❝En el verano de 1982 un par de jóvenes iniciaron una tormentosa relación basada en una habilidad sobrenatural y el delirante deseo de matar.
Francisco Gonzales, un chico popular, y José Carioca, un adorable excéntrico, se tropiezan en el turbio am...
Notas de autor: Se me esta haciendo costumbre escribir capítulos demaciaaaado largos, espero que eso signifique algo bueno o que alguien los lea jaja me conformo con que alguien los lea.
Una parte del capitulo esta mal escrita y desordenada apropósito, por el contexto es fácil de adivinar, pero lo menciono de todas formas.
Conteo de palabras: 7267
Advertencias de este capitulo: Trauma emocional. Trauma infantil. Muerte de un personaje. Descripción gráfica de violencia. Chantaje y manipulacion emocional.
Como advertencia adicional, solo quiero decir que los personajes son personajes solamente, uno de los cuales esta completamente loco y el otro es un megalomaniatico. Nada de lo que digan o hagan debería ser replicado en la vida real ni representa los pensamientos que tenga yo como autora.
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Pienso...
Es una sensación extraña, como si no tuviera cuerpo, como si solo fuera bruma flotando en el espacio y el tiempo. Como ser, pero no estar. Me pregunto que soy ahora; un mero recuerdo, un mero pensamiento. Me pregunto en dónde estoy.
Veo a José. Noto que su apariencia es de hace meses, cuando recién nos conocimos, con su cabello largo hasta el mentón y un tono menos vibrante de verde. Está preparando algo en la cocina de su apartamento, ahora lo sé. Antes no habría reconocido el lugar en donde estaba, pero ahora sí y me pregunto por qué. Está cocinando huevos revueltos en una sartén vieja.
Un hombre entra apresurado por la puerta de entrada. Lleva una enorme mochila de viaje a cuestas y tiene apariencia nervuda. Es relativamente mayor, a lo mejor entrando a los cuarenta. No lo había visto antes en mi vida.
José y el hombre hablan, pero yo no puedo oírlos. Estoy ahí y no estoy.
José recibe al hombre con una enorme sonrisa, sirviendo la comida en platos de cerámica. En la escena todo luce hogareño, desde la comida, el diseño de flores de los platos, el cálido sol del medio día que entra por las ventanas, el mandil a cuadros que está usando José. Todo es aparentemente lindo y familiar, debería parecérmelo, pero no es así. Hay algo mal. Hay algo malo.
La sonrisa de José es falsa. El hombre no lo ha mirado a la cara ni una sola vez desde que llegó, está evitándolo.
José señala con un cucharon hacia la mochila del hombre. Este se pasa la mano por el pelo, deja el equipaje de lado, sobre el sofá y al fin mira hacia su hijo.
¿Su hijo?
El padre le dice algo con expresión adusta, no lo escucho, pero reconozco en su boca el "tengo que hablar contigo". La sonrisa de José se borra de su cara, dejando paso a la duda y a la sorpresa.
El hombre se acerca a él y le pone ambas manos en los hombros, queriendo interpretar un momento intimo entre padre e hijo, lo cual es difícil porque aún le cuesta mirarlo a los ojos. Evita hacerlo todo lo que puede, parece temeroso. Entonces invita a su hijo a sentarse en el sofá.
