Capítulo 20

333 26 3
                                    

Aparentemente, estamos a salvo en este... ni siquiera sé donde estamos.

Quizá fue un local para ocio hace mucho tiempo. ¿Cómo se llamaban estos lugares? Hm... Ah, sí, "bares".

Hay mesas y sillas de madera, extremadamente anticuadas y destrozadas por el devastador efecto del paso del tiempo.

La poca luz que ilumina la habitación es una linterna que Andrés ha encendido.

-No estamos a salvo aquí. Si nos han visto entrar, vendrán a por nosotros- dice Justin. Su voz temerosa hace eco por las paredes, dándole un efecto profundo y serio.

-Preparad las armas- dice Andrés a aquellos que hemos conseguido escondernos, que, por desgracia, somos muchos menos de los que emprendimos el viaje.

Se escucha a la gente subir sus armas en posición amenazadora, y cargarlas.

El primer sobresalto llega con una bala que se estrella con la puerta de metal de nuestro clandestino escondite, dejando la forma marcada en esta, pero sin traspasarla.

-Es un callejón sin salida- murmura Honorio apesadumbrado.

-Los niños y todos aquellos que vayan desarmados, id a la parte de atrás.- ordeno.

Hay un cambio de filas, y todos los armados nos colocamos frente a la puerta, con el miedo esparcido por el aire, pero el valor corriendo como sangre por nuestras venas.

Otra bala se encaja en la descascarillada puerta.

Y otra.

Entonces llega el caos.

Ahora los disparos atraviesan el metal, pero por suerte nadie es golpeado aún.

Los cerrojos empiezan a ser abiertos desde afuera. Es el momento de la acción.

Tenso mi brazo mientras agarro el arma con fuerza.

Cuento los segundos que tardarán en abrir las puertas mentalmente.

Tres... Dos... Uno.

Las balas vuelan en todas direcciones, la gente cae al suelo abatida, de ambos bandos.

Es una masacre. Nadie puede ganar esta batalla.

Disparo sin piedad a los soldados vestidos de blanco, dejando tras las balas, manchas oscuras de sangre en sus impolutos y neutrales uniformes.

Por suerte, son muchos menos de los que me esperaba.

Tan sólo queda uno, tendido en el suelo, pidiendo clemencia. Pero no escuchan sus súplicas y le disparan.

Evito mirar como muere el hombre, sé que ha intentado matarnos, peor al igual que los otros murieron en justicia, él... él ha muerto sin defensa posible. Y eso nos convierte a nosotros en ellos. Unos despiadados.

-Cambiad vuestras armas por las de los soldados, los que vayais desarmados, tomad unas pistolas, y no olvideis registrarlos para encontrar munición- le dice Justin a los supervivientes.

Justin. Él está vivo.

Me acerco a él y le abrazo con fuerza. Es superior a mí el tener que rezar por no encontrarme su cadaver cada vez que algo malo sucede.

Andrés y Honorio también están bien.

Sólo unos tres hombres y una mujer, yacen en el suelo, sin vida.

Cuando salimos del local, nos encontramos con algunos revolucionarios que han sobrevivido al ataque sin esconderse.

Los abrazos surgen en todas direcciones.

Tras las sombrasTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang