su cara para protegerse de la luz , dejando atónitos a ambos vampiros que no esperaban una reacción como esa, y menos después de ser testigos de lo profundo que debía de ser su sueño.

 -Cristal, no puedes dormir aquí ¡Venga, arriba!- dijo con exasperación en la voz mientras se levanta para quedar de pie frete a ella.

 La pequeña miró a su hermana con el ceño fruncido, casi parecía que no entendía las palabras de Caroline, casi. Frente a Caroline surgió una esfera de fuego del tamaño de un puño, que salió disparada hacia ella. Damon reaccionó apartándola con rapidez de la trayectoria de la esfera, que se apagó justo antes de colisionar contra la pared opuesta a esa.

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