1# Un Encuentro Inesperado

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Hace mucho tiempo atrás, en la era antigua, incluso mucho antes del periodo Sengoku, antes de que los exorcistas fuesen conocidos, antes que las llamadas maldiciones se unieran... Incluso mucho antes que él mismo rey de las maldiciones Ryomen Sukuna fuera conocido como él más fuerte de todas aquellas entidades, por qué después de todo incluso él rey de lo sobrenatural también fue humano alguna vez.

El ser un humano significaba que incluso él alguna vez tuvo un corazón, y como tal ese corazón también fue cautivado por la más traicionera de todas las emociones; quien hubiera imaginado que él hoy en día conocido Ryomen Sukuna en el pasado atrás su propia humanidad hubiera vendido no por la sed de poder infinito, si no por el deseó de un amor que no era permitido, un amor prohibido, pues él que un humano y una maldición se hubieran enamorado era algo que nunca jamás hubiera sido aceptado; ni por los humanos, ni por los otros espantos, pues para ambos bandos está simple idea era algo completamente inaudita.

Esto sucedió hace muchos siglos atrás, cuando un humano se enamoro de una de las que eran las 7 maldiciones originales también conocidos como los pecados originales o progenitores malditos; en un mundo donde había tantos humanos y aquel hombre había decidido enamorarse de a quién conocían anteriormente como " La Reina De Las Llamas Malditas"

Siglo ????
Mucho Antes Del Periodo Sengoku:

En lo que eran las planicies de un antiguo Japón se podía observar como un gran grupo de individuos marchaban a la batalla, soldados con lanzas y espadas en mano listos para luchar en nombre de su señor, entre sus filas marchaban varios jóvenes quienes eran llevados a la batalla, algunos que valientemente se habían ofrecido como otros que contra su voluntad habían sido traídos.

¡Apresuren el paso, a este ritmo no llegaremos antes del atardecer!—  decía un hombre, este llevaba una armadura samurai de color negro e iba montado sobre un caballo; a su lado iban otros tres hombres también con armadura y montados en equinos.

Señor le recuerdo que muchos de los hombres que llevamos nunca han tomado un arma en su vida, mucho menos peleado— respondió uno de los hombres de armadura.

Concuerdo, también muchos de ellos son jóvenes, hice un recuento y más de la mitad de los hombres que nos llevamos del pueblo anterior ni siquiera cuentan como hombres, apenas son chicos que no pasan de los 13 a los 14 años— declaró con cierta preocupación otro de los que eran los cabecillas.

Cómo si me importara, solo son un montón de peones sacrificables— dijo él que era el jefe del grupo— después de todo, por qué creen que los llevamos en la primera fila, si algo sale mal los usaremos cómo escudo humano para poder escapar— dijo sonriendo de forma retorcida, dándole un golpe con el fuete al caballo acelerando así el paso de la marcha.

Mientras estos aceleraban en los puestos de las últimas filas marchaban un grupo en donde entre los más jóvenes se encontraba un chico de cabellos rosado plano, este con una mirada completamente indiferente a lo que estaba sucediendo.

Que molestia... Es obvio que estos tipos nos llevan para ser su carne de cañón— pensaba observando a los sujetos con recelo desde atrás—  stk...— chisteo los dientes— malditos, se creen mucho por tener dinero, pero al final incluso yo soy capaz de matar a unas sanguijuelas cómo esas.

Mientras continuaban con su marcha aquel joven podía escuchar a la perfección los lamentos de los demás.

*No quiero morir... no quiero morir... NO QUIERO MORIR...*

*¡MAMA POR QUÉ ME ABANDONASTE!!!*

*No quiero, no quiero, no quiero*

*Cuando todo inicie simplemente me esconderé y luego me largare...*

El Amor Perdido De Sukuna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora