XVI

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Alén y Alice se encontraban alistando para la boda de sus padres, la semana en la que habían dicho que no se tomarían preocupaciones pasó demasiado rápido, y ahora tenían la cabeza revuelta entre tantos pensamientos intensos.

-¿Cómo haces para difuminar las sombras? Lo único que logro es que se vea un parche disparejo - Alén llevaba quejándose del maquillaje unos diez minutos, y es que está vez quería lucirse para combinar su lado femenino y masculino, pero el maquillaje no ayudaba mucho- me rindo, ésto es demasiado difícil.

-Deja que te ayude -Alice ríe y toma una brocha para las sombras- ¿Nunca te has maquillado?

-Hace años, cuando era un niñita curiosa y antes de descubrir mi verdadera identidad

- Entonces, ¿No siempre fuiste así de ruda y masculina?- Alice maquillaba a Alén, tratando de resaltar sus facciones, sobre todos sus ojos bicolor.

- Bueno, siempre he sido rara -sonrie- me gusta lo femenino, pero claro que todos tenemos nuestro concepto de feminidad. En cuanto a mi carácter es por haberme criado con una manada de hombres pulgosos.

- Supongo que tienes razón, ¿Dónde está el delineador?

-Lo tienes en la mano

-Oh... -Alice iba a empezar con el delineado de Alén, pero ella le tomó la mano jalando un poco su cuerpo hacía ella.

-¿Estás bien? Desde la mañana es como si tuvieras la cabeza en las nubes

- Estoy bien, es solo que... ¿Estás de acuerdo con la boda? En unas horas seremos hermanastras oficialmente y esto se volverá más complicado, y no puedo dejar de lado mis sentimientos fácilmente. Y luego Tú actúas como si todo estuviera bien y...

-¿Y qué quieres qué haga? - interrumpe a la Vampiro - ¿Arruinar la boda de nuestros padres e impedir que se casen?... No podría hacer algo así Alice, no podemos hacer nada -el tono de la voz del ángel era serio y hasta cierto punto molesto.

- Entiendo - Se podía notar la molestia de Alice, no pensó que el ángel le respondiera de esa manera, así que no dijo otra palabra y termino de maquillarla en silencio, pero Alén se dió cuenta de la molestia.

-Oye colmilluda, no quise decirlo de esa forma y en ese tono, es solo que...

-Solo cállate

Unas horas después los tres "hermanos" junto con Leonore estaban saliendo de la casa, Damián ya se encontraba en la iglesia esperando a su futura esposa.

Ulmer vestía un esmoquin gris que se ajustaba bien a su cuerpo musculoso, mientras que caín tenía uno color azul marino que hacía resaltar su figura esbelta; el vestido rojo de Alice la hacía lucir espectacular, tan sexy con aquél escote y la abertura que dejaba ver una de sus piernas, por último está Alén con su esmoquin negro junto con unas zapatillas no muy altas del mismo color y el maquillaje del que Alice se encargó. Todos tan diferentes con una belleza y un poder único.
Subieron a una camioneta que habían rentado y se dirigieron a la iglesia, había demasiados hombres lobos e incluso manadas enteras, también se podía percibir la presencia de unos cuantos vampiros.

- ¿Porque hay vampiros? -pregunta Alén

- Leonore y Alice tienen sus contactos supongo, a pesar de que Leonore no es vampira -dice caín- solo controlate cuando entremos a la iglesia

-¿Piensas que le reclamaré a dios por desterrarme del cielo? -sonrie.

- Bueno, eres capaz -señala la iglesia - ahí adentro es como un campo minado

-¿Por qué? -esta vez pregunta Alice, es inevitable que su curiosidad no gané

- Las iglesias o lugares dónde alaben este tipo de figuras sirven como portales entres el cielo y la tierra. Aquí todo el mundo celestial de alto rango nos observa - explica Alén mientras los cuatro caminan para entrar a la iglesia y tomar asiento - hay que tener mucho cuidado y no decir cosas que puedan darles pista de algo prohibido

- Te refieres a...

-Es mejor no hablar - interrumpe a Alice para quedar en silencio.

Unos cuarenta minutos después Damian se encontraba besando a su ahora esposa Leonore, todos tenían una sonrisa de oreja a oreja, claro que menos dos chicas.

-Podrias disimular un poco tu descontento- dice Alén

- Dile eso a tu cara, es como si estuvieras oliendo mier...

-Alice...

-¿Si mamá? - nuevamente la interrumpen.

- Ustedes cuatro vayan primero al jardín de la fiesta, Damián y yo llegaremos después.

-Esta bien

Nuevamente subieron a la camioneta rentada y fueron al jardín dónde sería la fiesta. Era un jardín hermoso, la decoración de flores lilas y moradas junto con las luces cálidas eran como estar dentro de un cuento de hadas, había un pequeño lago con un puente y un quiosco después de cruzarlo. La gente empezó a llegar y pronto todos estaba degustando el plato fuerte del menú.

- La gente no deja de mirarnos -dice Ulmer.

- Claro, somos una mezcla algo rara, dos lobos, un ángel caído y una vampira siendo hermanastros no es algo que se ve todos los días -habla Alice para después seguir comiendo.

- Deberían disimular, es incómodo- se queja Caín

Cuando el sol se metió el ambiente empezó a tornarse de una verdadera fiesta, la música sonando a todo volumen y la gente bailando en la pista de baile era algo muy entretenido de ver para Alén. El ángel estaba sola en la mesa, todos los demás habían ido a bailar y a convivir, sin embargo, su atención se posaba en aquella vampiro con vestido rojo. Su cabello castaño moviéndose por los movimientos tan delicados y precisos, su maldita sonrisa tan perfecta adornada de un par de colmillos.
Cómo si estuviera bajo un hechizo Alén empezó a caminar hacía Alice, sus manos ardían por la necesidad de envolverlas en aquella cintura y sus ojos suplicaban ser vistos por la vampiro. Cuando Alice se dió la vuelta choco con Alén quién la sostuvo por la cintura y mostró una sonrisa inexplicable.

-¿Qué haces? -la Vampiro todavía estaba molesta, pero no podía ocultar su sorpresa por tal acción- suéltame alguien nos puede ver

-Todos están concentrados en los novios -se acerca al oído de Alice y susurra- Por favor, baila conmigo

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Alice, quién miró a los ojos bicolor de Alén.

- ¿Acaso estás jugando conmigo? Primero me evades en toda la ceremonia y comida, para después venirme a seducir de esta forma -sonrie- enserio que estás loca.

-Es solo qué...

- Cállate y abrázame

Ambas juntaron sus cuerpos, las manos de Alén tenían sujeta la cintura de Alice mientras que los brazos de la castaña estaban posados en los hombros del ángel, la música empezó a ser lenta y empezaron a disfrutar de aquel Valls. Detrás de toda la gente que veía como bailaban los novios, la vampiro y el angel se dejaban llevar por sus sentimientos.

- No sé que carajo me hiciste colmilluda, siento que mi corazón se saldrá de mi pecho- la voz del ángel era dulce y rozaba el oído de Alice.

Cómo si de un balde de agua fría se tratara, los aplausos y gritos las hicieron volver a la realidad así que con prisa se separaron y soltaron unas risillas. Después de eso el ángel se unió a la fiesta para sacar su mejores pasos de baile.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora