capitulo 1

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Taemin se removió de pie tras el alto mostrador del banco. Estaba separado de los clientes por una lámina de cristal claro con un agujero en la parte de abajo a través de la cual podía deslizar billetes y ellos podían deslizar tarjetas. El hombre al otro lado del cristal estaba sudoroso, era, sucio y grosero. El cristal no hacía nada por evitar que el aliento fétido llegara al lado de Taemin. El cajero aguantó la respiración, inclinándose ligeramente atrás hasta que el hombre se fue y aún podía oler las cebollas rancias que había comido. Taemin quería vomitar pero no lo hizo. Se echó atrás el cabello castaño claro y sonrió al siguiente cliente, siempre profesional.Desearía poder decir que le gustaba su trabajo, pero no era así. De hecho, lo odiaba.Era un pequeño banco en una ciudad pequeña. El trabajo era tedioso y aburrido. El gerente era un imbécil condescendiente, que mandaba en el banco como si fuera el rey y todo fuera su feudo. Además, aunque algunos clientes eran personas muy adorables, muchos pagaban sus problemas con él. Entendía lo duro que era, pero no era culpa suya que no les pagaran el viernes, no era culpa suya que tuvieran un descubierto en sus cuentas, no era culpa suya que el banco les cobrara comisión, y no era culpa suya que tuvieran que esperar tres días para cobrar sus cheques. Era como funcionaban las cosas. Pero de alguna forma, los clientes enfadados querían hacerlo responsable personalmente por todos sus problemas financieros.

 El estómago de Taemin se apretó cuando la siguiente mujer avanzó de forma agresiva a su ventanilla. Tenía un sedoso cabello rubio platino y tocó el cristal con sus uñas acrílicas para llamar su atención, actuando como si él fuera un pez en una pecera. Era joven, a principio de sus treinta, pero vestida de una forma que intentaba parecer mayor. Llevaba mucho pintalabios, delineador por fuera de sus labios para hacer que parecieran más grandes. Podría haber sido bonita si no fuera tan zorra. La había atendido varias veces antes y ella había sido increíblemente maleducada y le maltrataba verbalmente cada vez. Taemin intentó saludarla educadamente mientras ella empujaba su tarjeta de débito por debajo de la ventanilla.

Ella le ignoró y declaró:


–Vuestro cajero está roto. No me da mi dinero. Necesito quinientos dólares inmediatamente.Él se giró hacia su ordenador, pasó la tarjeta y empezó a teclear la información.


–Sí señora, sólo espere un momento mientras compruebo su cuenta.


Taemin paró mientras miraba la cuenta con una gran cantidad al descubierto. Habló suavemente: 


–Um, señora, parece que no tiene suficiente dinero en la cuenta actualmente para cubrir esa cantidad. 

Le pasó un impreso con el balance negativo discretamente para no avergonzarla delante de los otros clientes. Ella miró el papel y le miró con desdén. Su voz sonó con desdén:

 –Estúpido tonto. Debes haber cometido un error. Compruébalo de nuevo.

El chico inclinó la cabeza educadamente y tecleó en el ordenador, comprobándolo de nuevo aunque sabía muy bien que lo había introducido todo correctamente. Imprimió otro papel con el número de su cuenta, nombre, y el balance en negativo y se lo pasó sin una palabra. Él la miró a través del cristal con calma. Las cejas pintadas de ella se arrugaron y le miró con desdén, 


–Tráeme al gerente, bobo incompetente.

Taemin podría haber discutido con ella pero no lo hizo; no valía la pena. Llamó al gerente y se removió sobre sus doloridos pies de nuevo. Todo el tiempo que la mujer estuvo esperando siguió exhalando y haciendo ruido con las uñas en la mesa por la impaciencia, sus labios rojos curvándose mientras resoplaba de enfado. Estaba armando jaleo. El resto de los clientes en la cola le lanzaron miradas sucias ya que ahora se veían obligados a esperar con el único otro cajero trabajando.La cola ahora se movía con el ritmo de un caracol, pero empezaba a disminuir. Taemin miró el reloj, eran poco después de las cinco. El banco cerraría en cualquier momento. Casi había acabado. El corpulento gerente finalmente llegó y en cuando él la saludó ella le bombardeó con una descarga de insultos sobre Taemin y el banco y como ella se iba a llevar sus negocios a otro sitio si no dejaban de cometer errores como ese. A Taemin le habría gustado decirle que no dejara que la puerta le golpeara en el culo al salir, pero se aguantó. Ya había aprendido que "el cliente siempre tiene la razón", sin importar lo grosero u ofensivo o equivocado que sea realmente el cliente.

CRIMINAL -2min-Where stories live. Discover now